Los mortales ingredientes de Mr. Crones: el envenenador anarquista
/«Querido jefe de policía: Veo que todavía estás detrás de mí. ¿Por qué no vienes por mí? Quizás te pueda dar un poco de sopa. Algo ocurrirá pronto. Cómo deseo tener algún viejo arzobispo o juez para darle la sopa. Próximamente tendré un arzobispo de invitado. Mira mi huella, siempre vuelvo a nacer, quizás cuando vengas a buscarme te haga volar conmigo»
Jean Crones
Durante las Navidades de 2016, y a través de un comunicado, el proyecto «Némesis Verde» de la Federación Anarquista Informal (FAI/FRI) informó que desde el 22 de diciembre y hasta el 5 de enero envenenaría productos de trasnacionales Nestlé, Coca-Cola, Unilever y la griega Delta (1) con lejía (sales de cloro) y ácido clorhídrico (2); repitiendo la tentativa emprendida por esa organización en el 2013 (3). Estas acciones, y a miles de kilómetros de Grecia, tuvieron su antecedente hace cien años, con un trabajador italiano que emigró de Colonia (Alemania) a la Gran Manzana y cuyo nombre todavía retumba en los oídos policíacos.
El 12 de febrero de 1916, en el comedor del Club Universitario de Chicago (EE. UU.), y aprovechando el natalicio del expresidente Abraham Lincoln, se celebró un banquete en honor al arzobispo de la ciudad, George Mundelein, al cual asistieron trescientos invitados, entre ellos sacerdotes católicos, banqueros, el gobernador de Illinois, Edward F. Dunne, Charles Deneen y el exalcalde de la ciudad, Carter Harrison Jr.
Mundelein nació en 1872 en un vecindario de inmigrantes pobres de la clase obrera, el Lower East Side de Manhattan, y creció en albergues y viviendas de expatriados. Hijo de un padre alemán y una madre irlandesa, su doble herencia étnica fue la principal razón para que en 1915 el joven obispo de Brooklyn fuese elegido para dirigir la archidiócesis de Chicago, una ciudad industrial llena de diversidad y conflictos étnicos, incluso entre católicos. A la edad de 43 años, Mundelein era el arzobispo americano más joven de su tiempo. A lo largo de los años, el jefe de los católicos en Chicago resultó ser una importante voz del reformismo obrero, aliado del New Deal de Franklin D. Roosevelt.
Durante la velada, el plato principal del encuentro fue una sopa elaborada, entre otros, por un joven ayudante de cocina proveniente de New York llamado Jean Crones, quien aprovechando el descuido del chef vertió arsénico en las ollas donde se cocinaba el plato principal. Al momento de empezar a comer, un número indeterminado de comensales empezó a vomitar y sufrir malestares físicos. Debido a la algarabía, el envenenador se dio a la fuga sin poder acabar su plan.
UN PLAN QUE FRACASÓ
Hay tres teorías que tratan de explicar las razones del fracaso. La primera de ellas, es que al haber más asistentes (asistieron 16 invitados inesperados), el arsénico se diluyó. La segunda, es que otro cocinero pensó que la sopa de Crones se había dañado vertiendo en el excusado las calderas envenenadas. La tercera es que un médico, al ver los primeros síntomas, acudió a la cocina a preparar un emético de mostaza que dio a los afectados. (4) Casualmente, las tres explicaciones contribuyeron a que el atentado no tuviese una víctima fatal.
Jean Crones, al cual la prensa bautizó como el «sopero anarquista», según el historiador Paul Avrich, es el seudónimo usado por el italiano Nestore Dondoglio, cercano a los círculos ilegalistas partidarios de la acción directa de Luigi Galleani. Poco se sabe de su vida, pero se cree que en el momento del ataque era un veinteañero que había trabajado anteriormente como cocinero en el Hotel Binghamton de la Gran Manzana. Cuando su habitación de South Side fue allanada por la policía, los agentes incautaron una biblioteca con literatura libertaria, un laboratorio y una serie de cartas en las que reivindicaba el acto.
Lo que siguió a continuación fue una parodia de persecución policial. La declaración de responsabilidad produjo una serie de cartas enviadas a comisarías y periódicos en diferentes ciudades y pueblos de la extensa geografía norteamericana. Durante siete años, se enviaron varios comunicados a diferentes órganos de comunicación, en los que amenazaba a la policía y, como suele ocurrir en estos casos, más de un «buen ciudadano» lo vio caminando en la penumbra de la noche o incluso vestido de monja.
SE DESATA EL PÁNICO
«El pavor era tan grande que, durante la celebración del Día de San Patricio, los católicos de Chicago del Irish Fellowship Club contrataron a un catador de comida oficial para su banquete anual»
Un mes después de los hechos, el pavor era tan grande que, durante la celebración del Día de San Patricio, los católicos de Chicago del Irish Fellowship Club contrataron a un catador de comida oficial para su banquete anual. Y ello sin mencionar las noticias sensacionalistas que hablaban de su inminente captura, cartas de suicidio o los mensajes amenazantes que aparecieron en baños de restaurantes.
No obstante, la acción del anarquista generó polémica entre sus afines. El anarquista Alexander Berkman, desde las páginas de The Blast, negó incluso que existiese el tal Crones, afirmando que era «un viejo truco de la policía de Chicago» (5) para atacar a los círculos libertarios y radicales. Otros, sin ningún argumento, especularon de su amistad con la viuda del regicida Gaetano Bresci (6). Mientras que Ben Reitman, el célebre «Dr. Hobo» que supuestamente lo entrevistó, afirmó que el cocinero le confío el leitmotiv de su acción:
«Yo te diré porqué la Iglesia católica está en contra de la ciencia y la clase trabajadora. El prelado mantiene a la gente pobre en la ignorancia. En Italia y España, los trabajadores no tienen ninguna educación y ellos son responsables de ello. Los ricos que asistieron al banquete eran inescrupulosos agentes del capitalismo, que apuñalan y oprimen al pobre; eran gordos que babeaban vino sobre sus platos de siete dólares. Ellos son enemigos malditos del proletariado. La iglesia, los políticos, el ejército, la policía, los empresarios —todos ellos presentes en el banquete— se merecían ese castigo, incluso la muerte, hay que asustarlos como yo lo hice».
Esta supuesta confidencia de Crones a Reitman le valió a este último varios interrogatorios policiales, al igual que el periplo judicial que tuvo que afrontar el vecino de habitación y compañero de ideas, John Allegrini, el cual fue encarcelado y procesado por asistir junto al prófugo a una conferencia de Emma Goldman. Aunque existió una cacería humana para dar con Crones que comenzó con la puesta en escena de 400 policías y 150 detectives, el alter ego del anarquista nunca fue capturado y, según Avrich, Dondoglio murió en 1934 en Connecticut, donde había recibido refugio de una familia de granjeros italianos sin ser capturado. Se desconoce la causa de su muerte.
El intento de envenenamiento masivo emprendido por Crones es uno de los hechos históricos del anarquismo en Estados Unidos menos estudiado. Las conexiones escasamente investigadas y el hecho de que su artífice no fuese capturado, dejan un amargo sabor en el paladar de los historiadores oficiales. No existen libros ni documentales sobre el caso. Sin embargo, parece que el espanto de Jean Crones suele resucitar cada cierto tiempo, incluso en lugares tan distantes como Grecia.
NOTAS
1. Un grupo anarquista amenaza con envenenar alimentos. http://www.revistainforetail.com/noticiadet/un-grupo-anarquista-amenaza-con-
2. Un grupo terrorista amenaza con envenenar las Navidades de todo un país. http://www.playgroundmag.net/food/terrorista-saboteando-Navidades-envenenando-comida_0_1888611128.html
3. Grupo anarquista griego envenena refrescos en protesta contra las multinacionales. https://actualidad.rt.com/actualidad/view/115275-veneno-coca-cola-nestea-grecia
4. Chicago Tribune, 10 de febrero de 2016. http://www.chicagotribune.com/news/ct-poison-soup-anniversary-met-20160209-story.html>
5. Berkman, Alexander, The Blast: complete collection of the incendiary San Francisco bi-monthly anarchist newspaper, AK Press, Oakland/Edimburgo, 2005, pág. 61.
6. MacLachlan, Colin. M., Anarchism and the Mexican Revolution: The Political Trials of Ricardo Flores Magón, University of California Press, 1991, pág. 68.