El delirio ultra: neonazis negros, falangistas «morenos»


En la Guinea española La Falange publicó el periódico Ébano, creó grupos de «flechas morenos» y compuso el himno del «falangista moreno». Décadas más tarde, los neonazis españoles llegaron a contar con una sección guineana

 

El 16 de junio de 1994 fue un día nefasto para Ignacio Alonso García, militante de Bases Autónomas y conocido neonazi madrileño. Fue detenido acusado de golpear con una barra de hierro a varios estudiantes de izquierdas de la asociación ADN Recalcitrante, muy activa en la universidad. No lo hizo solo. Le acompañaban varios ultraderechistas más. La universidad se convertía en foco de agitación. La «rata negra», símbolo fascista europeo con varias décadas de tradición, podía verse en pegatinas y carteles. La organización neonazi, Bases Autónomas, fundada en el otoño de 1983, se distribuía en un sinfín de grupúsculos y asociaciones como Disenso, Teoría y Praxis o Bernal Díaz del Castillo, entre otras, todas ellas propagadoras de la ideología «anarcofascista», como se decía comúnmente para referirse a los basistas y que ellos mismos se encargaban de proclamar.

Manifestación de Bases Autónomas el 20 de Noviembre de 1988 en la plaza de Chamberí de Madrid

Manifestación de Bases Autónomas el 20 de Noviembre de 1988 en la plaza de Chamberí de Madrid

Según la policía, Alonso no era un recién llegado. Cinco años antes había sido detenido por participar en incidentes durante un acto electoral de CDS. Entonces, lo que hizo parece más ingenuo: lanzó huevos contra quienes intervenían, entre ellos el antiguo presidente Adolfo Suárez. Aquel nazismo disfrazado de social y revolucionario, relacionado con numerosos ataques y agresiones contra activistas, gays e inmigrantes era todavía más sorprendente: Alonso había nacido en Guinea Ecuatorial, la antigua colonia española y feudo del franquismo más rancio.

FASCISTAS GUINEANOS

«Yo soy moreno de la Guinea / que por España voy a luchar / contra los rojos que la mancillan / y que la tratan de destrozar»

Parecía un oxímoron: nazis guineanos y, aún más, una sección negra y africana ultraderechista. La historia del falangismo no reconocía ningún atisbo de «africanidad», pero eso fue antes de la Guerra Civil, cuando todo cambió. Un poco antes del golpe fascista, La Falange ya contaba con un grupo de Guinea, en Santa Isabel, organizado por Luis Ayuso Sánchez-Molero, capitán de la Guardia Civil. El estallido de la guerra tardó en manifestarse en la isla de Fernando Poo, que se sublevó contra el gobierno de la República, mientras que la zona continental se mantuvo por un tiempo fiel al gobierno. Finalmente, la llegada de tropas franquistas desde Canarias hizo que todo el territorio guineano quedase bajo el dominio fascista, sin prácticamente resistencia armada. Comenzaba la ocupación colonial.

Cuartel general de La Falange en Santa Isabel

Cuartel general de La Falange en Santa Isabel

«El antiguo sueño imperial parecía surgir de las cenizas. Incluso no tardaron en componer un himno de los “falangistas morenos”»

Los falangistas estaban exultantes. Maltrecho el orgullo patriota décadas antes con la pérdida de las colonias americanas, ahora España «resurgía». El antiguo sueño imperial parecía surgir de las cenizas. Incluso no tardaron en componer un himno de los «falangistas morenos»: «Yo soy moreno de la Guinea / que por España voy a luchar / contra los rojos que la mancillan / y que la tratan de destrozar / Nos manda Franco, invicto jefe / que a la victoria marcha triunfal / y aunque caigamos en la Cruzada / la nueva España resurgirá / Los falangistas morenos / por la patria a morir / los falangistas morenos / por la patria a luchar / ¡Arriba España!, bendita e inmortal / Lucharemos por nuestro Caudillo / y por la Falange, que es gran ideal».

La Guinea Española (13 de febrero de 1938)

La Guinea Española (13 de febrero de 1938)

Se crearon, al igual que en territorio peninsular, grupos de «Flechas», de juventudes y niños falangistas, que en el caso de Guinea se llamaron «flechas morenos». ABC, en su edición del 29 de septiembre de 1938, publicó una fotografía en la que se veía a un numeroso grupo de niños guineanos, pioneros «flechas», dirigidos por un falangista. En Fernando Poo la Milicia Falangista estaba compuesta por dos milicias de falangistas indígenas y cuatro de europeos. La Falange, desde 1939 hasta 1969, publicó su vocero Ébano, encargado de difundir sus ideas.

Falangistas guineanos

Falangistas guineanos

Revista Ébano, número 5 (noviembre de 1939)

Revista Ébano, número 5 (noviembre de 1939)

En el minuto 2:40 de este documental podéis ver un desfile del Frente de Juventudes “Moreno”:


EL PRINCIPIO DEL FIN


«Una humillada Guardia Civil decidió, antes de partir, desfilar por última vez por las calles de Santa Isabel, mientras una muchedumbre les increpaba y apuntaba con sus armas»

En 1968 terminaba el sueño colonial español en Guinea, a pesar de la oposición de Carrero Blanco, que intentó por todos los medios su perpetuación. La Guardia Civil inició una evacuación más o menos ordenada de los colonos españoles, aunque muchos se quedaron. Poco antes, Fraga Iribarne, el único representante español que se vio en los últimos días de la colonia, afirmó que lo que sucedería, con la independencia, sería el nacimiento de una nueva «hija de la Hispanidad», atribuyéndose el acontecimiento como un triunfo. Hasta el último momento España se comportó de forma desafiante y arrogante. Encerrados los guardias civiles en sus cuarteles, repartieron armas a los civiles españoles. Frente al puerto de Santa Isabel, el acorazado Pizarro apuntaba con sus cañones el palacio de Macías. Poco a poco fueron saliendo. Cuando solamente quedaban unos pocos centenares de españoles, se produjeron algunas manifestaciones de odio antiespañol. Hubo insultos y se pasearon grupos armados. Un grupo de las Compañías de Operaciones Especiales (COES) viajó hasta Guinea para rematar la operación, levantando rápidamente un pequeño muelle al lado del cuartel para proteger a los españoles de la ira de algunos anticolonialistas. Sin embargo, en un gesto del todo innecesario, una humillada Guardia Civil decidió, antes de partir, desfilar por última vez por las calles de Santa Isabel, mientras una muchedumbre les increpaba y apuntaba con sus armas.

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DICTADORES COMBATIENDO A DICTADORES

Acto organizado por Fuerza Nueva en apoyo de una Guinea española en la que intervinieron antiguos cargos franquistas de la colonia (Fuerza Nueva, marzo de 1978)

Acto organizado por Fuerza Nueva en apoyo de una Guinea española en la que intervinieron antiguos cargos franquistas de la colonia (Fuerza Nueva, marzo de 1978)


El mundo, a finales de los sesenta y primeros setenta, estaba sacudido por luchas antiimperialistas y grupos armados de «liberación nacional». El franquismo, ante esto, no se quedó quieto. Conspiró de forma incansable para derrocar a Macías, el presidente, que instauró una dictadura. Dictadores combatiendo a dictadores. España acogió y financió a los grupos de la oposición, como Acción Nacional de Liberación de Guinea Ecuatorial (ANALIGE), sufragado por empresarios españoles con intereses en Guinea. Incluso estuvo cerca de lograr la caída de Macías, con un golpe fallido en diciembre de 1976. El grupo mantenía relaciones con el terrorismo de ultraderecha español y organizaciones como Guerrilleros de Cristo Rey o Fuerza Nueva a través de dirigentes como Antonino Masoco. También había otros opositores que campaban a sus anchas en el Madrid franquista, como el Partido Nacional para la Democracia. Desarrollo y Educación Cívica (PANDDECCA), fundado en Madrid en 1974 y donde militaban antiguos estudiantes universitarios del Colegio Mayor Virgen de África. Las autoridades miraban para otro lado cuando estos grupos, unidos a otros de carácter marcadamente fascista, conspiraban contra Macías. La acción más importante fue la toma simbólica de su Embajada en Madrid el 5 de marzo de 1978, aniversario del primer intento de golpe contra Macías. Varios militantes entraron en la embajada, donde se celebraba una fiesta en honor del presidente guineano. Leyeron una proclama y ocuparon el edificio durante unas horas. Luego se fueron sin mayores problemas. Un año después se inició la llamada «operación Leon», el golpe militar destinado a derrocar al anticolonialista Macías. Al frente de la intentona estaba Teodoro Obiang Nguema, sobrino de Macías y teniente coronel del ejército guineano, formado en la escuela militar de Zaragoza. El gobierno español conocía el plan y, por supuesto, lo apoyó. Obiang fue bendecido por España, que amparó su régimen.


LOS NEONAZIS NEGROS

Portada del número 9 de La Peste Negra (octubre-noviembre de 1986)

Portada del número 9 de La Peste Negra (octubre-noviembre de 1986)

A finales de los ochenta, mientras Bases Autónomas practicaba un terrorismo callejero que puso en guardia incluso a sectores franquistas menos «radicalizados», llegando a celebrar un 20-N en honor del anarquista Buenaventura Durruti y reventar algunos actos falangistas, se publicaban fanzines y revistas, por lo general de escasa tirada, que recogían el ideario basista. Entre las más conocidas estaban Corrosión o La Peste Negra, entre otras. En algunos de sus números hicieron referencia a la Guinea antaño española, llegando a publicar una ilustración en la que se veía un brazo blanco unido a otro negro. La disparidad de personas que participaban en la organización era tal que incluso existió una sección guineana formada por negros guineanos que soñaban con un retorno del país al «Imperio».

La campaña por la vuelta al redil de Guinea sumó numerosos apoyos entre los nazis españoles y grupos guineanos, llegando a colaborar ambos, así como de los falangistas. La existencia de negros en el interior de Bases Autónomas no fue entendida por todos y generó tensiones. Muy pocos basistas, y menos aún los jóvenes ultras, conocían la histórica relación entre Guinea y España y las intentonas del franquismo por aplastar a Macías. En algunas manifestaciones ultras incluso se vivieron momentos de tensión cuando desfilaron algunos guineanos que reclamaban el retorno de una Guinea española, o se repartían panfletos a favor de los «falangistas morenos». Nadie, por entonces, cantaba ya su himno, ese que decía: «Los falangistas morenos / por la patria a morir / los falangistas morenos / por la patria a luchar».