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Como máximo responsable del departamento de criminalística del Ministerio del Interior de la URSS, Arkady Bronnikov es el mayor experto en iconografía del tatuaje en Rusia. Durante sus más de treinta años de servicio, se entrevistó con presos de los penales de San Petersburgo, Mordovia, los Urales y Siberia para documentar su arte corporal en los archivos policiales.
La delirante búsqueda de la ciudad perdida de Z arrastró a la muerte a decenas de aventureros, creando una fantástica fawcettmanía que hizo del explorador una de las figuras más enigmáticas de la cultura popular del siglo XX.
En los albores de la psicodelia, una banda de pop estadounidense adoptó el nombre del visionario de Providence para alumbrar un par de discos malditos que precipitaron el fin de la Era de Acuario.
Tomando como ejemplo las adaptaciones en viñetas de Godzilla, una de las películas de terror más influyentes de todos los tiempos, El exorcista (1973), capaz por sí misma de inspirar innumerables imitaciones en todo el mundo, llegó a Japón en pleno auge del “boom ocultista” y revolucionó la industria del cómic.
A mediados de los años cincuenta, un monstruo sembró el pánico a las afueras de Glasgow. En el patio del colegio se rumoreaba que había secuestrado y asesinado a dos niños y se había dado un festín con sus cadáveres. A pesar de que los adultos y la policía intentaron calmar la histeria, los escolares decidieron tomarse la justicia por su mano.
El reverendo Bill Shergold, con alzacuellos y chaqueta negra de cuero, se puso al frente de hooligans sobre ruedas y fundó el 59 Club, el club de motoristas rockers más famoso de la historia.
Durante la II Guerra Mundial, la propaganda nazi alteró la letra de ‘Noche de Paz’, el popular villancico que ambos bandos habían cantado en las trincheras de la Gran Guerra. Un giro político inesperado que enfrentó a Jesucristo y Santa Claus con el mismísimo Adolf Hitler.
No bailaban en la Plaza Roja de Moscú, pero casi. Los shakers, fans del baile y el rock and roll, aterrorizaron a los grandes nombres soviéticos, para los que el shake significaba anarquía y vandalismo
Decenas de b-boys y grupos de breakers, perseguidos por la policía y golpeados por otras tribus, fueron uno de los grandes movimientos subculturales en plena época soviética. Así fue el sorprendente y valiente fenómeno del breakdance en la tierra del Kremlin
La primera heroína rusa del cómic, armada con un revólver y un cuchillo, combatió por igual a los estalinistas y a Occidente. David Bowie o Billy Idol fueron sus más acérrimos fans
Hace más de quinientos años que la Danza de la Muerte forma parte del imaginario visual europeo. Inmersos en el clima de epidemias, guerras y desigualdad económica que nos rodea, rastreamos su evolución artística para descubrir la vigencia de aquellos grabados.
A principios de los años setenta, las editoriales de cómic estadounidenses se apresuraron a incorporar sucesos de la vida real a las páginas de sus historietas. Varias colecciones destinadas al público femenino se inspiraron en el Festival de Woodstock y el desencanto de la Era de Acuario para tranquilizar a los sectores más conservadores.
Fundada en 1971 bajo la atenta mirada del Sindicato de Músicos Checoslovacos, la Sección de Jazz tenía como objetivo promover el jazz a través de conciertos y boletines informativos. Su vocación de agitadores culturales, dispuestos a socavar los rígidos estándares del régimen, los situó en el punto de mira de las autoridades, siendo ilegalizados, perseguidos durante años y finalmente encarcelados.
Mucho antes de que el gangster se convirtiera en una figura central de la cultura hip hop, los salseros se codearon con el crimen organizado. Al mismo tiempo que padecían el dolor y la inseguridad que sembraba, los músicos del Spanish Harlem comenzaron a denunciarlo en sus canciones, conscientes de que se trataba de un arma de doble filo y manteniendo por ello una relación ambigua, a medio camino entre la fascinación y el rechazo.
Fue el baile que desató la locura. Sus inventor fue Batman, una célebre película y músicos que invocaban danzas africanas. Con todos vosotros, la ¡watusi dance!
Mucho antes de que Orson Welles fuera perseguido por el subsuelo de Viena en ‘El tercer hombre’, el laberinto de túneles, vías fluviales y alcantarillas de la capital austriaca ofrecía un refugio secreto para los parias de la sociedad. Mientras la clase alta de la ciudad asistía a bailes, gozaba del arte y paseaba por la nueva carretera de circunvalación, el reino de los “hombres topo” se extendía bajo el pavimento.
El reverendo Bill Shergold, con alzacuellos y chaqueta negra de cuero, se puso al frente de hooligans sobre ruedas y fundó el 59 Club, el club de motoristas rockers más famoso de la historia.
Te mostramos las hermosas imágenes que retrataron un momento irrepetible: el II Aniversario del mítico y malasañero King Creole, con Almodóvar, Ana Curra, Jaime Urrutia, Poch, Alberto García Alix, Rossy de Palma y un sinfín más de personajes de la noche madrileña.
The Beatles tenían instrucciones ocultas para un Armagedón. El rock and roll, a través del sexo y el erotismo, perseguía la mezcla de razas, la instigación a la rebelión y la promiscuidad sexual. Eso fue, al menos, lo que pensaron algunos escritores en la gran cruzada cristiana contra el pop





En 1964 los españoles fueron informados puntualmente de las grandes e históricas batallas entre mods y rockers en un estupendo reportaje fotográfico