Alan Moore y el fantasma de la pulga de William Blake


Blake ha acompañado una y otra vez al genio de Northampton. Crímenes, utopías y paseos urbanos van y vienen por la obra y el universo de un Alan Moore fascinado por el eterno Blake

En el capítulo cuarto de From Hell (1989), la obra maestra de Alan Moore sobre Jack el Destripador y todos los fantasmas y terrores de su tiempo, el siniestro Dr. Gull, en su paseo psicogeográfico por el Londres oculto junto a su ayudante Netley, nos lleva de la mano hasta los pies de la tumba de William Blake, en Bunhill Fields. «Blake suponía un retroceso más allá de la Edad de la Razón, a una época de pensamiento mágico en la que los dioses todavía caminaban entre los hombres. Por su fe, era como un druida, como los que rezaban al sol en Parlament Hill, aunque Blake odiaba el sol. Mientras hablaba con Calvin, señaló al cielo y gritó: “¡Eso es el Apolo de los griegos! ¡Es Satán!”», dice mientras pasea entre lápidas. «Resulta irónico que sus huesos yazcan aquí bajo un obelisco de un dios solar», añade. En realidad, el guía es el autor. Dr. Gull y Alan Moore son intercambiables. Es un ejercicio de ventriloquía. Albión resucitada.  

Tumba de William Blake y su esposa Catherine Sophia en Bunhill Fields. Fotografía del autor

Tumba de William Blake y su esposa Catherine Sophia en Bunhill Fields. Fotografía del autor

Otra instantánea de la tumba de William Blake en Bunhill Fields. Fotografía del autor

Otra instantánea de la tumba de William Blake en Bunhill Fields. Fotografía del autor

Blake fue uno de los precursores de una psicogeografía que sería continuada por románticos y surrealistas y que, a partir de los años cincuenta, terminó por ser definida y convertida en un «método» por letristas y situacionistas en sus interminables derivas y estudios sobre el territorio de París. O por Ralph Rumney, efímero miembro británico de la Internacional Situacionista que acabaría siendo expulsado del grupo por realizar un mapa psicogeográfico de la ciudad de Venecia «excesivamente libre». Estas son las raíces culturales de la psicogeografía de Moore. Aunque nos faltaría un nombre fundamental: Iain Sinclar, el continuador contemporáneo de esta tradición e inspirador de Moore desde la época previa a From Hell. Sinclair, en la obra de Moore, hace las veces de mago oculto. Es un conspirador en la sombra. Inspira, transmite, sugiere. Su influencia se extiende no solamente a las obras en sí mismas, sino en la mirada. Aparece en viñetas siempre de forma casi secreta, va y viene como un secundario que sabemos que no es tal y termina guiando al guía.

Ralph Rumney, The Leaning Tower of Venice

Ralph Rumney, The Leaning Tower of Venice

Guy Debord, el principal y, posiblemente también «único» situacionista (fue el último y pronosticó el llamado fenómeno «prositu» como una mera afectación estética y forzada al ideario situacionista, que escribió su epitafio con la autodisolución situacionista en 1972), definió la psicogeografía como «el estudio de las leyes exactas, y de los efectos precisos del medio geográfico, planificados conscientemente o no, que afectan directamente al comportamiento afectivo de los individuos». Algunas calles, ciertas zonas y lo que el visitante se encontraba en ellas, afectaban a las emociones. Las ciudades se parecen demasiado a quienes las habitan. André Breton, en su deambular por el antiguo París, confesó «la atracción que desde hace tantos años ejerce sobre mí el barrio de Saint-Denis, atracción que me explico por el aislamiento de las dos puertas que se encuentran en él y que deben sin duda su aspecto tan emocionante a que anteriormente formaron parte de las murallas de París, lo que da a esos dos navíos, como arrastrados por la fuerza centrífuga de la ciudad, un aspecto totalmente desatinado». Había mapas ocultos, zonas de atracción y repulsión. Sin embargo, uno de los primeros en tratarla fue el letrista Ivan Chtcheglov (alias «Gilles Ivain»), quien en 1953 publicó su «Formulario para un nuevo urbanismo». Aunque los situacionistas terminaron poniendo un nombre a sus investigaciones, la psicogeografía torcía su mirada hacia el pasado y aparece desperdigada en autores muy heterogéneos, desde Charles Dickens a Baudelaire, Thomas de Quincey, Walter Benjamin o incluso en referencias tan aparentemente dispares como el español Pío Baroja (La Busca o el ensayo «Las calles siniestras»). Chtcheglov, de quien se sabía muy poco, acabó sus días en una institución mental y estuvo a punto de hacer volar por los aires la Torre Eiffel. Fue detenido por la policía. Justificó su plan por la excesiva luz que emanaba de esta y que le impedía dormir (su apartamento estaba al lado). La psicogeografía y la práctica de la deriva, herencia directa del flaneur romántico, estaban vinculados al llamado «urbanismo unitario», como el proyecto New Babylon, uno de sus mejores ejemplos, del situacionista Constant, precursor de la creación de nuevos ambientes mediante la intervención en el espacio urbano. Se trataba de maquetas que incorporaban algunos elementos realmente sorprendentes, como el uso del espacio destruido por las bombas en una ciudad tras la Segunda Guerra Mundial.

Mapa situacionista de París. Guy Debord, Illustration de l’hypothèse des plaques tournantes en psychogeographique (1957)


BLAKE Y EL PARTIDO DEL DIABLO

Continuadores de esta tradición que unía surrealismo con situacionismo, como el colectivo King Mob (1968), reivindicaron a Blake como un revolucionario psicogeógrafo, y también como un rebelde urbano. Pintaron por las paredes de Londres citas de sus poemas o rebautizaron Powis Square como un lugar para el «Partido del Diablo» (invadieron la plaza, derribando las vallas que la rodeaban), una expresión usada por Blake en su poema sobre Milton y que refleja la filosofía de todos estos psicogeógrafos, radicales o filósofos, incluido el propio Moore: «Milton escribió prisionero cuando habló de los Ángeles y Dios, y en libertad cuando habló del Infierno y los Demonios, porque fue un verdadero Poeta y del partido del diablo, sin saberlo», afirmó.

King Mob y William Blake sobre las paredes de Londres

King Mob y William Blake sobre las paredes de Londres

Pintada de King Mob (Londres, 1968) con un fragmento de un poema de Blake

Pintada de King Mob (Londres, 1968) con un fragmento de un poema de Blake

Blake, en poemas soberbios como Jerusalén, la emanación del gigante Albión, conecta la mitología e historia de Londres con sucesos concretos. El poeta dedicó dieciséis años de vida a su escritura e inventó la «mitopoeia», el personalísimo mundo físico y no físico ideado y descrito por Blake. Es un heroísmo de la imaginación vinculado al mismo territorio, a la ciudad moderna, a la urbe que también tiene su cara oculta, su arquitectura secreta. Alimenta su propia mirada respecto al pasado victoriano con los lugares más oscuros de la mente humana. Evoca lo invisible y prohibido, la sangre que siempre termina por retornar, la pesadilla de la civilización.  

«No soy tanto un hombre como un síndrome; como una voz que ruge en el corazón humano. Soy una lluvia. No se me puede contener»

The ghost of a flea («El fantasma de una pulga»), realizado por Blake entre 1819 y 1820, refleja una aparición que el visionario artista tuvo del «fantasma» de una pulga. En esta ocasión no habla de «espíritus» o «espectros», sino de «fantasmas», algo extraño en su obra. Esta es una de las raras ocasiones en que utilizó esa palabra, lo que indica que para él eran cuestiones muy diferentes. Blake, como sabemos, aseguró tener comunicación directa con toda clase de seres sobrenaturales o incluso con personas fallecidas. En el caso de la aparición de la pulga, que pintó con un aspecto de reptil con pequeños ojos y sexo sin definir, lengua repugnante, la asocia a la muerte y la corrupción.

Pasado y futuro están irremediablemente conectados. Acaban dándose la mano, algo que los psicogeógrafos, con sus investigaciones proclamaban una y otra vez. Porque toda desaparición es una salida en falso. Al final de From Hell vemos a Blake en el momento en que pinta un borrador, ya muy célebre, de la cabeza de su pulga. Lo que insinúa Moore es que, en realidad, la pulga es Jack el Destripador, o uno de tantos horrores contemporáneos. No es una persona concreta, tampoco un asesino concreto, sino una miasma, un terror que se transmite a través del tiempo en el comportamiento humano. El Dr. Gull escribe: «Es increíble. Me ha devuelto a la vida desde más allá de la muerte. Me ha cogido con las manos en la masa en la ciudad cuadrúple […]», para seguidamente confesar que «no soy tanto un hombre como un síndrome; como una voz que ruge en el corazón humano. Soy una lluvia. No se me puede contener».

William Blake, The ghost of flea

William Blake, The ghost of flea

Boceto de The ghost of flea de William Blake

Boceto de The ghost of flea de William Blake

Blake en el momento en que pinta el boceto de The ghost of flea en From Hell de Alan Moore

Blake en el momento en que pinta el boceto de The ghost of flea en From Hell de Alan Moore

Todos los modernos biógrafos de Blake están intrigados por el misterio de la pulga. En From Hell, el propio Dr. Gull, cuando visita el Museo Británico, se encuentra con el poeta y ocultista, miembro de la Golden Dawn, William Butler Yeats, que está estudiando el cuadro. Tanto unos como otros se interrogan. Pero también vemos a William Blake disfrazado de V de Vendetta. Alan Moore pone en boca de un personaje al genio inglés. En Milton, uno de los grandes libros de poemas de Blake, escrito e ilustrado entre 1804 y 1810, por medio de metáforas bíblicas plasma su visión de una nueva Jerusalén, el nombre de la última cruzada literaria de Alan Moore, un voluminoso libro cuya traducción es toda una hazaña. Jerusalén puede ser intercambiable por La Nueva Atlántida de Bacon o la Utopía de Moro, en cualquier caso utopías a realizar, planes para cambiar el mundo y ponerlo patas arriba. Es poesía y disidencia. El protagonista inolvidable de V de Vendetta, el eterno enmascarado, se inclina y huele una flor. La flor evoca lo que está por llegar, o un deseo por realizar. «Hasta que levantemos otra Jerusalén en el solar verdeante y dulce de Inglaterra», se lee en las dos viñetas en que Blake se cuela en la obra de Moore. La famosa pulga fue uno de entre tantos visitantes. Se dice que el espectro de Milton solía aparecérsele a Blake. En una de sus confesiones, dijo lo siguiente: «Milton me visitaba con aspecto juvenil. Y [también] como un viejo con una larga y ondulada barba». El poema completo, titulado Nueva Jerusalén, es este: «¿Y hollaron esos pies, antaño, los verdes montes de Inglaterra? / ¿Y viose el sacro Cordero de Dios por los pastos ingleses, placenteros? / ¿Resplandeció el divino rostro / sobre nuestras colinas nubladas? / ¿Y edificose una Jerusalén / en medio de esos negros, satánicos molinos? / ¡Dadme mi arco de oro ardiente! / ¡Dadme mis flechas de deseo! / ¡Traed mi lanza! / ¡Abríos, oh nubes! / ¡Traedme mi carro llameante! / No cejará en mi espíritu la lucha / ni ha de dormirse en mi mano la espada / hasta que levantemos otra Jerusalén / en el solar verdeante y dulce de Inglaterra». La nueva Jerusalén, amigos y amigas, ni más ni menos. Milton, Moore, Sinclair, Blake y los situacionistas parecen cantar al futuro. Dicen algo así como «Dadnos las flechas del deseo».

Alan Moore en V de Vendetta y el poema Jerusalén de William Blake

Alan Moore en V de Vendetta y el poema Jerusalén de William Blake


TIGRES DE LA IRA

Pero, posiblemente, su tributo más sentido hacia Blake fue su relato Angel Passage (Pasaje del Ángel, incluido en El Libro de la Serpiente. Los Libros Iluminados de Alan Moore), puesto en escena por medio de una performance o spoken word el 2 de febrero de 2001 en The Purcell, durante una velada performativa y literaria en la Tate Gallery de Londres, bajo el título «Tygers of Wrath», referencia clara a William Blake, a quien se dedicaron las distintas intervenciones, y su célebre aforismo «Los tigres de la ira son más sabios que los caballos de la instrucción». Durante aquellas semanas se estaba celebrando una amplia retrospectiva de la obra de Blake. Los planes iniciales incluían sonidos e imágenes de Allen Ginsberg acerca de Blake, la actuación de Van Morrison poniendo voz a los poemas blakeianos, una conferencia y actuación de Billy Bragg que relacionaría al poeta con el pensamiento político o una charla con el director Jim Jarmush, quien en Dead Man había convertido al personaje interpretado por Johnny Depp en una especie de espíritu reencarnado de Blake. Finalmente, muchos de estos participantes no pudieron intervenir, por lo que la Tate Gallery buscó unos sustitutos. El resultado fue brillante.

«Al fin y al cabo, hablar de Jerusalén en pleno siglo veinte equivalía a reivindicar el paraíso prometido. Construir un reino de Dios en la tierra, un mundo liberado de sí mismo»

El contacto entre la famosa galería y Alan Moore fue Kevin Jackson, un escritor y periodista seguidor de su trabajo. Fue él quien propuso la idea a Alan, que a su vez estuvo acompañado por los músicos Tim Perkins, Jah Wobble y su grupo Deep Space, un grupo creado por el compositor de bandas sonoras Simon Boswell (donde participaron Glen Matlock de los Sex Pistols, Dave Rowntree de Blur y el actor Ewan McGregor). También intervinieron el cantante y activista Billy Bragg y el compositor Simon Boswell. Bragg ya se había interesado por Blake en su disco The Internationale (Liberation Records, 1990). Pero entre aquellas canciones, brillaba una que se convertiría en la bandera de Bragg, y que lanzó como el que debería ser el nuevo / viejo himno de la agonizante clase trabajadora inglesa. Se trataba del famoso poema Jerusalem (1804) de Blake, quien lo incluyó en su obra dedicada a Milton. «Se pregunta cómo la moral de Cristo puede ser compatible con la moralidad de la explotación», afirma Bragg en el libreto de The Internationale. Jesuralem fue propuesto por Bragg y otros como himno de Inglaterra, pero de una nueva Inglaterra, la utopía revisitada según las ideas de Moro o Campanella. Al fin y al cabo, hablar de Jerusalén en pleno siglo veinte equivalía a reivindicar el paraíso prometido. Construir un reino de Dios en la tierra, un mundo liberado de sí mismo. Quince años más tarde, en septiembre de 2005, volvió sobre los pasos de Blake y de aquel poema. Mientras la televisión nacional retransmitía las imágenes de euforia deportiva en las que miles de seguidores y hooligans tomaban Trafalgar Square, en el centro de Londres, Bragg escribió al Daily Mirror y volvió a empuñar el retrato de Blake como una imagen en contraposición y también como la imagen radiante de una promesa. Un deseo para las generaciones venideras. «Cuando apoyamos a Inglaterra, deberíamos cantar nuestra propia canción. Somos el único equipo que en el último mundial no tenía su propio himno. Esto tiene que cambiar: Jerusalem, de William Blake», afirmó.

«La Blake Society está registrada como una asociación sin ánimo de lucro con sede en Londres. Su presidente es Philip Pullman y sus socios de honor Neil Gaiman y… Alan Moore»

El título, Angel Passage, es un pequeño pasillo en Londres cerca del río al que llegó casualmente después de dar un paseo junto a Iain Sinclair hasta el lugar donde supuestamente reposan los restos de John Dee en Mortlake. La obra se editó en Cd durante las festividades de Halloween de 2001. Para Alan, se trata de su obra «más barroca, compleja y perfecta hasta la fecha». Durante una entrevista afirmó que la pieza fue «una celebración de la vida y obra de Blake, y por lo tanto era necesario que fuese biográfica hasta cierto punto, parecía que era lógico que pasara por todas las etapas de la vida de Blake desde su nacimiento a su muerte y luego más allá hacia esa vida extraña y radiante que Blake mantiene incluso en la posteridad, hacia ese mundo atemporal del que siempre creyó que provenía y al que volvería después de su desaparición física».

Placa donde supuestamente estuvo la casa de John Dee en Mortlake

Placa donde supuestamente estuvo la casa de John Dee en Mortlake

Como en su obra, esto es un mero pasaje. Un paseo a orillas del Támesis o por los mil y un lugares que evocan la figura del poeta. O las regiones de la imaginación creadora, el territorio en que según Blake se podía conectar lo mundanal con lo divino, la zona crepuscular.

La Blake Society está registrada como una asociación sin ánimo de lucro con sede en Londres. Su presidente es Philip Pullman y sus socios de honor Neil Gaiman y… Alan Moore. Su nueva epopeya, como ya dijimos, se titula Jerusalem, en alusión directa a Blake. Puede que sea la pieza que falta para una escenografía completa de su universo. Sin duda será sofisticada, ambigua, deliberadamente equívoca. Y también, sin duda, trazará mapas secretos. No lo olvidéis: todo regresa. El Dr. Gull tiene toda la puñetera razón: «Soy una lluvia. No se me puede contener».

Dr. Gull en From Hell

Dr. Gull en From Hell