Las chicas de la banda: así fue nuestra vida en las bandas


La artista Guadalupe Rosales creó y dirige Veteranas y Rucas, una popular cuenta de Instagram convertida en un gran archivo sobre las chicas pandilleras en el Sur de California durante los años noventa

[Vía Dangerous Minds]

La artista Guadalupe Rosales creó y dirige Veteranas y Rucas, inicialmente una cuenta de Instagram dedicada a documentar la cultura juvenil chicana del sur de California durante la década de los noventa. Lo que comenzó en 2015 como una forma de reconectarse con amigos perdidos de sus propios días de adolescencia, pronto se convirtió en una historia más rica, amplia y mucho más importante de las vidas de las mujeres (y hombres) criados en SoCal y más allá.

 «Veteranas y Rucas sirve como un archivo digital en el que extraños, amigos cercanos y familiares comparten un espacio virtual que habla un lenguaje con el que muchos de nosotros podemos relacionarnos.... La atención que ha recibido la cuenta de Instagram ha resucitado una parte de la historia de la que no se ha hablado ni se ha documentado bien, y sin embargo mucha gente estaba emocionada de ver cómo volvía. Trabajar en Veteranas y Rucas me hizo darme cuenta de lo importante que es esta subcultura».

Rosales, que creció en Los Ángeles, pide a la gente que envíe sus propias fotografías de la vida cotidiana en SoCal durante este periodo. Su página web toma su nombre de las palabras «Veterana», que significa «alguien que ha trabajado o pasado por la cultura de las bandas», y «ruca» que es como se llama vulgarmente a tu chica. «Cualquiera que conozca estas palabras –añade Rosales–, podrá conectar con ella y con la cultura chicana».

Las fotografías transmiten mensajes complejos. Dan solidez a una persona, a un momento, a un sentimiento o a algún acontecimiento compartido con un significado profundamente personal. Captan el espacio en el que tienen lugar estos momentos fugaces. Rosales documenta muchos de estos barrios que se han perdido con el auge de la gigantesca gentrificación urbana que devora y repobla estas zonas, antaño principalmente étnicas y obreras.

 En el año 2000, Rosales abandonó Los Ángeles. Se trasladó a Nueva York, donde fue testigo de otro tipo de aburguesamiento que se estaba produciendo en la ciudad. Esto llevó a Rosales a reencontrarse poco a poco con los amigos y la gente con la que había crecido. Las conexiones que renovó inspiraron a Rosales a iniciar su archivo de la juventud chicana de los 90: «Lo que me interesa publicar son mujeres que parecen mujeres fuertes..... Parecen duras, y me gusta mostrar fotografías así porque quiero decir que las mujeres pueden ser atractivas cuando son mujeres fuertes».