Cuando los europeos se refugiaron en Siria

Hace más de medio siglo, miles de europeos que huían de los nazis fueron acogidos en Siria. En Alepo se les vio paseando por sus calles e incluso yendo al cine

Duele y estremece. La historia es un camino casi siempre de dos direcciones. La desidia, desprecio y violencia con la que Europa ha tratado y trata a los refugiados de Siria, hace más de medio siglo fue un camino en la dirección contraria: los horrorizados europeos que huían de la Segunda Guerra Mundial escaparon de la guerra con sus pocas pertenencias hacia Siria, que los acogió. Muchos intentaban evitar a las tropas nazis (la mayoría de Bulgaria, Croacia, Grecia, Turquía, Hungría o Yugoslavia) o salvar su vida huyendo de los campos de concentración: los nazis planeaban un asesinato masivo, poner a trabajar a destajo los campos. Durante el otoño de 1943 Italia cayó en manos de los alemanes. Los refugiados pudieron escapar gracias a una ruta abierta por territorio yugoslavo. Al llegar, las condiciones eran durísimas, aunque se les dio tarjetas de identificación y, en muchos casos, se les buscó algún tipo de empleo. Se da la paradójica circunstancia que a los griegos, cuyo campamento estaba relativamente cerca de Alepo, se los vio por la ciudad deambulando o incluso yendo al cine.

El planificado éxodo era parte del programa Middle East Relief and Refugee Administration (MERRA) del gobierno británico y el International Migration Service (posteriormente llamado International Social Service), iniciado en marzo de 1944, que abrió campos de refugiados en Siria, Egipto o Palestina. Los últimos acogidos llegaron en septiembre de ese año. Allí se les dio cobijo y protección hasta que la guerra terminó y pudieron regresar. Las imágenes, originalmente en blanco y negro, han sido coloreadas por Sanna Dullaway, en un intento, quizás vano, de generar empatía y visibilizar las políticas de horror y abandono por parte de una Europa que en su día pidió la misma ayuda que aquellos hombres y mujeres.