El policía barcelonés que creó y dibujó el mayor Bestiario
/Josep Baqué fue nuestro particular Henry Darger, pero en lugar de Vivian Girls escondía un impresionante y delirante catálogo de monstruosidades. Más de 1500 monstruos lo convierten en un artista único del art brut y el surrealismo
Lo guardó como un secreto. Su otra vida, esa que no tenía absolutamente nada que ver con lo cotidiano en una España en plena dictadura de Primo de Rivera, de la necesidad de ganarse malamente la vida y la gente de orden, era todo un misterio. Nadie, hasta que falleció, vio sus creaciones. Posiblemente llevó su pasión de una forma deliberadamente callada para evitar el descrédito, esas monstruosidades que dibujaba (en láminas de 17 x 34 centímetros) y todo el universo que subyacía a sus más de 1500 monstruos, que para él adquirían vida propia. Así que cuando falleció en 1967 y su sobrina fue por su domicilio para retirar sus objetos personales y pertenencias se encontró con esta impresionante sorpresa. Apareció una caja con cerca de quinientas láminas a todo color y dibujadas a mano.
Al igual que el artista Henry Darger, que al morir hizo enmudecer al mundo del arte y el surrealismo con miles de páginas en las que relataba un mundo paralelo, con luchas y batallas, sexualidades explosivas y un derroche imaginativo único, Josep Baqué fue un caso similar, combinando la animalidad con comportamientos y posturas que recuerdan al humano. «El hombre es en realidad un monstruo», parece extraerse de sus dibujos.
Nadie supo de su proyecto. En realidad, su vida tiene un cierto misterio. Nació en Barcelona en 1895 y, al parecer, durante su infancia, fue vestido y presentado como una niña. Viajó por Europa en plena guerra y desempeñó varios trabajos, uno de estos como grabador de monumentos funerarios. En su ciudad natal también trabajó y fue conocido por ser policía municipal. En 1938 se hizo un autorretrato donde lo vemos de perfil, con gesto serio. Viste traje y sombrero.
Sus creaciones son un portento de imaginación y también de serialización. Todas estas debidamente numeradas y clasificadas como si fuesen animales ordinarios y nada fantásticos, pero un rápido vistazo lo desmiente. Son seres excesivos, monstruosidades que recuerdan lejanamente a los supuestos peces y aves a que se refiere. Es parte de un universo propio.
Todo ello hasta que hace unos años los patafísicos franceses lo reivindicaron como uno de los suyos y publicaron un artículo sobre él y su impresionante obra en su revista Viridis Candela. Luego llegó su clasificación como artista art brut, lo que supuso una exposición en el Museo de Lausana a mediados de 2014 y la publicación del libro Josep Baqué et son bestiaire.