El Western Flyer surca los mares de nuevo: John Steinbeck y el mar de Cortés
/El escritor, a bordo del sardinero Western Flyer, se embarcó en una maravillosa aventura de amor por la naturaleza marina que narró en Por el mar de Cortés. Hoy, dos fans de su obra, restauran el legendario barco para echarlo a la mar
Los objetos pueden adquirir una nueva vida. Los objetos, a pesar de estar «muertos», tienen la misteriosa capacidad de la «resurrección». Eso lo saben unos hermanos gemelos y su sueño, que ya está a punto de hacerse realidad.
El barco yacía destartalado y claramente deteriorado en Port Townsend, Washington, hasta que dos fanáticos de John Steinbeck decidieron comprarlo e invertir la gran suma de dos millones de dólares en repararlo y ponerlo a punto para emular el sueño de su inspirador. No era un barco cualquiera, sino el Western Flyer, el barco que surcó los mares, entonces muy poco explorados, de Cortés en marzo de 1940, cuando el escritor John Steinbeck y su amigo, el biólogo marino Ed Ricketts, emprendieron un maravilloso viaje llevados por el interés en catalogar, conocer, clasificar la vida marina de aquel lugar.
«Sus límites, un barco y un mar; su duración, seis semanas; su objetivo, todo lo que podamos ver, pensar e incluso imaginar; sus términos, nosotros mismos, sin reserva»
El viaje duró seis semanas y fueron acompañados por unos pocos tripulantes más que pronto formaron una pequeña familia muy unida: «Sus límites, un barco y un mar; su duración, seis semanas; su objetivo, todo lo que podamos ver, pensar e incluso imaginar; sus términos, nosotros mismos, sin reserva», puntualiza Steinbeck acerca de la aventura. Aunque tenían planeado realizar numerosas fotografías, la poca destreza fotográfica arruinó muchas de las mejores instantáneas. Mientras tanto, cada vez más desubicados y desconectados de lo que sucedía en las grandes ciudades, el mundo temblaba con la Segunda Guerra Mundial. La costa oeste vibraba con la movilización y los puertos acogían a flotas militares y los submarinos surcaban las profundidades del mar. Ellos se sentían en otro mundo, y desde luego así fue, tal y como describió Steinbeck en Por el mar de Cortés, publicado por vez primera en 1951. El Western Flyer, entonces perfectamente equipado para esa travesía, era un barco sardinero capaz de llegar hasta el mar de Cortés desde la bahía de Monterrey. En el libro, el escritor se concentra no solamente en las especies marinas, sino en la belleza del lugar, aplastante y deliciosa, en un relato que es un recuerdo de un tiempo de libertad irrepetible y que, en definitiva, como siempre hizo en su obra, va más allá de su aparente planteamiento hasta ser un retrato respetuoso y proteccionista de la naturaleza indómita y la pérdida de su «inocencia» ante un progreso voraz y los procesos de destrucción de la flora marina. Es el hombre contemplando la civilización a distancia, fundiéndose de una forma íntima con el entorno, reflexionando pausada y profundamente sobre la condición humana y el pensamiento, el progreso y la belleza.
Por el mar de Cortés es un ejemplo de exuberancia hoy casi perdida, de una travesía llena de camaradería. El Western Flyer cobra hoy una nueva vida, como recuerdo y símbolo de todo aquello que una vez fue casi virgen y enteramente bello.