Jiménez del Oso: ayahuasca, música experimental y Neuronium
/En 1989, ante millones de espectadores, apareció tomando ayahuasca en una serie con música de Michel Huygen, del grupo Neuronium, pionero en los sonidos espectrales e hipnóticos. El famoso psiquiatra fue amante de esta música y grabó varios discos junto a Huygen
Resulta imposible olvidar su rostro y, sobre todo, su voz, abisal y grave. Ningún presentador, ni antes ni después, ha podido alcanzar el carisma y estilo del psiquiatra y periodista Fernando Jiménez del Oso, que popularizó en nuestro país el mundo paranormal y lo oculto como nunca antes se había hecho. Sus medios eran precarios, y sus programas, vistos hoy en día, resultan casi hilarantes, absolutamente de serie B, pero igual de fascinantes.
«Jiménez del Oso, aquella jornada, no viajó, pero sí lo hizo un visiblemente afectado Benítez, que sufrió espasmos y aseguró haber tenido una experiencia extrasensorial»
En 1989, con su popularidad ya por las nubes, se embarcó en un programa, En busca del misterio, que comenzó polémico e impactante. En compañía del investigador, escritor y amante del mundo paranormal J. J. Benítez, millones de españoles vieron cómo en la televisión pública se sometía a una sesión psicotrópica. El doctor ingirió repetidas dosis de ayahuasca en medio de canticos y palmas, en una sesión de viajes astrales y delirio de la mano de una secta brasileña de protectores de la naturaleza y algo más. Jiménez del Oso, aquella jornada, no viajó, pero sí lo hizo un visiblemente afectado Benítez, que sufrió espasmos y aseguró haber tenido una experiencia extrasensorial.
Años después, este último lo recordó de esta forma: «¿Cómo olvidar aquel martes, 28 de noviembre de 1989? Pocas veces he sentido tan cercana, tan mía, lo que, en un alarde, podría definir como la posesión de la verdad. Aquel 28 de noviembre, en Brasil, una parte de mí mismo, puede que la más noble, vivió una singular experiencia: el desafío de la ayahuasca o “soga del muerto”. Por aquellas fechas, según consta en uno de mis cuadernos de campo, nada más aterrizar en Río de Janeiro, mi compañero de aventuras y desventuras, el doctor Jiménez del Oso, me lanzó una malévola insinuación: en el caso de trabar contacto con los míticos ayahuascaros de la selva amazónica, ¿estaría dispuesto a compartir con él la toma de este poderoso alucinógeno?». Y lo hicieron.
Sin embargo, en la entradilla del programa una música espectral y extraña hacía su aparición, acompañando con sonidos el reportaje. En los créditos, un nombre, Michel Huygen, compositor de música experimental y miembro de los legendarios Neuronium, pioneros en la música espacial y atmosférica en nuestro país.
La relación entre Jiménez del Oso y Huygen venía de mucho atrás. El parapsicólogo, profundamente interesado en los estados alterados de la percepción, se había acercado al estudio de muzak, una música inicialmente creada para que funcionase en hilos musicales de ascensores, aeropuertos y supermercados como música subliminal capaz de provocar emociones o de aplacarlas, manipulando la mente del oyente. Su interés por el trabajo de Huygen vino por el uso de ciertos sonidos y frecuencias, utilizados en terapias, y que eran ricos en Ones Alpha (8-13Hz), las frecuencias que resultan ideales para alcanzar estados de relajación casi hipnóticos.
«Ambos se hicieron amigos y trabajaron juntos. Incluso grabaron discos, como el clásico Astralia, presentado como “una invitación al viaje astral. Un viaje con la mente desde el misterioso Egipto hasta los confines del Cosmos”»
En 1976, el belga Huygen se instaló en Barcelona y fundó el grupo experimental Neuronium, cuyo primer disco fue publicado por el sello Harvest, de EMI. Investigando en los usos y posibilidades de los sintetizadores e influenciados por la música especialmente alemana, pronto se hicieron con un nombre en la por entonces reducida escena musical experimental española, hasta el punto de colaborar con artistas internacionales como Vangelis o Nico.
Ambos se hicieron amigos y trabajaron juntos. Incluso grabaron discos, como el clásico Astralia, presentado como «una invitación al viaje astral. Un viaje con la mente desde el misterioso Egipto hasta los confines del Cosmos». La voz de Jiménez del Oso se superpone a la música de Huygen en temas como «Regresión temporal», «El faraón triste», «Aster illuminatus» o «Madrid oculto». Ya el inicio del disco, con su voz diciendo: «Pocos lugares hay tan fascinantes como el desierto», nos aproxima a lo que nos encontraremos. Seguidamente, nos invita a cerrar los ojos, a comenzar un viaje por las profundidades de la mente, mientras el músico produce espectrales sonidos con sus modulares. Hemos llegado a una gran pirámide. «Vamos, nada nos impide volar como halcones sobre ella», añade. El resultado es perturbador, más aún por la intensidad y profundidad de aquella voz.
Las colaboraciones entre ambos se completan con otros dos discos, Olim (en realidad, la banda sonora para otro de los programas de Jiménez del Oso, una serie de documentales sobre antiguas civilizaciones desaparecidas en Perú y México. Huygen compone la banda sonora completa de los 26 capítulos de media hora cada uno) y las músicas que aparecieron en En busca del misterio.