La película más ofensiva de Ken Russell
/¿Puede un niño judío ser nazi? El director de culto dirigió un cortometraje que calificó como «deliberadamente ofensivo» para combatir la censura. Hitler, nazis, niños judíos nazis y Russell haciendo de Santa Claus
El gran Ken Russell, director de maravillas cinematográficas de culto como The Devils (1971), entre otras, fue adorado y detestado a partes iguales por medio mundo. En esta película lo vemos en una de sus últimas caracterizaciones (fallecería cuatro años más tarde) como Santa Claus. Durante los noventa, mientras se debatía sobre la censura en el cine, Russell decidió tomar partido. Directores como él se encontraban con muchas dificultades para hacer películas. Las productoras los temían, precisamente por las amenazas de censura y de ser «baneados», algo que él había conocido desde los inicios de su carrera. Lejos de adoptar una posición moralista (algo que hubiera sido inconcebible para él), decidió ir un paso más allá, defendiendo aquellas películas que habían sido creadas para ofender de una manera deliberada. No existían, en estos casos, malentendidos: las cintas se dirigían al corazón de la censura, a las emociones, a su ofensa. El resultado fue un cortometraje delirante, radical y de humor negro que se estrenó a duras penas en 2007. A kitten for Hitler era deliberadamente provocador y un ajuste de cuentas de Russell con los nazis, pero al mismo tiempo rompía tabúes sobre los judíos: ¡un niño judío ¡nazi!. Aparecía él como Santa Claus, pero también colegas suyos o veteranos actores como el enano Rusty Goffe (Star Wars, Flash Gordon…), que hace de niño judío.
Estamos en Brooklyn y son las navidades de 1941. En todos los cines se emiten noticiarios que muestran a Hitler como el Mal personificado. El pequeño Rusty, sin avisar a nadie, viaja a Alemania para intentar frenar la guerra. Es detenido y llevado ante Hitler, que se emociona y parece arrepentirse. De pronto, el niño se levanta la camisa y muestra el tatuaje de una esvástica. Sin embargo, lleva un colgante con la estrella de David. Su final es su piel convertida en una lámpara instalada en la mesilla de noche de Hitler. Pero hay más, mucho más… ¡hasta un milagro en Brooklyn! Te dejamos con esta joya del gran Russell.