La resurrección de Marilyn Monroe
/Su muerte desató todo tipo de teorías acerca de una conspiración en la que estarían implicados los servicios secretos estadounidenses y oscuras agencias gubernamentales. La causa: su idilio con el presidente Kennedy, que se intentó ocultar por todos los medios. Cuando su cuerpo fue descubierto ya sin vida, en agosto de 1962, los forenses aseguraron que había fallecido como consecuencia de una sobredosis de barbitúricos. Muchos, sin embargo, no creyeron esta versión y, durante años, miles de personas lloraron su pérdida e imaginaron toda clase de teorías sobre su muerte.
Once años más tarde, en agosto de 1973, Anton La Vey y Michael Aquino, líderes del satanismo mundial como cabezas visibles de su organización, la californiana Iglesia de Satán, decidieron poner todo su empeño en devolverla a la vida. Ambos creían en que la actriz había sido asesinada, pero no tenían prueba alguna.
La Iglesia de Satán contaba en sus filas con numerosas estrellas de cine, cantantes y modelos. Todos querían asistir a sus fiestas y rituales, dirigidos magistralmente por un La Vey con extraordinarias dotes publicitarias y que no dudaba en aparecer fotografiado junto a la leona con la que vivía para temor de sus vecinos.
Tal y como confesó Aquino en su libro The Church of Satan, que narra su paso por la Iglesia de Satán cuando este aún mantenía estrechas relaciones con su fundador La Vey, (más tarde, se enfrentarían y descalificarían mutuamente con extrema dureza), ambos se embarcaron en experimentos espeluznantes.
Aquino acusó a La Vey de ser un egomaníaco y un obseso del dinero, fundó el también satánico Templo de Set, pero antes de la ruptura la pareja realizó un experimento de necromancia cuya protagonista fue Marilyn: «Anton [La Vey] pidió que ambos dirigiéramos nuestros pensamientos a la recámara de la casa ubicada en el callejón Brentwood -contó Aquino en su libro-. En esta recamara fue donde se descubrió el cadáver de Marilyn. Durante aproximadamente quinces minutos, no hubo cambio en la quieta atmósfera. Luego percibí que la recámara, que ya estaba fría, parecía todavía más helada. Al recorrer lentamente el cuarto con la mirada, vi que también había ocurrido un cambio de tipo más físico: la parte superior de la cama baja estaba ahora distorsionada con muescas irregulares a lo largo del lado derecho... Dentro de las impresiones en la cama apareció gradualmente el cuerpo desnudo de una mujer, boca abajo, contorsionado y con rayas o manchas irregulares de lo que parecía ser sangre... La materialización de este cuerpo estuvo acompañada de una sensación mental de nauseas, como si uno hubiera encontrado algo corrupto o sucio...».
Al parecer, el cuerpo de Marilyn no se apareció por completo. Aquino, cuando posteriormente rememoró el episodio, afirmó sentirse perplejo: «Es posible que Anton La Vey conociera los detalles de la muerte de Marilyn, pero yo no los conocía. Al año siguiente, cuando se publicó el libro The life and curious death of Marilyn Monroe de Robert Slatzer, me enteré de que el cuerpo de la actriz se había descubierto desnudo y boca abajo en su cama. Hubo sospechas por lo poco contorsionado que estaba el cuerpo —lo cual no es característico de la muerte por envenenamiento con barbitúricos— y, por supuesto, que no había nada de sangre visible. Fue lo contorsionado y ensangrentado del ánima lo que le dijo a Anton lo que quería saber».
Por fin, habían dado con una prueba que demostraba aquel gran enigma. El satanismo, al traerla a la vida durante unos segundos, había hecho de detective salvaje del más allá.