Las cintas de Buddy Rich: broncas, gritos, insultos y nada de música
/Además de por su talento como músico, el mítico baterista pasó a la historia por una serie de cintas en las que se recogían las salvajes broncas que echaba a sus músicos por cosas tan variadas como fallar una nota o dejarse barba.
Buddy Rich fue uno de los grandes bateristas del la era dorada del jazz. Niño prodigio nacido en el seno de una familia de artistas de variedades, desde muy pequeño comenzó a tocar la batería, a cantar y a bailar claqué. Esa precocidad hizo que a los quince años fuera líder de su propia banda y se convirtiera en uno de los niños mejor pagados del mundo del espectáculo estadounidense.
Su carrera en el mundo del jazz comenzó con apenas 20 años, cuando se unió al grupo de Joe Marsala, que abandonaría para incorporarse a grandes orquestas como la de Artie Shaw y la de Tommy Dorsey, que también abandonaría para tocar con figuras como Charlie Parker o Dizzy Gillespie.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Rich se alistó voluntario en el cuerpo de Marines de los Estados Unidos, donde estuvo sometido a la férrea disciplina militar que, posteriormente, él mismo utilizaría para dirigir su big band. En el mundo del jazz eran habituales las anécdotas sobre las multas y castigos que los directores de las grandes orquestas imponían a sus músicos. Sanciones por llegar tarde a los ensayos, por fallar una nota, por no ir correctamente vestidos, por llegar tarde al autobús… Medidas hasta cierto punto comprensibles, que buscaban mantener una convivencia más o menos armónica en grupos que podían superar los quince o vente miembros, a muchos de los cuales les gustaba trasnochar, beber y drogarse. Sin embargo, lo de Buddy Rich, rebasaba todo límite.
Además de las sanciones, el baterista de Brooklyn acostumbraba a abroncar salvajemente a sus músicos durante los viajes en autobús. Unas charlas en las que había gritos, insultos, palabrotas y que nunca habrían salido del círculo del músico de no ser por el pianista Lee Musiker.
¿Cómo os atrevéis?
Durante los años 80, Lee Musiker decidió llevar siempre consigo una grabadora y cintas vírgenes. Normalmente solía colocarla dentro del piano para grabar su actuación y escucharla posteriormente para pulir fallos y mejorar su técnica. Al menos hasta que un día, comenzó a darle otro uso.
En enero de 1983, mientras asistía a una de las habituales broncas que Rich dispensaba a sus músicos, Musiker colocó la grabadora entre sus piernas, la tapó con un periódico y comenzó a grabar. Durante dos años el pianista fue documentado los gritos, los insultos y hasta las humillaciones que, como si se tratase de un instructor militar, el baterista infligía a sus músicos.
«¿Tengo que subir ahí y avergonzarme de ustedes, hijos de puta? He tocado con los putos mejores músicos del mundo. ¿Cómo os atrevéis a tocar así para mí?».
«Estoy acostumbrado a trabajar con músicos números uno. No estoy acostumbrado a trabajar con niños incompetentes que piensan que inventaron el puto negocio de la música. Tenéis todavía un puto largo camino por recorrer. ¡Sois todos un puñado de putos niños! No hay ni un hombre entre vosotros… ¡Ni un hombre que pueda salir ahí fuera y hacer el trabajo como un hombre!».
«¿A qué juego estamos jugando aquí desde hace dos noches? ¿Qué es esto? Nuevos fraseos, nuevas inflexiones, nuevos sonidos, fuera de tiempo. ¿Qué coño crees que estoy dirigiendo yo aquí? ¡Siéntate y toca esa puta música!».
«¿Cómo os atrevéis a llamaros a vosotros mismos profesionales? ¡Gilipollas!
«No tenéis escapatoria porque en el próximo set, al que oiga una puta nota fuera de lugar se va a cagar. Un desafine y toda esta puta banda se disuelve esta misma noche. ¡Ponedme a prueba!».
Estas y otras frases eran las que Budy Rich reservaba para sus músicos y, especialmente, para el trombonista australiano Dave Panichi al que, entre otras cosas, le instó a quitarse la barba que se había dejado crecer.
«Tienes dos putas semanas para decidirte. ¿Quieres una barba o un trabajo? No voy a soportar esta mierda. Esta banda no es el puto equipo de béisbol House of David. Es la Banda de Budy Rich con gente joven con caras. No quiero más putas barbas. ¡Quítatela! Si decides dejártela, te marchas.¡Ahora mismo! Es la última vez que te lo aviso. No más barbas de mierda. No quiero verla. Si te la dejas, te la afeitas. Os trataré como me trataron a mí en el cuerpo de Marines. Este es el aspecto que quiero que tenga mi banda y si no te gusta, ¡te piras!».
Sin embargo, tanto Musiker como Panichi, consideraban que las broncas de Rich eran una forma de incentivarles como músicos. Además, sabían era inofensivas porque el líder de la banda había demostrado en diferentes ocasiones que nunca haría efectivas sus amenazas. «Por lo que a mí respecta, Buddy era una una versión suave de lo que era mi padre. Mi viejo nunca hubiera amenazado con pegarme, se hubiera acercado y me hubiera pegado. Así que lo que sucede con esas amenazas de mierda es que, si amenazas a alguien y no cumples con lo amenazado, no sirve de nada», relataba Dave Panichi.
De hecho, Panichi y sus compañeros ya le tenían tomada la medida a su jefe. «El trato con Buddy era el que se tiene con alguien completamente psicótico pero predecible. Siempre sabíamos cuándo se le iba a ir la cosa de las manos. Sucedía básicamente cada vez que aparecía su esposa, cuando se quedaba sin droga o cuando teníamos invitados en el autobús, que aprovechaba para alardear de su autoridad».
Inspiración para otros artistas
Durante años, las broncas e insultos de Budy Rich no trascendieron. Tenían lugar en el autobús, en los camerinos o entre bambalinas y muy pocos, salvo los músicos de la banda y algunos de sus amigos, tenían noticia de ellas. Sin embargo, las grabaciones de Musiker lo cambiaron todo.
Cuando el trombonista Mike Davis abandonó la banda de Budy Rich para incorporarse a la de Maynard Ferguson, le pidió a Musiker una copia de las cintas como recuerdo. Una vez en su poder, Davis se la enseñó a sus nuevos compañeros que, a su vez, sacaron copias y las hicieron circular primero entre los músicos, luego entre los aficionados al jazz, hasta llegar, finalmente, al público en general.
Las cintas de Buddy Rich se hicieron tan populares que inspiraron un cómic titulado Buddy’s Habits de Lindsay Arnold, publicado en el número 6 de la revista Graphic Story Monthly de Fantagraphics en junio de 1990. Por si esto no fuera suficiente, Jerry Seinfeld y Larry David utilizaron algunas de las frases íntegras de las citas de Buddy Rich para crear diálogos del propio Seinfeld, George Costanza y Frank Costanza en la serie de televisión Seinfeld.
Con tanta publicidad, la existencia de las cintas acabó llegando a oídos del propio Rich que, poco antes de morir, le pidió a su amigo Mel Torme que se las pusiera. Torme, que estaba trabajando en una biografía de Rich y que incluso había transcrito algunas de ellas para su libro, prefirió ahorrarle el mal trago.
Si ustedes tienen curiosidad por escucharlas, se las dejamos a continuación: