La llegada de las chicas duelistas
/Las mujeres duelistas combatían en topless y luchaban hasta que alguna caía herida. En Madrid se enfrentaron a los pies de la estatua del Ángel Caído.
En agosto de 1892, la famosa princesa Pauline Metternich participó en un duelo que cambió la historia del duelismo entre mujeres. Muy popular en aquellas fechas, los duelistas eran casi siempre hombres. El acto adquiría unas connotaciones sociales y políticas importantes, justamente en la época del sufragismo y la aparición del feminismo contemporáneo. Su rival fue la rusa Anastasia Kielmansegg, con quien ya había tenido enfrentamientos verbales. La causa del duelo fue el desacuerdo en el arreglo floral para un evento. Antes de comenzar el duelo, la mujer especialista en medicina, una baronesa, que las asistía, decidió que se batirían en topless. La razón era sencilla: se pensaba que un corte con una de las espadas sobre la ropa podía dar lugar a una grave infección. Y así lo hicieron. Se quitaron sus corsés y blusas y lucharon de esta manera, que pronto se hizo popular entre las mujeres duelistas. El duelo siguió las reglas francesas. Terminaba quien primero fuese herida. No sé sabe con seguridad quién ganó, pero lo cierto es que aquella imagen se reprodujo una y otra vez en extrañas postales y fotografías «picantes» que se comercializaron y fueron muy famosas en los sucesivos años. También años más tarde llegó al cine, con An Affair of Honor (1901), una cinta muda que fue de las primeras producciones en los albores del cine.
En España, concretamente en Madrid, en el parque del Retiro, tuvo lugar uno de los duelos entre mujeres más célebres, cuyas protagonistas fueron Paz Villavicencio y Lolita, apodada la «de las Canas», debido a una disputa surgida en el bohemio Café Fornos, donde eran muy célebres. El duelo se realizó en un lugar cargado de simbolismo: a los pies de la estatua del Ángel Caído.
La emancipación había llegado también al duelo, territorio genuinamente masculino a pesar de que la tradición de mujeres duelistas era muy amplia. Desde entonces, los duelos entre mujeres se convirtieron en parte del discurso de liberación de las mujeres, que por aquellos años aprendían artes marciales (fundamentalmente jiu-jitsu) o se armaban con alfileres o bastones afilados que utilizaban contra acosadores y violadores.