Las rosas mágicas del Georges Méliès español
/Segundo de Chomón (en realidad Segundo Víctor Aurelio Chomón y Ruiz) dirigió y produjo en 1906 una pequeña película de una gran belleza e ingenio titulada Las rosas mágicas. El director español, uno de los grandes pioneros del nuevo arte del cine, que por aquella época daba sus primeros pasos, fue famoso por la utilización de técnicas de animación de gran imaginación, una versión cinematográfica de los mundos imaginarios del surrealismo, del que fue un pionero, y que lo equiparan al gran Georges Méliès en el uso de los efectos especiales.
Chomón, a finales del siglo XIX, perfeccionó una técnica de coloreado a mano tras ayudar a su esposa, la actriz Julienne Alexandre Mathieu, que por entonces trabajaba en los talleres de coloreado de los fotogramas de las películas de Méliès. Este sistema fue patentado más tarde por la casa Pathé con el nombre de «Pathécolor».
Pero sin duda, en el cine de Chomón (en el que aparecen una y otra vez ilusionistas y magos, hadas y casas encantadas, junto a decorados extravagantes y una gran riqueza de colores) lo más destacable son sus argumentos oníricos y de fantasía con figuras de animación realmente brillantes.
Como en este hermosísimo cortometraje, donde un hombre logra que varias mujeres se transforman en rosas con las que decora su jardín como si fuese el mundo maravilloso solamente reservado a la imaginación de los niños y a aquellos que se atreven a soñar despiertos.