Los duelistas aéreos
/Desde lo alto podían contemplar la ciudad abajo, muy abajo, pero no había tiempo para ensimismarse. Se jugaban la vida. Allí, en el aire, a bordo de sendos globos aerostáticos, los duelistas habían llevado las cosas muy lejos, tanto que se retaron a acabar con la vida del otro en las alturas.
Era la época del duelismo. Las disputas y desaires solían acabar con violencia. El honor era una cosa desde luego muy seria y achantarse ante un reto a muerte equivalía a un pesar que te acompañaría siempre, a ti y a tu familia. En este caso, el detonante fue un amor, una bailarina llamada Tirevit. Monsieur de Grandpre y Monsieur de Pique perseguían su amor. Para resolver quién sería su pretendiente «oficial» discutieron largamente y, cuando no hubo acuerdo, se retaron a batirse a muerte, pero no una simple muerte: ambos, aficionados a los globos, se elevarían al cielo acompañados de un ayudante y se batirían hasta que solo uno de ellos regresase a tierra.
Un mes más tarde se vieron las caras. Durante ese tiempo cada uno construiría un globo idéntico al otro para que ninguno tuviera ventaja sobre el otro. Era el año 1808, la ciudad París (junto al Palacio de las Tullerías) y la fecha 3 de mayo. Nadie se echó atrás, a pesar de que aquel día podía ser el último para uno de los dos. Numeroso público se congregó para presenciar aquel espectáculo que había sido pregonado durante semanas. Cada uno portaba un potente trabuco o pistolón y cuando daban las nueve de la mañana cortaron la cuerda y se elevaron hasta llegar a más de ochocientos metros de altura.
Debían esperar lo suficiente para atacar. Los globos fueron aproximándose hasta que los separaban no más de cien metros. Fue Le Pique el primero que disparó contra su rival, pero falló. Grandpree, al ver a su enemigo cargando nuevamente el arma, aprovechó aquel momento de ventaja. Y disparó. El globo de Le Pique fue alcanzado y con cara de espanto inició su descenso vertiginoso en aquel su último día, que también lo fue para su desdichado ayudante. Cayó sobre las casas de París y Grandpree aterrizó felizmente.