Los duelistas enmascarados
/Podían cortar la cara o incluso dañar los ojos, afectando a zonas vitales. Así eran los duelistas enmascarados que usaban balas de cera y se batían a las puertas del famoso Carnegie Hall de Manhattan
[Vía Rare Historical Photos]
A comienzos de 1900, la antigua costumbre del duelo con pistola se resucitó brevemente como un deporte no letal mediante el uso de balas de cera. Si bien todavía se trataba de hombres que se disparaban unos a otros, la diferencia aquí era que las partes derrotadas podrían ser teóricamente declaradas «muertas» y los resultados, supuestamente, no eran «fatales». Estas fotografías muestran el primer acto público de duelo de balas de cera en Estados Unidos. Los duelos en cuestión tuvieron lugar en el Carnegie Hall de Nueva York, con participantes del Carnegie Sword y del Pistol Club. Los hombres se enfrentaron vestidos con trajes negros y máscaras faciales para proteger zonas vitales y, sobre todo, los ojos. Sus pistolas de duelo francesas calibre 44 estaban cargadas con balas de cera importadas de Francia. Los duelos de balas de cera parecen haber surgido por primera vez en Francia, e incluso a principios de 1900 se estableció una Escuela de Duelos en París, donde se empleaban balas de cera, y los aprendices usaban máscaras faciales protectoras, pero siguieron las reglas y los códigos de honor del duelo clásico. Incluso se presentó una versión del deporte como demostración en los Juegos Olímpicos de Verano de Londres de 1908, además de su inclusión en los campeonatos internacionales de pistola y revólver.
Las balas de cera no usaban propulsores, ya que el proyectil de cera de parafina dura y liviana podía impulsarse a velocidades de hasta 140 metros por segundo. Esto ahorró los costes tanto del propulsor como del plomo. Aunque todavía eran letales si se disparaban a un objetivo humano a corta distancia, las balas de cera eran mucho menos propensas a matar o herir a los participantes. Sin embargo, sin una protección adecuada, las balas aún podían cortar partes del cuerpo, y los espectadores debían tener cuidado con las balas perdidas, especialmente en la proximidad de sus ojos.