Los satánicos también están contra Donald Trump
/En septiembre, en Cleveland, Ohio, durante una visita a una iglesia evangelista en plena campaña electoral, el hoy ya presidente de los Estados Unidos Donald Trump recibió una importante revelación: en los sucesivos meses sufriría un ataque constante y poderoso del mismísimo Satán. O al menos eso fue lo que le dijo el pastor Darrell Scott: «Quiero que entienda, Sr. Trump, que si quiere competir por la presidencia habrá un ataque satánico concentrado en su contra».
Y no solo eso. Baphomet sería inquebrantable y persistente: «Habrá un demonio, príncipes y poderes, que librarán una guerra contra usted en un nivel que jamás se ha visto antes. Y eso es lo que estoy viendo todos los días, así que vamos a rezar por él», continuó. Trump, con gesto sombrío, agachó la cabeza y dejó que varias manos se posasen en sus hombros y pecho. Lo acompañaba su número dos y jefe de campaña. El exorcismo había comenzado. Todos, emocionados, rezaron juntos. «Te pedimos, Dios, que lo bendigas, que lo mantengas a salvo, le des la sabiduría y la fuerza para liderar a esta gran nación en el nombre de Jesús… amén», concluyó.
El ataque no debió ser tan potente porque ganó las elecciones, derrotando así a las fuerzas oscuras. Sin embargo, el pasado viernes 20 de enero, durante la multitudinaria marcha anti-Trump celebrada en Washington D. C. con motivo de su toma de posesión (la expresión, por supuesto, tiene chicha), se cumplieron finalmente los presagios del cenizo Darrell. Un grupo de miembros del Templo Satánico acudieron al acto vestidos con trajes negros y capa, junto a una pancarta en la que podía verse la estrella de cinco puntas. Una de las manifestantes señaló que «Trump quiere quitarnos nuestros derechos, y eso no nos gusta».
Los manifestantes se quedaron estupefactos ante los satánicos, que en los últimos tiempos han adquirido una enorme fama por dos hechos: la inauguración en Seattle de una estatua dedicada a Baphomet y las acciones y el activismo del Templo Satánico de Detroit, que ha realizado concentraciones y actos frente a centros provida o boicoteado las manifestaciones de grupos de extremistas católicos en los que han aparecido llevando máscaras y disfraces, azotándose y exhibiendo toda clase de fetiches bondage, como si fuesen extras de una película de Rob Zombie.