No poner la otra mejilla: Patrullas de gays y lesbianas contra bandas nazis
/Los neonazis, que a finales de los ochenta y primeros noventa comenzaron a ser vistos merodeando en los alrededores del Castro, el famoso barrio gay de San Francisco, tenían sus oponentes. Podías verlos en grupos de madrugada, ataviados con boina y pantalones militares, todos y todas perfectamente identificados. Previamente habían recibido clases de autodefensa, principalmente artes marciales impartidas por profesores que además les enseñaban a desarmar a sus oponentes. La mayoría eran gays y lesbianas bastante musculosos y dispuestos al enfrentamiento, aunque casi siempre mediaron en disputas callejeras por el alcohol o en pequeños incidentes homófobos. Sin embargo, en varias ocasiones respondieron a las bandas de skins nazis e incluso fueron a por ellos.
La aparición de las patrullas callejeras tomó como modelo a los Ángeles Guardianes, patrullas ciudadanas creadas por la comunidad para poner freno al crimen y las agresiones en San Francisco y Nueva York, para extenderse por todo el territorio, y que tuvieron una gran notoriedad, pero también en una experiencia menos célebre pero igualmente importante: los Pink Panthers surgidos alrededor de 1969 en Nueva York y que, a imitación de los Black Panthers, se uniformaron y patrullaron las calles para enfrentarse cuerpo a cuerpo a los homófobos.
Los Pink Panthers, además de los grupos de autodefensa, formaron piquetes y participaron en manifestaciones. Sin embargo, se crearon nuevamente, esta vez con más fuerza, en 1991, aunque su final es sorprendente: los estudios MGM, propietarios de los derechos y copyright del popular personaje de La Pantera Rosa, los demandó, ganando el caso y obligando a los Pink Panthers a no usar su nombre. MGM afirmó que el personaje de ficción era «apolítico y asexual».
En el caso de las patrullas gays antinazis del Castro, fueron resultado de varias agresiones cuyos autores eran pandillas de neonazis que, a bordo de coches, localizaban a gays, lesbianas y trans, y les atacaban con bates y cuchillos. Formaban parte de la Queer Nation de San Francisco, que aglutinaba a decenas de grupos en defensa de gays y lesbianas.