Oíd mi historia: Oatman, la primera blanca tatuada
/Una mirada que viaja de un tiempo a otro. Unos ojos, los de Olive Oatman, que nos observan desde el pasado, mientras sujeta sus manos como si no supiera donde ponerlas. Oatman se hizo célebre gracias a esta imagen (impactante y extraña, desubicada).
Fue la primera mujer blanca tatuada en los Estados Unidos, pero su tatuaje escondía una trágica historia, una tragedia: toda su familia, menos su hermana había sido asesinada por indios yavapai durante un viaje al Salvaje Oeste en 1851.
Los yavapai se la llevaron, lo mismo que a su hermana Mary Ann. Ambas soportaron malos tratos y hambre. Un año más tarde, durante una visita de una tribu india amiga de los Yavapai (los mohave) fue comprada y adoptada por estos, los cuales le confirieron un tatuaje tribal tradicional. Tenía entonces catorce años. Su hermana Mary Ann no estaba con ella, había fallecido víctima de la reclusión. Le impusieron un nombre, Oach, así como un apodo, «Spantsa», y se dice que tuvo varios hijos de indios mohave.
Seis años más tarde, llegó a oídos del fuerte Yuma que una chica blanca estaba entre los indios. Estos inicialmente lo negaron, pero el ejército amenazó con destruir a la tribu. Tras deliberaciones, decidieron entregarla a cambio de un caballo blanco.
Cuando Oatman abandonó la tribu y regresó a la «civilización», su presencia resultaba impactante. Oatman fue paseada como un rostro famoso, la superviviente de la «barbarie» cometida por los indios. Su tatuaje le marcó toda su vida. Durante años, Oatman se paseó por todo el país contando su historia y se escribieron canciones y publicaron novelas, muchas de ellas verdaderos best sellers de la época, que narraban su calvario y su vida entre los indios.
El 20 de marzo de 1903, Olive Oatman falleció de un ataque al corazón. Su cuerpo yace en el cementerio de West Hill, en Sherman, Texas.