El arte oculto de Rosaleen Norton, la Bruja de Kings Cross
/La hechicera más famosa de Australia escandalizó al país con su escandaloso estilo de vida, su arte excéntrico y esotérico, y sus extrañas creencias ocultistas durante la década de 1950.
«Era bohemia, bisexual y rebelde; una mujer totalmente independiente en una época en la que las mujeres solo podían aspirar a quedarse en casa, felizmente casadas, con marido e hijos –recuerda su amigo y biógrafo Nevill Drury, autor de La hija de Pan. El mundo mágico de Rosaleen Norton, publicado por Aurora Dorada Ediciones en 2020– Pero Roie nunca tuvo miedo de decir lo que pensaba, dibujar sus imágenes paganas en las aceras de la ciudad o alardear de sus poderes mágicos ante la prensa». Desde su más tierna infancia, Rosaleen Norton se supo diferente y decidió dedicar el resto de su vida a demostrárselo a los demás. La expulsaron de la escuela por aterrorizar a sus compañeros con los vampiros, pentagramas y demonios que dibujaba en clase; discutía continuamente con su madre y detestaba las figuras de autoridad, ya fueran profesores, políticos o sacerdotes. «Siempre despreció las jerarquías y las religiones organizadas –añade Drury– y los dioses que abrazó eran, por supuesto, paganos hasta la médula».
Rosaleen se mudó a Melbourne a mediados de los años 30 para matricularse en Bellas Artes, aunque aprendió más por su cuenta; publicó un puñado de cuentos de terror en un periódico local y acabó protagonizando su primer altercado con las autoridades a raíz de su primera exposición. «Como muchos otros místicos ocultistas, las obras de Norton, magníficas por cierto, no son estrictamente objetos artísticos –explica la escritora Mariana Enríquez– sino rituales, o retratos de algunas de sus prácticas mágicas y estados alterados de conciencia, trances, contactos». Sus pinturas, que han sido comparadas con las del artista y ocultista británico Austin Osman Spare, representan a entidades sobrenaturales, dioses paganos y demonios, a menudo involucrados en actos sexuales. En cuanto la policía se enteró, incautó la mayoría de los lienzos y la muestra apenas duró dos días. «Rosaleen se mudó a Kings Cross, porque sabía que la comunidad de excéntricos del barrio la recibiría bien. Así fue. Su casa –de la que hoy no queda nada– era una central de fiestas y orgías, en la puerta un retablo decía: Bienvenidos los fantasmas, las hadas, los hombres lobo, los vampiros, las brujas, los brujos y los poltergeist».
«Una extraña mezcla de magia, mitología y fantasía, pero derivadas sustancialmente de experiencias místicas que, para ella, eran completamente reales»
En 1952 vio la luz un lujoso volumen encuadernado en cuero y titulado El arte de Rosaleen Norton que recopilaba su obra pictórica. Entre las obras seleccionadas estaban Magia Negra, una especie de autorretrato de Rosaleen teniendo sexo con una pantera; Ritos del barón Samedi y Fohat, que muestra a un demonio con un gran falo en forma de serpiente. El escándalo fue mayúsculo; su editor, Wally Glover, fue procesado por obscenidad y las imágenes se eliminaron de todas las ediciones futuras. En Estados Unidos, el libro se consideró tan pornográfico que los funcionarios de aduanas destruyeron todos los ejemplares.
«El arte de Rosaleen es un fiel reflejo de todo esto. Era su principal pasión, su principal razón de vivir. No tenía ambiciones profesionales más allá de manifestar estas energías psíquicas y mágicas de la única manera que sabía»
Las creencias esotéricas, la cosmología y el arte visionario de Norton están estrechamente entrelazados y reflejan su enfoque único del universo mágico. «Eran una extraña mezcla de magia, mitología y fantasía, pero derivadas sustancialmente de experiencias místicas que, para ella, eran completamente reales. Ella no era una teórica. –reconoce Drury– Creo que parte de su desdén por el público en general derivaba del hecho de que sentía que tenía acceso a un maravilloso universo visionario, mientras que la mayoría de la gente vivía vidas banales, intolerantes y basadas en el miedo. Roie era una gran aventurera, un espíritu libre, y le gustaba volar por los mundos que su imaginación le abría». Para ello se inspiró en «el lado nocturno de la magia», enfatizando la oscuridad gracias a rituales aprendidos de los escritos del ocultista inglés Aleister Crowley. Entre sus lecturas predilectas estaban las obras de Jung, Las variedades de la experiencia religiosa de William James, la obra de Sir James Frazer La rama dorada, y El dios con pies de cabra y La cábala mística de Dion Fortune.
Era cuestión de tiempo que la prensa sensacionalista se fijase en ella y la apodase como la Bruja de King Cross, retratándola como una esclava de Satán que se deleitaba con la perversión, oficiaba misas negras y celebraba orgías y aquelarres sexuales. En realidad, Rosaleen disfrutaba abiertamente del sexo, tanto con hombres como con mujeres, y practicaba la magia sexual, pero nunca fue satanista. «Desde que era una niña, Roie desarrolló una notable capacidad para explorar las profundidades visionarias del subconsciente, y los seres arquetípicos que allí encontró se convirtieron en el centro de su arte –reconoce Drury– A medida que las mentiras que se decían sobre ella cobraron mayor peso, decidió asumir el papel y declararse bruja de nacimiento. Después de todo, tenía las orejas algo puntiagudas, pequeñas marcas azules en la rodilla izquierda y una larga hebra de carne le colgaba desde debajo de la axila hasta la cintura, una variante del pezón extra que solía atribuirse a las brujas en la Edad Media».
A medida que las mentiras que se decían sobre ella cobraron mayor peso, Rosaleen Norton decidió asumir el papel y declararse bruja de nacimiento
Pero la auténtica caza de brujas comenzó en 1955, cuando la policía arrestó a una mujer por consumo de estupefacientes y escándalo público. Al interrogarla en comisaría, alegó ser víctima de uno de los filtros de Rosaleen como atenuante y llegó a testificar que le había obligado a participar en una de sus horribles misas satánicas. Y por si fuera poco, al año siguiente, uno de sus amantes, el famoso compositor y director de orquesta inglés Sir Eugene Goossens, fue acusado por contrabando de material pornográfico. Cuando le detuvieron, portaba 800 fotografías eróticas y varias máscaras rituales. La mayoría de las instantáneas que le incautaron estaban marcadas en el reverso como “SM”, haciendo referencia tanto al sadomasoquismo como a la magia sexual. Le llevaron a juicio, se declaró culpable y tuvo que renunciar a su puesto en la Orquesta Sinfónica de Sydney y como docente en el Conservatorio de Música de Nueva Gales del Sur. Regresó a Inglaterra humillado y arruinado, dejando a Rosaleen más expuesta y denigrada que nunca ante la opinión pública.
Aún así, Rosaleen decidió seguir su propio camino: pintando cuadros, profesando sus propias creencias, disfrutando de una vida sexual variada y activa e incluso tomando LSD para «inducir estados visionarios" que ampliaran su conciencia como artista. Para Drury, «el arte de Roie es un fiel reflejo de todo esto. Era su principal pasión, su principal razón de vivir. No tenía ambiciones profesionales más allá de manifestar estas energías psíquicas y mágicas de la única manera que sabía –concluye Drury– Como me dijo más tarde la hermana mayor de Roie, Cecily, el arte era el centro mismo de su vida, y Roie se enorgullecía del breve reconocimiento que recibió cuando el crítico y paisajista inglés John Sackville-West la describió en 1970 como una de las mejores artistas de Australia, junto a Norman Lindsay. Fue un elogio inesperado, y la animó considerablemente porque sintió que por fin alguien había entendido su arte y había respondido positivamente». En Mágicas. Brujas, Magas y Sacerdotisas del Amor, publicado en 2022 por La Felguera, Grace Morales reivindica su legado como parte de un aquelarre feminista de brujas, hechiceras y magas que hicieron historia. Rosaleen murió en 1979, adorando a Pan, siendo una pagana hasta su ultimo aliento. Poco antes de morir dijo estas palabras: «Vine a este mundo con valentía. Me iré con valentía».