La Nación Zulú y los inicios del hip hop

Kevin Donovan, futuro fundador de los legendarios Afrika Bambaataa, fue uno de los creadores de la Nación Zulú. Sabía cómo había sido todo y también cual era el futuro que les esperaba a chicos como él, criados en pleno epicentro de las bandas, en el Bronx River Projects. Junto a algunos más, creó la banda The Savage Seven, que pronto cambió su nombre por el de Black Spades. Fueron años de guerras, muertos y locura. El 12 de noviembre de 1976 la transición se había completado. Surgió la Nación Zulú, antes conocida simplemente como The Organization, pero por el camino habían quedado muchos de los mejores amigos de Donovan, como Soulski, también integrante de los Black Spades, que falleció tiroteado por la policía durante un enfrentamiento con una banda rival. Aquel trágico suceso marcó un antes y un después.

Un mes más tarde un joven negro murió acribillado a manos de la policía. Los Peacemeakers, una importante banda del Bronx, hicieron un llamamiento a la guerra abierta contra la policía. Donovan y algunos otros se negaron, no porque sintieran simpatías hacia la policía sino porque pensaban que ese tipo de respuesta supondría el principio del fin, la declaración del estado de excepción en los guetos y la caza del pandillero. Rechazaron la idea e impulsaron una alternativa.

El cambió era inevitable. Lo respaldaban otras históricas bandas, como los Ghetto Brothers, decididos a construir una alternativa a través de la reconciliación y la música. Para Donovan, la imagen del zulú (parte de una tradición africana de combate y resistencia, una figura amenazadora y espiritual al mismo tiempo) podía servir para expresar ese cambio. La suerte le sonrió, como si estuviera predestinado a aquel momento: obtuvo un premio por un ensayo, con el que viajó hasta África. Nunca sería el mismo. Nada más regresar, cambió su nombre por el de Afrika Bambaataa Aasim (Bambatha fue un destacado líder negro protagonista de una insurrección armada a comienzos de siglo en la Sudáfrica racista) y se entregó en cuerpo y alma a la música, que comenzó a tener cada vez más protagonismo en la vida de los barrios negros. Lo mismo que el grafiti, que había resistido ante las grandes campañas antigrafiti impulsadas por las autoridades a comienzos de los setenta, el breakdance o la cultura urbana.

 De todo aquello surgieron míticos deejays como Kool DJ D, Disco King Mario o los primeros B-Boys, como los Zulu Kings. Desde entonces, el movimiento se extendió imparable, pero la batalla no había hecho más que empezar.