Seguid los consejos del viejo predicador

Entre las películas en que participó William Burroughs nos encanta la escena en que hace de experimentado ex yonqui en Drugstore cowboy (1989) de Gus Van Sant. El director estaba fascinado por Burroughs. No era la primera vez que había hecho una película inspirada en el escritor. Tiempo antes, había firmado un cortometraje basado en un relato escrito por él en 1974. En Drugstore cowboy aconseja a un dubitativo y un tanto perdido Bob (Matt Dillon), que lidera una banda de cuatro delincuentes toxicómanos que recorre Estados Unidos atracando farmacias para cubrir su adicción. Pero está cansado de una vida de fechorías.

En la película, durante una de sus escenas más celebres, Bob está sentado al borde una cama, mientras que Burroughs/Tom (que en la película, además, recibe el apodo de «El Cura»), está justo a su lado. El escritor lleva un bastón, con el que no para de dar pequeños golpecitos sobre una mesa. Hay una lámpara encendida, aunque fuera sea aún de día. Bob, indeciso y taciturno, está agobiado por su propio destino; necesita una respuesta, un consejo. Está buscando algo que pueda servirle:

Burroughs/Tom: «[...] Mi predicción para un futuro próximo es que los derechistas usarán la histeria de las drogas como pretexto para crear un aparato policial internacional, pero ya soy un hombre viejo y puede que no viva lo suficiente para ver la solución final al problema de la droga».

Matt Dillon/Bob: ¿Sabes qué Tom?, deberías haber sido un filósofo.

Tom: Bueno, Bob, puede que quizá en otra vida, en otra vida...

Las palabras de Burroughs/Tom brotan lentamente, como si estuviese repitiendo algo que hubiera dicho en un sinfín de ocasiones. La profundidad de su mirada es la de un hombre que ha paseado por el infierno y regresado para contárnoslo. Parece cansado. Hay un plano donde vemos la cabeza de Bob agachada y sostenida por un brazo. Burroughs dirige una mirada grave e insondable hacia un punto indeterminado, mientras sigue dando golpecitos con su bastón. Pero nada de eso le sirve a su invitado, nada parece serle suficiente, pues sabe que no obtendrá lo que busca.