Acabar con este largo y tedioso Invierno Totalitario
/A.L.M.A, con su primer trabajo Invierno Totalitario (a la venta desde este viernes 29 de noviembre), que ha contado con la ayuda de Alexander Hacke (Einstürzende Neubauten), ha hecho uno de los discos del año, un puñado de grandes canciones violentas y ruidistas construidas como manifiestos contra el tedio y el control que tienen la gran virtud de no parecerse a casi nada del pasado. Entrevistamos a la mente que está detrás
Resulta muy complicado sonar a (casi) nada reconocible, una especie de punto cero de ignición. Eso mismo ha hecho el asturiano Pedro Pablo Bazán, camuflado tras un proyecto que puede presumir de haber surgido con una fortaleza inaudita. Invierno Totalitario (Grabaciones Perdidas), su primer disco, es sin duda uno de los discos del año, alimentando una hoguera que en las tierras del norte comenzaba a apagarse por medio de una mezcla de canciones-himno (manifiestos hablados y, sobre todo, narrados, entre bases industriales y capas sonoras) y disco-conceptual. Un blanco glacial que ilustra no solamente la portada sino el hermoso arte de un disco editado de forma lujosa como tríptico de atrocidades y espantos con la capacidad de convertir objetos de uso cotidiano (una reloj, una armónica, una navaja) en objetos realmente amenazantes. Tras las canciones, sin embargo, en una producción exquisita, como todo lo que rodea al proyecto y a este disco llamado a ser un clásico del brutalismo en nuestro país, asoma la música de 713 Avo Amour, Manta Ray, el mejor y más free Nick Cave y sus Bad Seeds, la música de vanguardia y, por supuesto, Einstürzende Neubauten. De hecho, Alexander Hacke, uno de los miembros de la legendaria formación, ha mezclado las canciones en su Studio 65 de Berlín.
El disco es una sensacional aparición casi con el año concluido. Para nosotros es uno de los discos del año. Para la gente que no te conozca, cuéntanos un poco quién eres, y cómo surge un proyecto como el de A·L·M·A.
Pedro Pablo Bazán es A·L·M·A pero A·L·M·A es mucho más que Pedro Pablo Bazán. Hace muchos años tocaba la guitarra y el bajo eléctricos en varios grupos de rock. El primer concepto de A·L·M·A surgió como un clásico combo rock: dos guitarras, bajo, batería y voz. No llegó más que a una maqueta tras una desbandada de algún miembro. Entonces decidimos desaprender todo concepto musical que tuviéramos, hacer tabula rasa, y crear algo especial, tanto a nivel musical como conceptual. John Cage y Pauline Oliveiros resultaron fundamentales, el aprender a escuchar, primero tu entorno, luego la música, aprender a identificar sonidos, instrumentos, qué hacían, dónde estaban situados, etc. Al mismo tiempo nuestra conciencia social, que siempre estuvo ahí, crecía. Nunca estuvimos a gusto con la vida que teníamos, con el entorno en que vivíamos, con la sociedad en la que nos desarrollábamos… de ahí nació la versión actual de A·L·M·A, el segundo corte del álbum: «La Tragedia de la Vida Cotidiana» es el que mejor representa todo esto. Como guiño a John Cage dura exactamente 4’33’’.
«El objeto central es la rueda de wartenberg, un instrumento utilizado en neurología para comprobar los reflejos nerviosos o sensibilidad fisiológica a los estímulos, es decir, tratamos, con este álbum, de comprobar el punto de identificación del oyente con a la realidad»
La música tiene sus limitaciones. Generalmente, aquellos músicos implicados social y políticamente sobredimensionan la capacidad de cambio por medio del arte, aunque quizás el problema sea el punto de vista, es decir, el hecho de que la música simplemente puede abrirte una puerta y que esa puerta sea liberadora. Eso ya, de por sí, es mucho…
A·L·M·A es el despertar de la consciencia, el darse cuenta de qué nos rodea, el tomar partido, el actuar consecuentemente a tu conciencia de clase. A·L·M·A es el espejo en el que mirarse para contemplar la realidad. La forma de encontrar al individuo que llevas dentro a través de lo colectivo. Solo a través de nuestros semejantes nos encontramos a nosotros mismos. El tercer corte del álbum: «Nosotros», que hace referencia al mítico grupo anarquista, trata de eso: llegar a la plenitud individual a través de lo colectivo, es la única manera.
Tras una larga etapa de «formación», llegó la, también larga, etapa de «creación», ahí empezó a gestarse Invierno Totalitario. Un embarazo tediosamente largo que hizo ver la luz del día a A·L·M·A con este primer álbum: un puñetazo en la mesa, una bofetada de realidad, un intento de hacer despertar al oyente del adormecimiento generalizado.
En las canciones sobrevuela un nivel de tensión y una violencia a veces soterrada y, en otras ocasiones, explícita. ¿Era deliberado? ¿Estás de acuerdo con esa idea de un disco y unas canciones que se mueven en los extremos? Hasta el diseño parece insinuarlo. El blanco se emborrona, los objetos parecen amenazantes. Son objetos de la vida cotidiana que se convierten en casi armas, como si esa misma vida cotidiana escondiese un tipo de violencia más profunda.
«Nosotros nos movemos en los extremos, no queremos medias tintas»
Vivimos rodeados de tensión y de violencia, la vida misma llega con violencia y suele irse también con ella. Es algo que está ahí y si se quiere ser un reflejo de la realidad ha de estar presente, a veces de manera más taimada a veces de manera más frontal. Vivimos en una sociedad que premia «lo moderado», ser moderado es lo correcto, actuar con moderación es la consigna. El centro es lo correcto, los extremos son malos. Nosotros nos movemos en los extremos, no queremos medias tintas. Un álbum como Invierno Totalitario no puede ser contenido, ni a nivel musical ni conceptualmente. Si lo que buscamos es la destrucción de la decadente sociedad actual no podemos andarnos con remilgos, no podemos ser amables con el oyente, no podemos apuntalar el edificio mientras ponemos los pilares de uno nuevo.
El diseño del disco trata de mostrar eso, fotos en primer plano de una calavera, ahí está aunque no nos demos cuenta, hace falta mejorar la consciencia, enfocar nuestros sentidos. Estamos aletargados en este Invierno Totalitario y no vemos la realidad con nuestros ojos, de ahí las fotos del cráneo que no parecen lo que son a primera vista. Por dentro de la carpeta del disco aparecen objetos de la cotidianeidad de este invierno que refleja el álbum. Algunos son referencias directas a piezas, por ejemplo la ceniza hace alusión a la pieza «Miedo en puñado de polvo», que dice en su letra: «polvo eres y en miedo te convertirás». El objeto central es la rueda de wartenberg, un instrumento utilizado en neurología para comprobar los reflejos nerviosos o sensibilidad fisiológica a los estímulos, es decir, tratamos, con este álbum, de comprobar el punto de identificación del oyente con a la realidad. También se utiliza como herramienta erótica en juegos de sensación BDSM, ¿acaso no somos sadomasoquistas cuando vivimos esta vida sin hacer nada para evitar su tacto?
Los artistas asturianos siempre están muy vinculados a su medio, a la escena musical de Asturias. En tu caso sabemos que hay un vínculo fuerte con gente como Manta Ray. ¿Hasta qué punto existe esa conexión?
Nadie puede aislarse del entorno en el que vive y A·L·M·A no es una excepción, somos esponjas que absorben lo que tienen alrededor. El álbum empieza con una invocación mágica: la palabra A·L·M·A como exorcismo, y el primer sonido que se oye es un trozo de una pieza de Manta Ray (el único sample musical que hay en el disco), que surgió de manera utilitaria y acabó siendo un homenaje a nuestras raíces. Crecimos y nos formamos en ese entorno y es algo que debemos revindicar, para bien o para mal.
El territorio es muy importante, somos lo que somos porque hemos crecido en un determinado lugar, porque lo hemos visto mutar, porque somos conscientes de los cambios, de lo que queda, de lo que fue, recordamos lo que éramos, tenemos que ser conscientes de lo que somos e imaginar lo que queremos ser. En la contraportada del álbum aparece un plano de Gijón sobrepuesto con un barniz UV a la parte posterior de una calavera, ¿psicogeografía de la muerte?, de la muerte en vida en cualquier caso.
Siempre hemos vivido en Asturias, tenemos la tasa más alta de suicidios, de trastornos de ansiedad, de depresión… La Asturias revolucionaria se la tragó el paternalismo estatal, el estado del bienestar, la sociedad de consumo… No nos podemos imaginar cómo sería A·L·M·A o Invierno Totalitario si hubiera surgido en otra parte o en otro momento.
«Respecto a la temática del álbum: sí, ya estamos viviendo en ese Invierno Totalitario que da nombre al álbum»
Cuéntanos cómo fue el proceso de grabación y de donde viene la idea del disco, muy conceptual. ¿Estamos ya viendo ese Invierno Totalitario o es que la única opción posible en estos tiempos es reeditar un invierno eterno en contraposición a la frase del «verano eterno»?
Tras pasar por ese periodo de formación musical autodidacta que comentábamos más arriba, nos pusimos manos a la obra con el álbum, fue un proceso largo, demasiado, por momentos tedioso pero a la vez de formación de cara a continuar con A·L·M·A en futuros álbumes que ya estamos ideando. La composición básica fue hecha a piano, ese era el esqueleto, a partir de ahí decidíamos la temática de la pieza e íbamos creando la estructura, decidiendo la instrumentación, creando las texturas, las voces y las letras. Dábamos vueltas a todo y experimentábamos sin parar. Cuando ya nos dimos por satisfechos, viendo que estábamos en un punto a donde habíamos querido llegar y de donde no veíamos salida, hicimos unas premezclas y pensamos en alguien externo que le diera el toque final, una elección difícil por la complejidad del proyecto, coincidió en el tiempo con que nuestro amigo Alexander Hacke había montado un estudio en su Berlín natal, no podíamos pensar en otra persona capaz de conectar con nosotros (alguien que lleva casi 40 años formando parte de Einstürzende Neubauten parecía lo más adecuado) así que nos fuimos para allí. El flechazo fue instantáneo, necesitamos pocas conversaciones sobre a dónde queríamos llegar con la mezcla, la escucha de las premezclas y algunas indicaciones puso punto, casi final (faltaba la masterización) al disco.
Composición y grabación fueron de la mano, para ello no podíamos utilizar un estudio de grabación convencional, los tiempos y sobre todo el presupuesto no nos lo permitía, montamos un estudio privado en casa que nos diese la libertad de acceder a él cuando quisiéramos, todo se compuso y grabó allí, excepto por instrumentos que requerían un espacio más grande o grabar a determinados volúmenes, en esos casos grabamos en La Münster, un espacio socio-cultural de Gijón y en La Nave, otro pequeño estudio al que Agente Provocador ya dedicó un artículo en su versión en papel. También tuvimos malas experiencias que nos hicieron reafirmarnos en que solo nosotros éramos capaces de grabar lo que queríamos y como queríamos. Como ejemplo, estuvimos tres días en un estudio de grabación «profesional» [sic] grabando bases, percusiones, etc. La falta de conexión con el técnico y la distinta forma de trabajar que tenemos con respecto a otros músicos hizo que no pudiéramos aprovechar nada de lo que grabamos.
Las canciones parecen pensadas como si fuesen manifiestos de rabia hacia la alienación, pero a un tipo de dominio y control cotidianos y, por tanto, constantes.
Respecto a la temática del álbum: sí, ya estamos viviendo en ese Invierno Totalitario que da nombre al álbum. En los créditos del disco hacemos un guiño a 1984, la novela de Orwell, nunca vimos ese libro como un título de ciencia ficción o sobre una distopía sino una crítica de los totalitarismos contemporáneos de Orwell, en su caso siempre pensamos que su experiencia en la Revolución y Guerra españolas marcó la temática de la novela, tanto por su lucha en el frente de guerra contra el fascismo como por su experiencia con el estalinismo contrarrevolucionario durante los hechos de mayo. También identificamos ese Invierno Totalitario que da título al disco con el filme THX 1138. En la película retrata una sociedad que solo se dedica a trabajar y a consumir, están hipermedicados y no son conscientes de su situación ni tienen conciencia de pertenecer a una clase diferenciada de la dirigente, que les guía en todos sus pasos, al final solo el amor permite la salida a la realidad.
Actualmente vivimos en una sociedad globalizada de carácter totalitario, con distintos regímenes políticos según los estados pero que forman parte de un todo superior. No solemos ser conscientes de ello y la mayoría de las veces que lo somos miramos a otra parte por miedo a perder las migajas que tenemos. El capitalismo hiperdesarrollado en el que vivimos es a la vez simple en su concepto y complejo en su estructura. A·L·M·A pone su guijarro en el zapato con este álbum, esperando que todos juntos acabemos apedreando a la Bestia.
Cuéntanos planes inmediatos, conciertos, presentaciones, etc.
Actualmente estamos de lleno metidos en la versión en directo de Invierno Totalitario. La forma de llevarlo a cabo se nos presentó difícil: ¿cómo ejecutar en directo las piezas de un álbum con esa variedad instrumental? La precariedad del mundo de la música no nos permite hacer una puesta escena que sea reflejo exacto de lo grabado en estudio, así que haciendo de la necesidad una virtud decidimos simplificar lo máximo la propuesta sobre las tablas de un escenario, no queriendo decir con ello que sea una versión inferior, sino una versión distinta a como fue la grabación, le damos una vuelta más al concepto. Sobre el escenario vamos lanzando una serie de bases que sacamos del disco, son remezcladas en directo de distinta forma cada vez lo que añade una gota de improvisación, llevamos guitarras eléctricas, una mesa de mezclas retroalimentada y las voces. Eso sería la mitad de la puesta en escena, la otra mitad es la iluminación. Buscamos un espectáculo integral. Basándonos en los conceptos desarrollados en El teatro y su doble de Antonin Artaud, pretendemos ofrecer un espectáculo que trascienda el simple acto de representar en directo el álbum y sea un despertar de la consciencia.