¡Bumaye! Muhammad Ali y la chica skinhead
/Es una de esas imágenes crepusculares que iluminan un momento, el tránsito de una época a otra. Una chica skinhead toma su mano y besa a su héroe Muhammad Ali / Cassius Clay durante una visita del famoso boxeador a Londres. Porque el puño de hierro negro, el imbatible Clay, el hombre de las mil y una respuestas, amaba Londres.
A comienzos de los sesenta, cuando en Estados Unidos se convertía en un símbolo del orgullo negro y de una dignidad que se resistía a claudicar, peleó en Londres hasta en tres ocasiones en un espacio de tres años. En 1963, durante el enfrentamiento con el temible Henry Cooper (su primera pelea fuera de Estados Unidos), con los primeros rayos de sol por vez primera se paseó por las calles de Londres. Las instantáneas que se conservan de aquel momento son abrumadoras y emocionantes; en ocasiones las calles parecen semidesiertas y, en otras, vemos a una multitud de fans que sueña con un autógrafo o, mejor aún, que su ídolo le regale una de sus hábiles frases, esas que caían como rayos. Ali, inagotable, no duda en interpelar a los transeúntes, bromear, saltar vallas, correr desafiante. Se viste como un dandy. Presume de elegancia. Sabe que es imbatible.
Luego, la segunda y tercera de las visitas, se produjo en poco menos de tres meses. ¿Henry Cooper? En la quinta ronda, Clay vapuleó a Cooper y de su ceja brotaba sangre sin parar. La pelea acabó siendo detenida, otorgándosele el triunfo a Ali por nocaut técnico. The New York Times, en la crónica del combate, afirmó que «en dos minutos y quince segundos» había estado cerca de «arrancarle la cabeza» al británico. Ali reinaba en Londres.
Volvemos a la maravillosa fotografía de la chica skinhead que besa al campeón. Desconocemos la fecha o el autor, aunque el año no pudo ser 1963. Los primeros skins comenzaron a verse por Londres alrededor de 1969, cuando el estilo de los mods evolucionaba hacia algo más duro y urbano, una rudeza que dio lugar al habitual pelo rapado, tirantes y botas. Muchos de los primeros skinheads eran «hard mods» y, por entonces, el nuevo movimiento se dividía entre amantes de la cultura negra (tomaron del rude boy el amor por la música jamaicana y la imagen del hampa) y las futuras tropas del fascismo callejero. Ese mismo año de 1969 se registraron las primeras agresiones contra paquistanís en pleno centro, mientras otra facción rechazaba esa violencia. Posiblemente la imagen haya sido tomada mucho más tarde, en 1976, durante una nueva visita a Londres, esta vez para promocionar su libro Muhammad Ali. The Greatest. My Own Story, publicado a finales del año anterior.
¿Qué había hecho Ali, para quien sus mejores años ya habían pasado, aquel mismo año? Combatir contra Buddy Wolfe, que no era boxeador, sino luchador profesional y, por supuesto, ganar. El legendario ídolo se paseó por barrios de gran presencia negra y jamaicana, como Notting Hill, donde a finales de aquel año los negros protagonizarían duros enfrentamientos con la policía y que inspiraron a The Clash y su canción «White riot».
En un momento dado, una seguidora suya, la enigmática skin girl, se abalanza sobre su coche y no duda en posar para una eternidad solamente reservada a los heraldos y heroínas de un siglo repleto de amores y de odios. Igual que Ali. ¡Bumaye!