Shackleton y la música que resquebrajaba el hielo

El legendario Shackleton y la valiente tripulación del soberbio Endurance, que él mismo había bautizado como «By Endurance We Conquer» («Por la resistencia, conquistamos»), es una de las grandes historias de las exploraciones hacia Terra Ignota. Su objetivo era insólito, al querer atravesar la Antártida a pie, en lo que constituyó la última expedición importante de los años dorados de las expediciones polares. Nada más y nada menos que 1500 kilómetros de calvario. Pero las cosas se complicaron muy pronto. Al acercarse al mar de Wedell, el 14 de febrero de 1915, la temperatura cayó a 20 bajo cero y el mar se congeló a su alrededor. El barco quedó atrapado en medio del hielo en un paisaje desolador que el escritor Alfred Lansing llamó «la prisión blanca». Allí tendrían que sobrevivir como fuese hasta que llegase el deshielo.

El Endurance en mitad del hielo y peligrosamente escorado

El Endurance en mitad del hielo y peligrosamente escorado

Los inútiles esfuerzos golpearon la moral de la tripulación, que en horas aciagas se entretenía con la compañía de los perros o en un improvisado juego de fútbol en el hielo. En los bajos del barco, el lugar de esparcimiento recibió el nombre de Ritz. También allí organizaban fiestas de disfraces, sesiones de music-hall o concursos de corte de pelo. Y audiciones de música. Durante meses, en medio de aquel desierto blanco, vivieron con la compañía de la música que provenía del gramófono.

El Endurance atrapado en el hielo

El Endurance atrapado en el hielo

Cada domingo, la tripulación del Endurance se sentaban alrededor de un gramófono controlado por Orde-Less, quien contaba con una buena selección de discos que ponía en el aparato y, al mismo tiempo, comentaba. Era música actual, del momento, pero algo sucedía cada domingo. Cuando los discos sonaban, hasta ellos llegaban restallidos, estruendos, ruido de quejidos; cada vez que ponía un disco el hielo, que aprisionaba terriblemente el barco, crujía y emitía un sonido tremendo.

A la derecha, de pie, Orde-Less poniendo discos y comentándolos ante la tripulación del Endurance

A la derecha, de pie, Orde-Less poniendo discos y comentándolos ante la tripulación del Endurance

El pavor cundió entre la tripulación. La música parecía empujar al desastre. En Atrapados en el hielo, de Caroline Alexander, una de las narraciones de aquella expedición, podemos leer: «El sábado 24 de octubre pudieron ver cómo avanzaba la presión del hielo, durante un día por lo demás sin incidentes. Después de la cena, Lees acababa de poner “The wearing of the Green” [una balada irlandesa que critica la feroz represión contra los rebeldes en 1798] en el gramófono cuando un terrible ruido sacudió el buque como un terremoto, haciéndolo temblar e inclinarse unos ochos grados hacia estribor. Los hombres acabaron de escuchar la canción, y luego, según Lees, salieron a cubierta a ver si había ocurrido algo desacostumbrado. Encontraron a Shackleton en el hielo, con cara seria, examinando el codaste [madero grueso puesto verticalmente sobre el extremo de la quilla inmediato a la popa]. Atrapado entre tres frentes de presión distintos contra su amura y en ambos costados, el Endurance se había doblado. El codaste estaba casi arrancado y ahora goteaba peligrosamente».

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Sir John Mills, en el papel del capitán Scott, en la película Scott of the Antartic (1948)

Desde mayo de 1915, el hielo se sintió con más fuerza. Su colosal presión chocaba con la madera del barco. Los sonidos eran aún más atronadores. La tripulación, asustada, decidió terminar con los conciertos. Finalmente, el 21 de noviembre, la embarcación se hundió y destruyó. Los hombres trataron de rescatar lo esencial. ¿Se llevaron el gramófono?

Los restos del Endurance

Los restos del Endurance

Otra expedición polar, esta vez a bordo del Karluk, también llevó un gramófono. Y el barco, al igual que el legendario Endurance, también sufrió un destino trágico. El 10 de junio de 1913, la tripulación presenció el hundimiento de su barco. Sin embargo, mientras este desaparecía engullido por los hielos, alguien accionó el aparato y un disco sonó: se trataba de las notas de una marcha fúnebre en medio de aquel desierto blanco.

El gramófono durante la expedición a la Antártida de Scott

El gramófono durante la expedición a la Antártida de Scott

Un miembro de la tripulación dirigida por Shackleton, junto a grupos de pinguinos, escucha el gramófono en un viaje anterior a la Antártida (1906-1907)

Un miembro de la tripulación dirigida por Shackleton, junto a grupos de pinguinos, escucha el gramófono en un viaje anterior a la Antártida (1906-1907)

Estos aparatos han quedado como vestigios de aquellos desoladores días. Uno de los más famosos exploradores, el capitán Robert Scott, se embarcó en el Terra Nova en dirección a la Antártida y el Polo Sur en 1910 con la compañía de su inseparable gramófono.

El gramófono original que sobrevivió a la expedición de Scott en el Terra Nova

El gramófono original que sobrevivió a la expedición de Scott en el Terra Nova

Hace un tiempo, EMI publicó Scott’s Music Box, un recopilatorio con las canciones que se llevó Scott.

El set era el siguiente:

CD 1:

  1. The Black Diamonds Band – Dollar Princess Two Step
  2. The Dollar Princess Operatic Party – Opening Chorus (The Dollar Princess)
  3. George Grossmith Jr – Yip-I-Addy-I-Ay (Our Miss Gibbs)
  4. Margaret Cooper – Love is meant to make us glad (Merrie England)
  5. R. Kennerley Rumford – Four Jolly Sailormen (The Princess of Kensington)
  6. Huntley & Carroll – The Golf Scene (Three Little Maids)
  7. Yvette Guilbert – I want yer ma honey
  8. Band of HM Coldstream Guards – Trafalgar March
  9. Walter Miller – We all walked into the shop
  10. Florrie Forde – Oh! Oh! Antonio!
  11. George Robey – The Prehistoric Man
  12. Harry Lauder – Stop your tickling, Jock!
  13. Harry Tate – Motoring
  14. Gus Elen – Wait till the work comes round
  15. Olly Oakley – Anona Two-Step
  16. John Coates – Take a pair of sparkling eyes (The Gondoliers)
  17. Eleanor Jones Hudson – The sun whose rays are all ablaze (The Mikado)
  18. The Sullivan Operatic Party – When Britain really ruled the waves (Iolanthe)
  19. HM Band of the Royal Artillery – The Blue Danube Waltz
  20. Stanley Kirkby – The Trumpeter
  21. Harry Dearth – A Sergeant of the Line
  22. Clara Butt & R. Kennerley Rumford – Night Hymn at Sea
  23. Edward Lloyd – The Holy City
  24. Elizabeth Dews – O thou that tellest good tidings to Zion (Messiah)
  25. A Church Choir – Hark, the Herald Angels Sing

CD 2

  1. Geraldine Farrar – Un bel dì vedremo (Madama Butterfly)
  2. Enrico Caruso – Recitar!…Vesti la giubba (Pagliacci)
  3. Nellie Melba – Waltz Song (Roméo et Juliette)
  4. Titta Ruffo – Largo al factotum (Il barbiere di Siviglia)
  5. Luisa Tetrazzini – Ombra leggera (Dinorah)
  6. Maurice Renaud – Serenade (Don Giovanni)
  7. Mattia Battistini · Emilia Corsi – Là ci darem la mano (Don Giovanni)
  8. Jan Kubelík – Chanson bohème (Carmen)
  9. Enrico Caruso – Mattinata
  10. Nellie Melba – Nymphes et sylvains
  11. Evan Williams – I’ll sing thee songs of Araby
  12. Edward Lloyd – Come into the garden, Maud
  13. Charles Draper – Weber: Concertino
  14. La Scala Theatre Orchestra – The Ride of the Valkyries (Die Walküre)
  15. Joseph Szigeti – Bach: Prelude (Partita No.3)
  16. Wilhelm Backhaus – The Harmonious Blacksmith
  17. Peter Dawson – Rule Britannia
  18. Ernest Pike – The Light of the World
  19. Robert Radford – Honour and Arms (Samson)
  20. Clara Butt – Abide with me
  21. Band of H. M. Coldstream Guards – God Save the King

BONUS TRACKS

  1. Major Sir Ernest Shackleton – The Dash for the South Pole
  2. Stanley Kirkby – ’Tis a story that shall live forever

The wearing of the green, la canción tradicional de los rebeldes irlandeses que sonaba en el Endurance.