Secretos bajo el muérdago: una playlist de La Felguera

¿Son compatibles el adulterio, la lujuria y el vouyerismo con el espíritu navideño? Si has amanecido con la esperanza de encontrarte alguna sorpresa debajo del árbol, esta playlist de villancicos sicalípticos con The Ronettes, The Jackson 5, Eartha Kitt, Kay Martin & The Bodyguards, Jacques Dutronc y Rufus Thomas puede servirte para amenizar la espera.


Aunque no goce del predicamento de Peter Arno y Charles Addams, el ilustrador Perry Barlow fue uno de los más artistas más prolíficos de The New Yorker, y posiblemente uno de los más ignorados. Así lo atestiguan más de mil caricaturas y ciento treinta y cuatro portadas. La más influyente es I Saw My Mom Kissing Santa, publicada el 23 de diciembre de 1939, y que inspiraría innumerables variaciones sobre el mismo tema, como la del gran J.C. Leyendecker para The America Weekly en 1948. Pero la más sonada de todas formaría parte de la campaña publicitaria de unos grandes almacenes de la Quinta Avenida en diciembre de 1952: «Anoche vi a mamá besando a Santa Claus debajo del muérdago. No me vio arrastrarme escaleras abajo para echar un vistazo. Pensaba que estaba arropado en mi cuarto, profundamente dormido. Entonces vi a mamá hacerle cosquillas a Santa Claus por debajo de su barba, tan blanca como la nieve. ¡Qué divertido sería que papá viera a mamá besando a Santa Claus anoche!».

Interpretada por el adolescente Jimmy Boyd, I Saw My Mom Kissing Santa levantó suspicacias en la archidiócesis de Boston al considerarla una incitación al adulterio. Como suele ocurrir en estos casos, los guardianes de la moral malinterpretaron la letra y el compositor Tommie Connor recurrió a la portada de Barlow para apaciguar los ánimos. Para entonces, el surrealista desencuentro con la Iglesia Católica había contribuido a disparar las ventas de una canción que, lo mismo que el dibujo original, conocería un puñado de exitosas versiones de la mano de artistas como The Beverly Sisters, The Ronettes, The Jackson Five, Dolly Parton o la mismísima RuPaul con su I Saw Daddy Kissing Santa Claus.

I Saw My Mom Kissing Santa levantó suspicacias en la archidiócesis de Boston al considerarla una incitación al adulterio.

Una década más tarde, la playmate Kay Martin protagonizó un nuevo escándalo al bajarse del escenario de un pequeño garito de Reno (Nevada) con menos ropa que la que había subido. Más o menos a la altura de la segunda estrofa, los espectadores descubrieron a qué se refería cuando cantaba I Know What You Want for Christmas (1962): «Sé exactamente lo que quieres para Navidad,, cariño, pero no sé por dónde empezar. Necesito una mano para envolverlo y otra mano para agarrarlo. Se retuerce y me hace cosquillas cuando lo toco, pero no sé cómo envolverlo».

«El gordo de rojo acudió a mi llamada en Nochebuena. Estaba deseando echar un baile...»

Por las venas de Kay corrían fuego y sangre cherokee a partes iguales y la banda de músicos que le acompañaban no se hacían llamar Los Guardaspaldas por nada. En cierta ocasión, su guitarrista le saltó los dientes a un comercial de Tucson que se le había acercado demasiado; él y Kay se prometieron esa misma noche a pie de escenario. Su repertorio contaba con otro par de villancicos sicalípticos titulados Hang Your Balls On The Xmas Tree y Santa's Doing The Horizontal Twist.

Mientras tanto, en Francia, Jacques Dutronc se adelantó al David Bowie de The Jean Genie al tomar prestados los acordes del I'm A Man de Bo Diddley. «La encontré de madrugada, completamente desnuda, sobre mis grandes zapatos colocados frente a la chimenea», comenzaba La Fille du père Noël (1966). Un hipotético encuentro amoroso entre la descocada Marie Noël y Jean Balthazar, el retoño canalla de Père Fouettard, versión francófona de nuestro "hombre del saco".