Contra los violadores, ¡Asgarda!
/En Ucrania, una tribu de «amazonas» aprende artes marciales y kickboxing para responder a las agresiones sexuales, que han aumentado en los últimos años
Théroigne de Méricourt fue pionera del feminismo guerrero y una de las figuras más fascinantes y polémicas durante la Revolución francesa al proponer la creación de batallones de amazonas. Fue una mujer furiosa, libre, peligrosa, una figura espectral y, a veces, aterradora. «La columna iba encabezada por los miembros del club femenino de Théroigne de Méricourt. Gritaban “¡Viva la nación!”, berreaban el Ça ira, agitaban cuchillos y sus ojos brillaban como los de las fieras», comentó un observador durante los días más convulsos de la Revolución francesa. El nombre de Théroigne de Méricourt ha estado envuelto en sombras. Es una figura incómoda, irreductible y excesiva, que ha recibido los peores adjetivos imaginables: amante de las matanzas, histérica, loca, caníbal. Suscitó el rechazo de muchos hombres de su tiempo, incluso de los pretendidamente revolucionarios. Los aristócratas estaban aterrados: «Esta furia me llamaba por mi nombre y me anunciaba que pronto vería caer mi cabeza y bebería mi sangre», confesó uno de ellos. Théroigne, aquella por la que preguntaba el poeta Baudelaire «excitando al asalto a un pueblo sin calzado, con las mejillas y los ojos de fuego», tuvo la osadía de resucitar el mito de las amazonas al irrumpir en la asamblea y, ante los sorprendidos jacobinos, exigir formar batallones de mujeres armadas, sus temidas amazonas en armas, que fueron vistas en los días de la Revolución practicando en pleno centro de París. Desde entonces, la historia de la autodefensa feminista ha estado sembrada de heroínas guerreras, sobre todo a partir de las últimas décadas del siglo XIX y la aparición de las sufragistas inglesas que empleaban artes marciales y usaban sus bastones y paraguas para enfrentarse a los agentes de policía y a los agresores.
«Herbaut quedó bastante impresionado por lo que vio, afirmando que las Asgarda eran “el origen de una nueva secta”»
Mujeres de Asgarda fotografiadas por Guillaume Herbaut
En Ucrania, actualmente, las violaciones son muy frecuentes y han aumentado en los últimos años. Ante este fenómeno ha surgido un grupo de mujeres expertas en artes marciales que se llaman a sí mismas Asgarda. Al igual que otros campamentos y grupos paramilitares ultraderechistas de su país, cuentan con sus propios lugares de entrenamiento y reunión. Se cree que son más de un centenar, aunque han entrenado ya a un millar, y que están integradas por estudiantes lideradas por Katerina Tarnouska, especialista en autodefensa feminista y campeona nacional de kickboxing. Fue ella quien fundó y puso nombre (que encontró en un libro sobre mitos escandinavos) al movimiento. Se inspiran en el Combat Hopak, el arte marcial cosaco, y reciben instrucción de Volodymyr Stepanovytch, profesor de kárate. La mayoría de las fotos sobre ellas fueron tomadas por el fotógrafo francés Guillaume Herbaut, que se encontró con las Asgarda en 2009. El resultado fue un artículo titulado «Le Retour des Amazones», que de alguna forma recuperada la figura de Théroigne. Herbaut quedó bastante impresionado por lo que vio, afirmando que las Asgarda eran «el origen de una nueva secta». Asgarda se definen a sí mismas como «una organización que […] anima a todas las mujeres a una vida de pureza y perfección por medio de tribus autónomas femeninas, porque las mujeres pueden tener una existencia pacífica sin la influencia de los hombres».
Sin embargo, existen dudas de que actualmente el grupo siga activo o, como se cree, sus integrantes han creado células autónomas de combatientes. La realidad es que Asgarda se ha extendido a otros lugares como Japón, donde existen comunidades similares. La mayoría de las imágenes fueron tomadas en uno de sus campamentos, donde se ofrecen clases y retiros de varias semanas.