Una sociedad discreta pero no secreta
/La noticia nos dejó sorprendidos. La Respetable Logia Abora, que cuenta con una prestigiosa historia (fue fundada en 1875, convirtiéndose en una de las hermandades masónicas más activas de Canarias), vuelve a ver la luz tras décadas de su violenta desaparición con el golpe de estado de 1936. Y lo hará, además, en una isla con una larga tradición progresista y masónica, La Palma, donde se vivió uno de los episodios más singulares del levantamiento fascista con la llamada «Semana Roja», que supuso la resistencia y la oposición, armas en mano, al golpe. El 2 de septiembre, por vez primera en España, una logia marchará por las calles, con sus integrantes ataviados con sus espectaculares atuendos y estandartes masónicos.
Son unas semanas frenéticas para los masones palmeros. Acudirán numerosos hermanos masones de todo el país y es el momento de prepararlo todo para recibir a los invitados y dar los últimos retoques a una semana de actos culturales que culminará con el desfile y en la que se rendirá tributo y honores al padre Díaz, cuya escultura se levanta en el centro de la Plaza de España de la capital. Más aún, puesto que no solo Santa Cruz de La Palma verá como se reabren las puertas de una Logia cuya historia fue interrumpida años atrás, sino que en su vecina isla de Gran Canaria, en Las Palmas, sucederá algo parecido. Al día siguiente del desfile tendrá lugar lo que denominan «levantamiento de columnas» (el acto fundacional) de la Respetable Logia Simbólica Hesperia número 162 de la Gran Logia de España, con lo que sumarán ya una veintena las logias activas en Canarias.
Estamos en el Casino, un gran y hermoso edificio en pleno centro de la capital palmera, donde el visitante comprende el legado masón de la institución nada más acercarse a su imponente fachada y entrada. Un símbolo claramente masónico (dos manos entrelazadas y una espada) se alza al final de las escaleras.
Allí, en lo que será la futura sede de la Logia Abora (en su escudo se confunden los símbolos tradicionales de la masonería con las espirales guanches de los aborígenes canarios), Agente Provocador pudimos hablar con Fernando Leopold, presidente de la Sociedad La Investigadora, responsable de el Casino (cuyo edificio adquirió en 1931) y uno de los impulsores de la idea.
Muchas personas desconocen la tradición masónica de las islas, concretamente de Santa Cruz de La Palma, pero es sencillo reconocer la fuerza que tuvo y sigue teniendo.
En Santa Cruz de La Palma, hasta la guerra civil, casi todas las asociaciones de cualquier tipo eran masónicas, y esto aún hoy mucha gente lo desconoce. Lo que va a suceder no es la fundación de una nueva logia, sino su refundación, la continuidad de una organización que se vio interrumpida durante años por culpa del franquismo, que persiguió y criminalizó a la masonería.
Las Logias siempre están envueltas en cierto misterio... ¿esta también?
Actualmente no somos una sociedad secreta, sino discreta. En realidad, no es otra cosa que una Hermandad. El problema es la falta de información. Aquí, en esta isla, durante décadas, a causa de la represión, se extendió la idea de que éramos una cosa rara, todo eso de la conspiración judeo-masónica y ese tipo de cosas inventadas. Por eso a mucha gente le ha llamado la atención la convocatoria.
«Aquí, en esta isla, durante décadas, a causa de la represión, se extendió la idea de que éramos una cosa rara, todo eso de la conspiración judeo-masónica y ese tipo de cosas inventadas»
¿Este oscurantismo ha dificultado la refundación de la Logia?
En absoluto. Ha sido un completo éxito, la verdad. Muchas personas han solicitado entrar, pero ser admitido no es tan sencillo. No es como en asociaciones de otro tipo en las que te inscribes y ya está. Primero deben ser admitidos y eso depende de los miembros de la Logia, que estudian la solicitud y, posteriormente, resuelven en un sentido u otro. Fundamentalmente, nos fijamos en que se trate de alguien que sea recto y de buenas costumbres.
Nada más entrar en el edificio te encuentras con este símbolo y piensas: «Vaya, este lugar es un tanto especial»...
La sede estará aquí mismo, en una de las salas de este edificio que alberga esta institución, que hay que aclarar que no es masónica, aunque a lo largo de la historia esta ha jugado un papel importante. Es evidente que la masonería está presente en el Casino, ya que basta con echar un vistazo al símbolo de la entrada. Pero no es masónica, aunque albergará la sede de la Logia. Esta institución sobrevivió precisamente al franquismo, que la respetó, porqué se demostró que no era masónica. Muchos hermanos entran al edificio tras ver el símbolo, pensando que están ante una Logia, pero no es así, aunque sirve para decirles que aquí puede que encuentren a otros hermanos.
Tras el golpe de estado, muchos se exiliaron a Cuba o Venezuela. En La Habana, por ejemplo, logias masónicas firmaron y difundieron manifiestos a favor de la República.
Cierto. En esas logias estaban ya españoles que habían abandonado el país para salvar la vida. Nosotros tenemos muchos contactos en todo el mundo, sobre todo con otras logias en México y Cuba, donde la masonería es importante y con las que nos escribimos y, a veces, colaboramos.
Entonces, tienen buenas relaciones con el resto de Logias y masones. No hay problemas entre vosotros.
En absoluto. Canarias cuenta con muchas otras logias y templos importantes, como La Casa Verde de Gran Canaria. Los masones siempre se ayudan entre sí. Hace un tiempo, dos hermanos viajaron a Estados Unidos y, cuando fueron a pasar el control fronterizo, se encontraron con una larga y desesperante cola. Llevaban en su pecho un símbolo de su Logia. Mientras se armaban de paciencia, vieron que una pareja de policías (dos tipos enormes), los observaba y se dirigía hacia ellos. Así que, claro, pensaron que tendrían problemas, que los habrían confundido con algún terrorista (risas). Se pararon ante ellos y les señalaron el pin y ellos, sorprendidos, les explicaron que pertenecían a una Logia. «Nosotros también», les dijeron. Los sacaron de la fila y les hicieron pasar los primeros. Ellos fueron los primeros sorprendidos.