Divine, más allá de las pelucas y los tacones

El periodista Álex Ander firma la primera biografía publicada en castellano sobre Harris Glenn Milstead, el actor que dio vida a Divine, «la persona viva más inmunda» de Pink Flamingos.

Aunque resulte sorprendente, hasta la fecha no existía una biografía en castellano sobre Divine, el actor conocido mundialmente por sus apariciones en las películas de John Waters. Ha tenido que ser el periodista Álex Ander el que se animase a escribir la suya, Divine. La historia de la mujer más hermosa del mundo (casi) (Egales editorial, 2020), recurriendo para ello a más de un centenar de entrevistas con amigos y conocidos de Divine, entre los que se encuentra, Diana Evans, su primera y única, novia, con quien el actor salió castamente cuando estudiaba en el instituto.

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AGENTE PROVOCADOR: ¿Cómo surgió la idea de hacer una biografía de Divine?

ÁLEX ANDER: La idea parte de mi admiración por el personaje. Descubrí el cine de John Waters algo tarde, pero siempre sentí fascinación por los personajes que interpretó en esas pelis Divine. Leí la biografía que escribió su madre y también la que escribió su representante. A la primera le faltaba chicha relativa a los años que Divine y sus padres pasaron distanciados. A la segunda le faltaba información sobre la vida y carrera de Divine hasta finales de los setenta —que fue cuando su manager y él se conocen y comienzan a trabajar juntos—. Me extrañó que no existiera una biografía suya en español y que tampoco se hubiese traducido al castellano ninguno de esos dos libros que te comento. Un día, entrevisté a varios conocidos de Divine para un artículo que estaba escribiendo y vi que la cosa daba para algo más que un simple reportaje. Así fue como me metí en este jaleo. Al final, intenté hacer el libro que a mí me hubiera gustado encontrar para conocer a la persona detrás de las pelucas y los tacones.

«Cuando Divine empezó a travestirse, todas las dragqueens le odiaban, porque ellas se tomaban muy en serio lo que hacían y no pensaban que el humor y lo bizarro pudiera tener cabida en el arte que cultivaban».

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AP: ¿Qué crees que aporta tu biografía?

AA: No quería elaborar un ensayo sesudo, ni tampoco una biografía enciclopédica, aunque eso de la síntesis se me da regular y soy muy obsesivo con el tema de los datos. Quería escribir algo que pudiera llamar la atención tanto de los admiradores de Divine, que posiblemente descubran con él ciertas anécdotas y datos que desconocían, como de todas esas personas que jamás han visto una película suya pero pueden tener interés en conocer la historia de una persona singular, que luchó durante toda su vida para tratar de combatir los prejuicios de una industria, la cinematográfica, y una sociedad más pacata y rancia de lo que uno pueda llegar a imaginar.

«Divine fue político en su mera existencia, pero es cierto que nunca sintió ningún interés por la política ni por el activismo LGTB».

AP: En 2020 se cumplió el 75 aniversario del nacimiento de Divine. ¿Cuál crees que ha sido la trascendencia del personaje?

AA: Ahora se está revitalizando el mundo del drag. Cuando Divine empezó a travestirse, todas las dragqueens le odiaban, porque ellas se tomaban muy en serio lo que hacían y no pensaban que el humor y lo bizarro pudiera tener cabida en el arte que cultivaban. Divine le dio una vuelta de tuerca a todo eso, e inspiró a algunas de las drag que aparecieron en la escena underground en los años setenta y ochenta. También creo que su forma de entender el arte drag contribuyó a que la belleza no normativa y la ambigüedad tuvieran cada vez más cabida y aceptación en el mundo del transformismo, y también en espacios mainstream como el popular reality RuPaul's Drag Race, que ya lleva trece temporadas y ha coronado en varias ocasiones a reinas tan spooky como bizarras.

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AP: A pesar de su importancia para el movimiento gay, Divine nunca se consideró activista. ¿Por qué?

AA: Creo que Divine fue político en su mera existencia, pero es cierto que nunca sintió ningún interés por la política ni por el activismo LGTB. No tenía problema en contar que era gay o participar en algún evento benéfico a favor de los gais, pero nunca votaba en las elecciones, ni le interesaba demasiado la actualidad política o social de su país. Lo único que le interesaba realmente era entretener a la gente y llegar a trascender al paso del tiempo como un buen actor/artista. Y esto es algo que se le daba realmente bien.

AP: En tu libro se menciona que Divine se consideraba homosexual, drag, pero negaba ser transexual porque nunca quiso ser una mujer. Sin embargo luego utilizaba el pronombre «shim», mezcla de «she» y «him». ¿Qué era realmente Divine?

AA: Divine era un actor masculino que interpretaba habitualmente en el cine a mujeres cis. Nunca se travestía, a menos que estuviese trabajando o promocionando algún trabajo, como ocurre con RuPaul. Le gustaba vestir cómodo y sufría cada vez que tenía que travestirse. Te puedes imaginar lo incómodo y caluroso que resultaba ir de bolo en bolo o andar en el plató de rodaje ataviado con aquellos vestidos ceñidos, las pelucas, los tacones y el maquillaje. Por desgracia, muchos periodistas mostraban una y otra vez sus prejuicios a la hora de entrevistarle o hablar de su trabajo, y casi todos los productores de cine temían contratar a un tipo que se ganaba habitualmente la vida vestido de mujer y soltando groserías sobre un escenario.

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AP: ¿Crees que en ocasiones se pierde la perspectiva del momento histórico en el que vivió Divine? Me refiero a que, hasta 1990, la Organización Mundial de la Salud consideraba la homosexualidad una enfermedad, pero para entonces John Waters y los Dreamlanders ya habían filmado casi toda su obra.

AA: Claro, es imposible hablar de su figura sin tener en cuenta el contexto histórico. John Waters y su troupe fueron unos auténticos adelantados a su tiempo. Todos ellos tuvieron siempre inquietudes artísticas y coincidieron en un lugar determinado, la ciudad de Baltimore, y en una época concreta, mediados/finales de los sesenta, con el movimiento contracultural en su máximo apogeo. Aquello era un crisol de bichos raros (heteros, gais, solteros, casados...) compuesto por personas que, como muchos otros chavales estadounidenses de la época, se rebelaban totalmente contra la autoridad de sus padres, los dogmas católicos y el belicismo. Empezaron haciendo pelis de bajo presupuesto para pasar el rato, y acabaron trascendiendo al paso del tiempo como iconos transgresores.

«Divine no entendía que algunos se llevaran las manos a la cabeza por el mero hecho de ver a un hombre obeso travestido y haciendo chistes que, en ocasiones, eran algo vulgares».

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AP: Los Dreamlanders incluyeron en sus películas escenas sobre Jackie Kennedy poco tiempo después del asesinato de JFK u otras relacionadas con Sharon Tate cuando todavía no habían detenido a Charles Manson, lo que no siempre fue muy bien recibido. ¿Crees que llegaron siempre demasiado pronto?

AA: Así es. John Waters era el único miembro de la pandilla que, ya desde el principio, tuvo claro que quería dedicarse en serio al mundo del cine. Sabía que la única forma de conseguirlo, con aquellos presupuestos tan exiguos, era llamando la atención del público con sus chaladuras. Sabía qué teclas tenía que tocar y era capaz de lograr que la gente acudiese al cine a ver sus pelis gracias al boca a boca. Se especializó en la parodia de ciertos géneros cinematográficos y filmó antes que nadie el asesinato de John F. Kennedy, muy pocos años después de que el suceso tuviera lugar, algo que levantó ampollas y fue tildado de «ejercicio de mal gusto». No quería ponerle barreras ni cortapisas al humor, ni quería dejar indiferente a nadie, y casi siempre acababa saliéndose con la suya...

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AP: Según se cita en tu libro, Divine sostenía que «No se necesita mucho para escandalizar a las personas. Di solo la palabra joder y ya obtienes una carcajada del 90% del público y otro 10% de resoplidos». ¿Crees que la provocación de Divine era tan sencilla o estaba revestida de una mayor complejidad?

AA: Lo suyo no era humor para intelectuales, pero creo que Divine era un tipo rápido e inteligente. Sabía ganarse a la gente. Él no pretendía escandalizar a nadie, pero era inevitable que algunos pusieran el grito en el cielo con sus monólogos llenos de bromas sexuales y divertidas alusiones a ciertas celebridades. No entendía que algunos se llevaran las manos a la cabeza por el mero hecho de ver a un hombre obeso travestido y haciendo chistes que, en ocasiones, eran algo vulgares.

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AP: A pesar de la importancia de Divine en la cultura popular y su intensa agenda laboral, especialmente cuando se hizo cantante, nunca acabó de salir del underground. ¿Por qué crees que fue?

AA: Por desgracia, murió con apenas 42 años. La mayoría de las pelis que filmó estaban dirigidas por su colega John Waters, que no empezó a adentrarse en la corriente principal, precisamente, hasta el estreno de Hairspray. Cuando falleció de forma repentina, estaba a punto de comenzar a trabajar en la serie de la FOX Matrimonio con hijos y, además, iba a hacerlo interpretando a un personaje masculino, algo que le costó mucho esfuerzo lograr hasta ese momento. Aquel ataque al corazón se interpuso en sus planes de dar el salto definitivo al mainstream.

«Divine quería llegar a ser conocido en el mundo entero, como su admirada Elizabeth Taylor. Esa era su particular venganza contra todos aquellos que le hicieron la vida imposible en el instituto».

AP: ¿Cómo fue la relación de Divine con España?

AA: A Divine le encantaba España y veraneó en varias ocasiones por aquí. Actuó varias veces aquí a mediados de los ochenta y disfrutaba con la gastronomía patria. Decía que se notaba que los españoles acababan de salir de una larga dictadura, porque se soltaban bastante la melena cuando iban a verle actuar. Poco antes de morir, quiso comprarse una casa en Ibiza, pero no le dio tiempo a llegar a cerrar el asunto.

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AP: Hace unos meses, Loewe presentó una colección inspirada en Divine en la que había bolsos con su imagen o camisetas con la frase «Is This Woman The Filthiest Person Alive?». ¿Ha sido Divine asimilada por el sistema? ¿Ha perdido su poder de provocación?

AA: Probablemente haya sido asimilada por el sistema, como tú comentas. Pero tampoco está mal que haya sido así. Divine quería llegar a ser conocido en el mundo entero, como su admirada Elizabeth Taylor. Esa era su particular venganza contra todos aquellos que le hicieron la vida imposible en el instituto y los paletos con los que se fue encontrando después por el camino.

AP: ¿Crees que le gustaría ver que su imagen está en camisetas de algodón de 270 euros?

AA: Es alucinante el tema del merchandising. Seguramente, habría alucinado con el poder que la marca Divine ha adquirido a lo largo de estos años. No creo que le hubiese importado y tampoco le habría importado llevarse su porción del pastel, ya que siempre le gustó llevar cierto nivel de vida, y el cine independiente no siempre se lo permitió.

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