El grafitero del que todos hablan
/Seguramente ya has visto alguno de entre los centenares de grafitis suyos que inundan Barcelona con la firma «sinpapeles». Dice no tener rostro, es anónimo y escurridizo. Es un Banksy en Barcelona. Los Valientes Duermen Solos pasó una noche junto a él y lo entrevistó para Agente Provocador: «Empecé a pintar sinpapeles porque era un mensaje que para mí era importante decirlo, pero yo no quería que solo lo entendieran los grafiteros», confiesa
[Fotografías: Los Valientes Duermen Solos]
Escudriñamos un paraíso alienado y nefasto: la metrópolis como una naturaleza austera organizada por el hombre. Es un «Edén», un jardín de jardines donde se deleitan los Happy few de la alta sociedad. Sin embargo, se trata al mismo tiempo de un paraíso totalmente sintético, de un conjunto, por así decirlo, iluminado las veinticuatro horas del día. Todo es artificial y mecánico en la metrópolis, hasta tal punto que la fauna y la vegetación parecen así mismo irreal y teatral. La falsa naturaleza armoniza aquí con los juegos de poder, anticuados pero muy reales, el coste social, las ambigüedades del lujo, ego, derroche y voluptuosidad. Un paisaje ondulado, coronado por una falsa montaña en cuya cima deja ver elementos arquitectónicos próximos al kitsch.
Conseguimos montarnos como si fuéramos en una página de Mircea Cărtărescu por primera vez. Avanzamos por el césped oscuro como una garrapata minúscula bajo el ala de un gorrión muerto. Estamos en la gigantesca ciudad nocturna y el cielo, sin estar salpicado de estrellas, se desploma sobre nosotros. Luego echamos a andar, a través de la noche oscura, y por las calles transversales cruzamos la ciudad espectral, con edificios iluminados, transparentes como azucarillos, plazoletas desiertas, repletas de adornos y estatuas. No vemos un alma por el camino de adoquines de piedras cúbicas. Nos apeamos al final, mucho después de salir de la ciudad, en un descampado. Pintamos todos esos extraños edificios industriales alicatados con azulejos baratos que brillan como los de los baños públicos. Caminamos por una calle estrecha en que no circula ningún coche. De vez en cuando, el paso de un tren hace temblar el suelo.
Cabeceamos los botes (sprays). El zumbido es como el chorro de agua al caer en un vaso. Embadurnamos de pintura metal blanco-amarillenta sobre las ventanas envejecidas y descascarilladas. De hecho, siempre esperamos que suceda algo terrorífico y providencial, que en cualquier momento haya un terremoto que destruya los edificios, que se nos pare el corazón o que llegue el fin del mundo o la policía. Sumergidos en la profunda noche, los edificios que tratamos de hacer gorgotear, parecen un gran bloque de alquitrán contra el que se recorta en el cielo de un polvo brillante del spray, urdiendo la caligrafía en un color papel estaño, así como el líquido dorado que brota del rotulador.
En todas las noches del ser, densas y mates, abandonamos aquel mausoleo desolador. El alba ha azulado las calles frías alrededor de la plaza. Los primeros tranvías, que acaban de salir de las cocheras, circulan vacíos. Los barrenderos echan un cigarrillo, frotándose las manos por el frío. Caminamos sumergidos en la niebla, entre bloques, pero al final acabamos dando con la calle de Sants. Llegamos a casa con el cerebro enloquecido, pues para entonces el efecto de la anestesia del aerosol ha empezado a desaparecer. Esperamos luego, ante la ventana panorámica de nuestra habitación, contemplando el sol perfectamente esférico, de metal fundido, que aparece entre los bloques, a que llegue la hora que ni siquiera Kafka se atreve a transformarlas en los huesillos del oído interno de una narración. Este submundo escamotea el único sentido que tiene: el de comprenderte a ti mismo hasta el final, hasta la única cámara del laberinto de tu mente en la que no te está permitido entrar. El mundo real, concreto y tangible, sería lo único que existe, el único sueño permitido. Dudamos de él porque soñamos. Los valientes duermen solos. En el marco de este diálogo entre sinpapeles y Los valientes duermen solos, la palabra «anonimato» debe entenderse en un sentido amplio y literal que desborda el uso habitual.
«Yo pinto y son diez segundos. Mi pote (spray) llega más lejos con sesenta firmas»
Los valientes duermen solos: Jean Genet, por ejemplo, ha comentado que lo que caracterizaba a los Panteras Negras era un estilo. No solo el vocabulario, los peinados afro y la indumentaria, sino también una manera de hablar, una gestualidad, una presencia. Además de sinpapeles, utilizas heterónimos como «Ego» o «Derroche»...
Sinpapeles: «Ego» es el momento que vivimos. La gente me critica porque pinto ego. Y eso lo opina su ego. Eso es tu ego que está opinando. Yo pongo «Ego», ¿qué diferencia hay con quien sube selfis, selfis, selfis? Es el mismo concepto. Estamos en un momento de ego, de lujuria pura. Me gusta el juego de las palabras. Son palabras que decimos entre amigos y palabras que inventamos. La frase ahora que estamos repitiendo mucho es «nací para esto» o «el daño ya está hecho». El puñal representa el daño. Yo pinto el puñal con una gota. También pinto el culo, que es la lujuria, y pinto una birra. La Heineken es el derroche. Si yo bebiera el vino sería el vino. Mi vida es el derroche. Nací para derrochar. El derroche va más allá de la «fiesta». Todo son los reflejos del momento del ahora.
«Cuando pinté la Filmoteca era consciente. He pintado el Macba borracho. Me han criticado porque he pintado encima de otro artista: Oteiza. Pinté toda su escultura»
Los valientes duermen solos: En tu caso es decente escribir «Derroche». En el abandono de la moral, no hay freno. Pintar encima de La ola de Oteiza nunca hubiera sido bien recibido. Para que signifique algo, debe señalar una dirección. Tiene que ser una señal, tiene que decirte adéntrate aquí, detente, vuela o ábrete en canal. Si detienes tu mirada, tiene que pedirte una respuesta. Dicen que otro mundo es posible. Pero tú eres otro mundo. ¿Eres posible?
Sinpapeles: Yo no tengo ni derecho a estar aquí. Mi firma no tiene sitio. A mí no me jodas. El Ajuntament de Barcelona no tiene criterio para saber qué es arte y qué no, entonces nunca espero nada de ellos. No quiero gastar un pote (spray) para rellenar una pieza. Yo pinto y son diez segundos. Mi pote (spray) llega más lejos con sesenta firmas. He empezado a pintar para molestar. El que pinta en la calle tiene un problema personal, tiene una inquietud, no una enfermedad. Estaba molesto y quería pintar. No soy nada espiritual. No creo ni el alma, solo la lujuria. Cuando pinté la Filmoteca era consciente. He pintado el Macba borracho. Me han criticado porque he pintado encima de otro artista: Oteiza. Pinté toda su escultura. Si lo han dejado en la calle está sujeto a que pase eso. Tú pasas por ahí y verás que La ola de Oteiza está toda pintada. Lo que hice fue pintarla hasta 20 veces en esa misma noche, y mi pintura duró horas porque las firmas en la calle duran horas. La gente del arte tiene un apego a lo eterno. Mi pintura dura diez minutos. Yo me muevo más en Sants-Montjuic, Raval y Eixample, por eso en verano pinto poco, porque hay mucha gente. Y si pinto en el centro, más que gustarme es porque ahí está todo. No veo sentido ir a pintar a Badalona.
Los valientes duermen solos: La calle es un medio incomparable de dar a conocer las propias ideas, de hablar y ser escuchados. Y encima es agradable. ¿Por qué sinpapeles?
Sinpapeles: Estaba en la calle y me quedé sin papeles. Cuando tú no tienes papeles, tú estás encerrado en Europa; puedes ir a países europeos, pero de aquí no sales, y si sales no entras de nuevo, entonces te quedas aquí encerrado. Empecé a caminar por las calles y hubo un momento que me cansé de caminar por las mismas calles y voy a pintar las calles que camino. Empecé a pintar sinpapeles porque era un mensaje que para mí era importante decirlo, pero yo no quería que solo lo entendieran los grafiteros. Yo me he pasado la vida leyendo grafiti pero sé que solo lo hacemos nosotros. No quiero caer en un grupito como un gueto. Mi abuela no lo lee grafiti, el hombre de la frutería, tampoco. No sabes quién es quién. Los que hoy hacen grafiti se creen que viven en Nueva York, en el get down. Yo no hago throw up’s. Yo no quiero estar parado. Yo sí sé dónde poner el dedo.
Los valientes duermen solos: Ni con los escritores de grafiti eres demasiado benévolo.
Sinpapeles: Mi mayor problema es con los grafiteros. Se mueven todos por crews. El concepto del grafiti mola pero ya no estamos en los años ochenta. Estamos en el 2020, esa gente tiene que hacer un reciclaje. Yo no pinto trenes, ni vivo en un pueblo y bajo de vez en cuando a Barcelona. Yo prefiero pintar en La Rambla de Barcelona, sitios donde la gente lo vaya a ver. A mí me da gusto pintar en avenidas, donde tú pases y no puedas evitar fijarte. Me han tachado, me han pegado y me han robado. Toma las latas (spray) y vete a pintar trenes. Llevan pegándome desde que nací, ahora ellos son los grafiteros. Yo ando solo. Yo salgo solo. Vienen a decirme: «Yo soy tal». Y yo no tengo ni idea de quién es. Vienen a decirme «Llevo pintando diez años», pues tío hay algo ahí que haces mal que no te conoce ni tu madre.
«Empecé a pintar sinpapeles porque era un mensaje que para mí era importante decirlo, pero yo no quería que solo lo entendieran los grafiteros»
Los valientes duermen solos: ¿Eres autodidacta o tienes algún tipo de formación académica?
Sinpapeles: Yo hago escultura desde niño. Mi padre es artista. Lo de sinpapeles me ha cambiado un poco. Fue algo más de lo que hago habitualmente. Yo he estudiado foto y vídeo. Yo curraba como filmaker y me cansé. Me gusta trabajar en el documental y el concepto de foto. Me gusta grabar y poner la cara. Hay gente que lo toma bien o mal. A veces piensan que soy policía. Llevo haciendo esto hace cinco años. Hoy en día caminas y hay una puta cara. No hay como escapar de esto. Ya no sirve taparse. Si tú caminas hay cinco cámaras. Si te quieren pillar me pillan.
Los valientes duermen solos: Descartada la idea de obra única, reservada a una sola persona, la que ha tenido dinero para comprarla, el medio más justo, el más cercano a mi modo de vivir, me parece precisamente ese, la calle. Vándalo, artista. La posibilidad de dar otro sentido a la letra ligada con el uso de colores suaves. El concepto lo tienes muy marcado.
Sinpapeles: Quiero utilizar una tipografía que la entienda hasta un niño que está empezando a leer. Tiene el morbo de yo sé lo que es, tú sabes, él sabe… la gente sabe lo que es, pero para el gran público, entre comillas, pasa desapercibido. Ya el ser un mensaje un poco agresivo, tenía que buscar una tipografía un poco más amable. Te suelto la mierda, pero con purpurina.
Los valientes duermen solos: Tu y yo ahora mismo estamos sentados en un banco de los arrabales de Barcelona, improvisando esta entrevista, pero cuéntame, ¿cómo te contacta la prensa, tenderos, artistas y curiosos?
Sinpapeles: Todos me contactan por Instagram. Todo lo hago por Instagram. Yo solo doy el email y el Insta. Incluso la entrevista para El Periódico ha sido por vía mail, y la ha realizado una chica que no tiene papeles y ahora mismo está trabajando en el ABC. Recibo críticas de que en Instagram no subo fotos de chicas, o de latinos. La gente gasta más tiempo para quejarse que para decir que está bien. El público que me sigue no tiene edad. Ahora ya no puedo pintar a plena luz del día porque muchos me conocen. Al estar en el anonimato y salir en la prensa la gente quiere ponerte una cara. En las redes sociales hay fotos de dos o tres chicos que solo son amigos que hemos crecido en el instituto todos juntos. Hay tres sin papeles y que viven en Barcelona hace más de diez años.
Los valientes duermen solos: ¿Quiénes dejas que se acerquen a tus dominios? ¿Das pistas de quién se esconde detrás de todo?
Sinpapeles: No doy pistas. La mayoría de la gente piensa que soy alto. Ven la firma grande y piensan que lo hace alguien grande. A veces publico algo en portugués pero no digo de dónde soy. Si alguien es un poco listo sabrá… Me gusta tener el control. Tengo miedo de trabajar con algo que me lleve a otro camino. Tengo miedo que alguna entidad u ONG para tratar sobre migración utilice sinpapeles. No creo en nada de solucionar esto. No creo en las manifestaciones. No creo en las ONG. Me gustaría más meter mi trabajo en otros sitios. Viajar. Si Barcelona se me hace pequeña pinto en Madrid. Fui a un festival de afro conciencia en Madrid. El grafiti en Madrid es muy territorial.
Los valientes duermen solos: ¿Los valientes duermen solos?
Sinpapeles: Yo pinto solo. Me gusta ir solo a mi ritmo, caminando. Yo hago mi trabajo solo. Soy consciente de cómo comunico. Me cuesta bastante colaborar. Me cuesta mucho relacionarme con artistas. Yo creo que no funciona. Tengo un punto de vista hacia el ser humano pesimista. Yo creo que el ser humano ya ha fracasado como especie.
Los valientes duermen solos: ¿Cómo llegaste a Barcelona?
Sinpapeles: Vine con doce años, llevo catorce aquí. A mí me dijeron: «vas al centro de Barcelona», y yo estaba pensando, ¡buah! ¡La quinta avenida! Me metieron en el Born en agosto... Yo esperaba avenidas. ¡Me han timado!
Los valientes duermen solos: Vivimos en una guerra contra los solicitantes de asilo, los refugiados y los inmigrantes económicos; en una combinación de cultura consumista, privatización e ideología neoliberal. Asistimos al auge de los discursos identitarios, nacionalistas y xenófobos.
Sinpapeles: El problema del racismo no son los fascistas, ni los nazis, son los hipócritas… y están en todos lados. La gente que dice, yo no soy racista, incluso mi vecino es negro. O, si compro en el pakistaní de abajo… Han venido fachas a por mí en Sants. Una firma mía grande la hago en treinta segundos, suficientes para que ellos vayan corriendo hacia mí. Yo soy inmigrante negro, pinte o no pinte hay nazis. Vaya donde vaya te los encuentras. A mí me han pegado e insultado siempre, no pasa nada, es algo habitual.
«Voy a montar una expo, y habrá acrílico y performance. Yo no estaré, la monto y me voy. En el momento estaré con una Heineken. Tengo que venderme, en algún momento tengo que pagarme el abogado»
Los valientes duermen solos: La prensa le da más bombo a quien pinta por la calle sinpapeles que aquel que está sin papeles... Has utilizado un plural como sinpapeles con singular agudeza. El resultado es pintar para perder el rostro y alojarse en el murmullo anónimo. Remite aquí sutilmente en la fórmula de Beckett: «Qué importa quién habla, alguien ha dicho qué importa quién habla». ¿Qué relación existe entre el anonimato y la resistencia?
Sinpapeles: Por eso no doy la cara, porque si no hablaran de mí. No quiero que digan cuál es mi historia. Si tú hablas de mí, hemos perdido la dirección. Puedo salir sin dar la cara. A mí me encanta ir por la calle sin ser uno más. No quiero que nada cambie cuando yo llego a un lugar. No soy la farándula del grafiti. Prefiero intentar seguir haciendo las cosas así. Al final mi firma se ha convertido en algo político. La ley me puede juzgar por una firma, no por un movimiento.
Los valientes duermen solos: ¿Cómo llevas el expolio de la industria cultural?
Sinpapeles - La idea de sinpapeles, escrito todo junto es mía, y lo he registrado. Fíjate lo que le pasó a Revok con H&M. Más de una vez han utilizado grafitis míos y he tenido que enviar mensajes. Hay un grupo de música brasileño, Tiago Rubens y Los Sinpapeles, y justo el logo de la banda era mi firma, y tuve que decirles que cambiaran el logo.
Los valientes duermen solos: Tienes 26 años, ¿todo esto va a evolucionar?
Sinpapeles: Mi inquietud es crear. La manera actual es pintar en la calle, antes era hacer fotos y hacer vídeos, escultura; ahora mismo estoy mezclando las dos. Voy a montar una expo, y habrá acrílico y performance. Yo no estaré, la monto y me voy. En el momento estaré con una Heineken. Tengo que venderme, en algún momento tengo que pagarme el abogado [risas].