Enrico Ceccarelli, el italiano que hipnotizaba multitudes por la radio
/El ilusionista italiano Enrico Ceccarelli presumía de poder hipnotizar a la gente a través de la radio. Tras colaborar con los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, en 1962 actuó en el Circo Price de Madrid.
En agosto de 1962, llegó a Madrid Enrico Ceccarelli, un ilusionista especializado en hipnotismo que venía precedido de una alucinante leyenda y una estupenda campaña de publicidad. Nacido en Italia, Ceccarelli, experto en sugestión, sabía cómo atraer al público y, antes de arrancar sus actuaciones en el mítico Circo Price de la Plaza del Rey, consiguió que la prensa comenzase a publicar noticias sobre él. La particularidad era que dichas informaciones las había escrito el propio Ceccarelli o su entorno cercano.
El 3 de agosto de 1962, el diario ABC publicó una columna sobre el hipnotizador en la que contaba cosas realmente admirables, muchas de ellas rozando la fantasía o directamente la pura invención. Según dicho artículo, Ceccarelli era licenciado en Ciencias Psíquicas por la Universidad de Siena, aunque posiblemente fuera una mala traducción de Ciencias Psiquiátricas pues la carrera de Psíquicas, no es que no se haya impartido nunca en dicha institución, sino que directamente no existe como licenciatura. A continuación, y después de hacer una sutil elipsis que evitaba detallar qué hizo el ilusionista durante la época de Mussolini, se explicaba que, durante la Segunda Guerra Mundial, colaboró con el ejército aliado para curar, a través de la hipnosis, a los soldados que habían sufrido shocks traumáticos durante los combates.
Finalizada la guerra y convencido del potencial del hipnotismo, Ceccarelli realizó experimentos destinados a generar hipnosis colectivas, para lo cual utilizaba las emisoras de Radio Suiza de Lucerna y, posteriormente, las de Radio América de São Paulo. Según el periódico El bien público de Montevideo se afirmaba que también era capaz de provocar catalepsias y mandar mensajes telepáticos.
Breve sobre la actuación de Ceccarelli en Montevideo en 1949.
Volviendo al artículo de ABC, el éxito de las experiencias radiofónicas de Ceccarelli hizo que una compañía inglesa le animase a actuar ante el público y así comenzó una gira que empezó en Sudáfrica, continuó por India, Australia y Nueva Zelanda, hasta llegar a Nueva York.
A su regreso a Italia y animado por ese éxito, Ceccarelli celebró en Milán un espectáculo en el que habría hipnotizado durante quince minutos a cinco mil espectadores. Sin embargo, algo salió mal y las sesenta personas que ocupaban la primera fila del teatro no se despertaron transcurrido ese cuarto de hora. Durante todo el espectáculo permanecieron en trance, por lo que Ceccarelli no tuvo más remedio que invitarles al día siguiente para que pudieran ver la actuación completa.
A pesar de los buenos resultados, el ilusionista afirmaba que quería dejar el mundo del espectáculo e inaugurar una clínica en Italia en la que utilizar la «ciencia hipnótica» para sanar dolencias. No obstante, antes de que eso sucediera, decidió comenzar una nueva gira.
De ese modo, el 5 de agosto, ABC volvió a publicar otra noticia sobre Ceccarelli que, como sucedía con la primera, había sido enviada por el propio artista. En ella se anunciaba que el fabuloso doctor haría escala en Madrid durante esa gira que también le iba a llevar por Rusia (porque en esa época en ABC no se decía Unión Soviética) y Japón.
Cinco días después, Ceccarelli ya estaba en Madrid. El Circo Price y ABC lo anunciaron en una columna en el que informaban que ese mismo día, el 10 de agosto de 1962, el Doctor impartiría una conferencia exclusiva sobre hipnotismo para cuatrocientos estudiantes de medicina y miembros de la prensa, entre los que estaba el fotógrafo Martín Santos Yubero, que documentó el acto.
A partir del lunes 13 de agosto, el artista italiano actuó durante cinco días en el Price en sesiones de tarde y noche a ocho pesetas la butaca. El espectáculo, que se enunciaba como «¡Increíble pero real!», duraba dos horas y era apto para todos los públicos. En todo caso, lo que que realmente resultó increíble fue que, como si fuera un mago en lugar de un hipnotizador, después de esas actuaciones, Ceccarelli desapareció.