Una bruja del caos en el siglo XXI
/Entrevistamos a Sére Skuld, que se autodefine como «bruja» y practicante de la magia del caos. Integra la práctica mágica con su vida cotidiana y ha logrado crear a su alrededor una gran comunidad formada por gente de medio mundo interesada en lo oculto
Hablar de Sére Skuld, artista multidisciplinar, artesana y bruja, tiene una dificultad: tiendes a sumar muchas palabras e ideas que para algunos pueden resultar chocantes o controvertidas pero, al mismo tiempo, sueles expresarlo de una forma sencilla, mundana y hasta divertida. Conocerla puede impresionar. Desde pequeña ha venido experimentando encuentros en lo que ella llama «la franja» y que, a la mayoría, aterrorizarían. Y eso es solo una pequeña parte de algo mucho mayor, como si tuviera un canal permanentemente abierto con lo inexplicable. A partir de la publicación de su primer libro, Hildegard von Bingen. Las estrellas extinguidas (Aurora Dorada, 2020), que ya va por su segunda edición, decidió hacer público lo que antes estaba reservado a su círculo más cercano. Proclamarse bruja y maga del caos es una responsabilidad muy grande, pero ella lo ha hecho desde el amor por lo que es su vida y el deseo de estrechar lazos, hacer visible lo invisible.
Su nombre y, ante todo, su vida y sus capacidades «insólitas», han servido para hacer accesible la magia y el hecho de ser una bruja en pleno siglo XXI, haciendo de nexo y unión entre gentes de todo tipo. Entre sus logros están los de acercar lo que casi siempre suele ser un territorio exclusivo de eruditos, magos y magas que aseguran comunicarse con toda clase de entidades sobrenaturales y, por lo general, mucho ego. Ella, sin embargo, con una buena dosis de humor y honestidad, ha logrado hacer descender la magia para elevarla en un mundo que banaliza lo oculto.
Tu libro está siendo un éxito, parece que ha conectado a mucha gente interesada en la magia y el mundo oculto en distintos lugares del mundo. ¿A qué crees que se debe?
Un componente fundamental del libro es la narrativa cruda y la historia sin edulcorar. La parte en la que detallo los pasajes biográficos de Hildegard von Bingen son una descripción literal de los sueños lúcidos que tuve con ella, Jutta, Volmar, Ricardis, etc. Se trata de escenas muy costumbristas describiendo momentos relevantes de su vida, pero sin grandes fastos.
También hay lugar para tus propios confesiones, esos momentos en que te despegas del relato de Hildegard y cuentas tus propias experiencias, en ocasiones bastante impactantes…
Sí, la parte en la que plasmo mis vivencias como bruja del caos no está jalonada de magníficas hazañas, sino más bien de momentos solitarios y contradictorios intentando encajar las piezas de la realidad mundana y la mágica. Creo que presentar un relato sincero y vulnerable genera una conexión más profunda, sobre todo entre la gente que vive este tipo de experiencias y se siente identificada con la historia.
«No es que descienda la magia a la esfera cotidiana, es que mi vida cotidiana incluye la magia»
Una de las cosas más sorprendentes es tu manera de abordar el ser una bruja en pleno siglo XXI, el hacer accesible lo que generalmente se presenta envuelto en erudición, bibliofilia y una sensación de que magos y magas llevan vidas inalcanzables. Tú logras hacerlo todo más cercano, quizás desciendes la magia de la estratosfera hasta la vida cotidiana…
Me autodenomino «bruja», a pesar de saber que el término original no se refiere a una persona física sino a la entidad que entra en contacto con la otredad (tal y como describe Occvlta Crafts en este maravilloso artículo). Lo hago para reivindicar esta palabra cuyo significado se desvirtuó por la intolerancia y el dogmatismo, para arrebatarla del discurso del perseguidor... ya va siendo hora de recuperarla. En mi caso, necesito que la vida muggle y la «mágica» coexistan. No soy la heredera de una mansión familiar, ni convierto el plomo en oro, así que tengo que encontrar la manera de compaginar mis habilidades racionales con las visiones, percepciones, sueños lúcidos, el cruce del Cerco y otras facetas más allá de esta realidad consensuada. Lo positivo de la magia del caos es que es resultadista, con lo cual se nutre de todas las herramientas que nos acercan a nuestros objetivos, no descarta ni denosta otras prácticas. En este punto, la magia del caos se complementa a la perfección con mi profesión laboral, propiciando que mis «dones» hayan pasado de ser una maldición a ser una ventaja competitiva. No es que descienda la magia a la esfera cotidiana, es que mi vida cotidiana incluye la magia.
Una pregunta, quizás básica, pero la más importante: ¿qué es para ti la magia?
La magia para mí es una forma de vida en sí misma, una manera de operar la realidad para materializar nuestra voluntad. Es la capacidad de generar cambios, tanto internos como externos, que estén alineados con nuestros objetivos. Ten en cuenta que soy practicante de magia del caos, que es resultadista, así que mi definición de magia seguramente te parezca de todo menos mágica…
En qué momento decidiste que tus visiones y sueños lucidos, tus experiencias merecían ser compartidas públicamente. ¿Cuál ha sido la reacción en tu círculo más cercano y no tan cercano?
Mi primer sueño lúcido fue con ocho años, aunque no comencé a registrarlos hasta los doce. Durante mi adolescencia descubrí que mis sueños, visiones y vivencias no eran «lo normal». Por mero instinto de supervivencia decidí no compartirlas con nadie fuera de mi familia. Más adelante supe de las experiencias de mi abuela, quien siempre lo había llevado con la mayor discreción, y a quien dedico mi libro.
«Escribí el libro por el mismo motivo que me autodenomino bruja, para reivindicar unas experiencias y prácticas que han sido perseguidas y desvirtuadas durante siglos»
¿El libro fue como un catalizador de todo eso?
Me decidí a escribir el libro inspirada por Hildegard von Bingen, quien tuvo la valentía de compartir sus visiones para aportar a la comunidad. Escribí el libro por el mismo motivo que me autodenomino bruja, para reivindicar unas experiencias y prácticas que han sido perseguidas y desvirtuadas durante siglos. Mi círculo íntimo siempre estuvo al tanto, el más cercano sabía en mayor o menor medida de mis capacidades y en la actualidad me contacta mucha gente desconocida, que se siente reconfortada al leer experiencias similares a la suya. Además, a raíz del libro han surgido maravillosas serendipias y he conocido a gente increíble con la que ahora comparto conocimientos y prácticas.
«Ahora que comienza el reinado de la oscuridad y el velo entre mundos se hace más fino, estoy reforzando mi trabajo con ancestros e indagando en el trabajo necromántico»
¿Cómo es un día normal en tu vida?
Ahora, en plena pandemia, no creo que exista el concepto de «normal», si es que alguna vez existió. Me levanto muy temprano y registro los sueños que he tenido, sobre todo si son lúcidos o se han desarrollado en La Franja. Después de apuntar los sueños hago ejercicio y medito. En mi casa tengo 3 altares: el dedicado a mi abuela, el dedicado a la Otredad y el dedicado a mi práctica personal (actualmente estoy construyendo un altar dedicado a la necromancia y el trabajo con ancestros, para lo cual me está ayudando Júlia Carreras, a quien conocí gracias al confinamiento). A los dos primeros altares les presento mis respetos y cariño diariamente. En mi altar personal cargo elementos destinados a la práctica mágica, que suelo realizar durante la noche.
Tras mi jornada laboral actualizo Patreon, donde comparto mis experiencias y prácticas sobre brujería, magia del caos y arte. Todos los meses elijo un hábito para cambiarlo y, en función de ese objetivo, creo sigilos destilando la voluntad concreta, los cargo en estado de gnosis y los libero de la forma que más me resuene. Intercambio prácticas de magia del caos con Tayri Cuenca, a quien también conocí gracias al confinamiento y con quien he realizado varios hipersigilos. Complemento estas actividades con rituales en función de las fases de la luna, días específicos, etc.
No celebro todas las fechas señaladas en un «calendario mágico» porque la gracia del caos es que no hay que estar todo el día ni todos los días celebrando y ritualizando en plan Funcionariado de la Magia. Como te decía antes, la magia es una forma de vida y la brujería una experiencia de contacto con la Otredad. Ahora que comienza el reinado de la oscuridad y el velo entre mundos se hace más fino, estoy reforzando mi trabajo con ancestros e indagando en el trabajo necromántico, otro término cuyo significado ha sido desvirtualizado y empleado para fines persecutorios, pero que en su origen se refería a consultar con los muertos, no a invocar o pactar con demonios para obtener favores.
Los sueños «lúcidos» son una parte importante de tus experiencias…
Antes de dormir, si quiero trabajar con sueños lúcidos dedico unos minutos a definir una misión clara en la que centrarme. Yo distingo entre «sueños lúcidos innatos» y «sueños lúcidos académicos». Mis sueños lúcidos han sido siempre innatos, pero he conocido a gente que sigue pasos concretos para entrar en lo que para mí son sueños lúcidos «académicos», con una misión decidida de antemano. Me ha reconfortado comprobar cómo sus técnicas se equiparan a prácticas que he realizado de forma intuitiva desde pequeña y me ha servido para reforzarlas y procedimentarlas. Así que mi día acaba decidiendo si quiero jarana por la noche o qué, como todo el mundo pero con un matiz distinto ¡jajaja!
Leyendo tu libro hay momentos espeluznantes. A uno le asalta la duda de qué haría ante semejantes experiencias, con la sombra que siempre acecha de perder la cabeza. ¿Cómo logras recolocarlo todo?
Soy una persona muy racional. Me gusta analizar y profundizar en los orígenes y las causas que producen determinadas situaciones. He pasado evaluaciones psicológicas, neurológicas, físicas y bioquímicas por voluntad propia para descartar posibles orígenes patológicos. Una vez descartados esos factores como origen de mis experiencias, tan solo la Antropología y el Arte podían responder a mis preguntas. Desde hace miles de años existen culturas sin relación entre sí que narran sucesos comunes, vivencias relacionadas con realidades más allá de la nuestra y entidades mágicas de distinta índole. Sabemos la importancia que daban esas culturas antiguas a los sueños en el crecimiento personal y de la comunidad, a su relación con los ancestros y a los rituales asociados al territorio. Las pinturas en las cuevas, los cánticos chamánicos, los bailes tribales… son manifestaciones de ese contacto con lo intangible que han perdurado a lo largo de milenios, transmitiéndose de generación en generación. Pero no hay que irse tan lejos, aquí hay pueblos en los que se celebran costumbres cuyo origen se pierde en la historia, tradiciones que se remontan a tiempos inmemoriales en los que el ser humano tenía una relación más natural y costumbrista con esas fuerzas desconocidas.
¿Has logrado reconciliar todo eso?
No podemos controlar lo inmaterial y quizás es el miedo con máscara de soberbia quien nos aleja de estas experiencias. Una vez aceptas estas vivencias como parte de tu existencia, pasas de sentirlas como una carga a vivirlas como un regalo.