Del Edén a Satán: la trayectoria artística de Rosita Marín, la diablesa del varieté
/Rosita Marín fue una vedete especializada en género frívolo que disfrutó de cierta fama en los años de la Segunda República y de la que nada más se supo a partir de 1936.
Son muchos los artistas que, habiendo sido medianamente conocidos en su época, han caído en el olvido. Malas rachas personales, situaciones políticas adversas, el vacío por parte de medios de comunicación o el defender propuestas artísticas heterodoxas son algunas de las causas que hacen que, de esos profesionales, apenas queden algunos recortes de prensa. Ese es el caso de Rosita Marín, una vedete que tuvo cierto renombre en el mundo del cabaré de la Segunda República y de la que luego nada más se supo.
Durante los años 30, Rosita fue citada en numerosos artículos de prensa como parte del elenco de algunos de los locales más importantes de la época. Por ejemplo, el Edén Concert, tanto el Barcelona, como el de Valencia. El primero, situado en la calle Nou de la Rambla (anteriormente Conde de Asalto), se programaron desde finales del siglo XIX espectáculos de magia, ventriloquía, humor, teatro y sesiones de cine hasta que, en 1935, abandonó las variedades y se convirtió definitivamente en el Edén Cinema. Hoy es un parking público.
En el Eden Concert de Valencia, la programación era más o menos la misma, pero la actitud de las autoridades de la ciudad, mucho menos permisiva. Ejemplo de ello es que, en 1932, el gobernador civil clausurase el cabaré por tiempo indefinido, después de que durante las semanas previas le impusiera varias multas por «dar un espectáculo pornográfico». También fue advertido de cierre otro de los locales de la ciudad, el Bataclán y, por si no fuera suficiente, la policía retiró de los quioscos las publicaciones que, en opinión de dicho gobernador civil, podían ser consideradas pornográficas.
Fue en el cabaré Edén en el que, hacia 1933, comenzó su carrera artística Rosita Marín que, dos años después, ya hacía giras por toda España y se preparaba para debutar en el cabaré Satán. Situado en el número 60 de la calle Atocha de Madrid, el Satán no podía llevar mejor nombre. Estaba casi puerta con puerta con la Parroquia de San Salvador y San Nicolás, en Atocha 58, y, como escribía Fray Junípero, columnista de El Siglo Futuro sobre dicho local: «todos los cabarets llevan esa marca; pero el diablo no asomaba los cuernos y el rabo en el rótulo».
La apertura del Satán agosto de 1934 fue todo un acontecimiento. Durante días, los propietarios contrataron cuñas de radio e insertaron anuncios de prensa informando de la inauguración, que estuvo precedida por una fiesta para la prensa. Uno de los diarios que cubrieron el evento fue el Heraldo de Madrid, que escribía: «Con una espléndida fiesta en honor de la Prensa se ha inaugurado en la calle de Atocha un nuevo teatro cabaret, denominado Satán. Lo de nuevo encaja perfectamente al referirse a Satán, puesto que su decoración es novísima en Madrid, original y digna de todo elogio». El interiorismo había corrido a cargo del artista cubano Carreño, que recreó una gruta infernal decorada con «una instalación eléctrica que, que da al salón un aspecto fantástico». El bar había sido diseñado por otro cubano, el Sr. Iglesias y, en ese momento, los músicos residentes era la orquesta Rico.
La muñequita diabólica
En diciembre de 1935, la revista ¡Tararí! dedicó un reportaje a Rosita Marín. Según la publicación dedicada al espectáculo, Rosita, también conocida como «Miss Muñeca», «cultiva el género moderno. Sus cuplés se señalan por un ligero matiz picaresco, que salido de su boca adquiere sabores insospechados. En el género americano, también esta muñequita ha dado pruebas potentes de sus condiciones extraordinarias para el arte de la canción y el baile». El reportaje se ilustraba con dos imágenes de la artista y, como colofón al mismo, ¡Tararí! dedicaba a Rosita su contraportada, en la que la artista aparecía semidesnuda y ataviada como una diablesa porque para algo era una estrella del Satán.
De Rosita Marín se siguió hablando durante el siguiente año. En ¡Tararí! la artista acostumbraba a publicar un anuncio en el que ofrecía su espectáculo a los programadores con el siguiente texto: «”Miss Muñeca 1935”. Canción frívola y género americano. Muntaner, 27, portería. Barcelona». Incluso apareció en el Almanaque ¡Tararí! de 1936, publicado en las Navidades 1935-1936. En él, Rosita participaba en un artículo en el que diferentes vedetes contaban qué deseaban que les trajesen los Reyes Magos.
Mientras que Sarita Jordán pedía «El paraguas del Negus», Salambó «Bistec de Mussolini con patatas. ¡A la carta!», Julita Castro «La Pilarica y las “mañas” de mi “maño”» o Nelly del Plata «Ganas de juerga que… ¡tengo pocas!», Rosita pedía «Contratos y muñecas».
En 1936, estalló la Guerra Civil. No hay noticias sobre dónde sorprendió a Rosita el Golpe de Estado. Lo normal es que hubiera sido en Madrid, trabajando todavía en el Satán, o en Barcelona, su lugar de residencia habitual. Pero también pudo haberle sorprendido en Andalucía o en Burgos, zonas que, desde los primeros momentos después del alzamiento contra la República, permanecieron en manos de los fascistas. El caso es que nada más se sabe de esta «Miss Muñeca» que, durante unos años, hizo disfrutar al público del Edén y del Satán con su arte y sus diabluras.