La memoria es subversiva: una entrevista con Tina Paterson
/«España es el país de la desmemoria o la memoria robada», afirma Paterson, que cada semana nos maravilla con fotografías «robadas» al tiempo, coloreándolas y dándoles una nueva vida que nos sobrecogen y hacen reflexionar sobre el tiempo, el pasado y el presente. Pasen, vean y, sobre todo, ¡maravíllense!
El artista Tina Paterson (David Rodríguez. Madrid, 1972), desde hace tiempo nos tiene absolutamente fascinados con sus imágenes desviadas, fotografías de nuestro pasado que él trata con delicadeza, respeto y osadía hasta que estas adquieren una nueva vida, que difunde y comparte libremente a través de la red. Su trayectoria es extensa y hasta es posible que te hayas encontrado con su trabajo en proyectos que son fundamentales para entender el universo asociativo y crítico de las últimas dos décadas en Madrid y más allá, como La Fiambrera Obrera, SCCPP.org, YOMANGO, Bordergames, Pornolab, Unbarriofeliz, El Mejor Partido, ComidaBasura, El Invernadero, PropolisColmena o La Tabacalera de Lavapiés. No solamente eso, como comenta él mismo «monté un baile vecinal que se llamaba La Flor de Lavapiés y me dio tiempo para estudiar e investigar la memoria de aquel lugar trabajando con las Cigarreras». Y mucho más: en el Medialab Prado, organizó los talleres HelloWorld! de creación escénica y nuevas tecnologías, dirigió sus proyectos escénicos, como Versión_Beta (2009) y Cigarreras. Métodos y tiempos (2011), así como el proyecto de medicación y autogestión vecinas Matadoiro Compostela, entre muchos otros.
Así que el Agente Provocador quiso charlar sobre su trabajo, la filosofía que guía sus intervenciones y todo lo que subyace en nuestra maltratada memoria. Puedes consultar y disfrutar de sus creaciones en http://tinapaterson.com/wp/
Cuéntanos cómo llegaste a tu actual trabajo. Parece que tu intensa actividad de rescatar la memoria, con frecuencia olvidada, de nuestro propio pasado para «reactualizarlo"» mediante el añadido del color, está de rabiosa actualidad. ¿A qué crees que se debe?
La tortilla española con o sin cebolla. Colorear o no. Salve decir que desde el origen de la fotografía las imágenes se han coloreado a mano, el mismo Joaquín Sorolla empezó trabajado en un estudio fotográfico coloreando clichés. Es decir, el color es «una necesidad» para el espectador.
En mi caso intento (no siempre lo consigo) evitar trabajar con imágenes icónicas en blanco y negro, aquellas que todas tenemos más o menos en la retina. Aquellas que ya tienen existencia propia. Me interesa más buscar y manipular entre los descartes. Rescatar (pescar como diría Carlos García-Alix) la morralla de los archivos, en el fondo de cajas o al final de laberínticos recovecos de archivos online de los que siempre aparece alguna joya oculta.
«Huyo de la obsesión por reconstruir los detalles y con ellos la veracidad histórica para centrarme más en atrapar la atmósfera del momento»
¿Cuál es tu criterio de selección a la hora de trabajar con una imagen concreta?
Un gran material son los negativos que se han digitalizado en los últimos años. Gracias a ellos encontramos sobre todo fotos inéditas o podemos apreciar la serie completa que muchas veces esconde la secuencia. Recuerdo la serie de un bombardeo en la Gran Vía del fotógrafo Juan Guzmán, donde con cada foto de esa serie nos le podemos perfectamente imaginar inmerso en la escena, corriendo por la calle, sentir perplejidad retratando los cadáveres y los heridos. Es decir, nos permite entrar de lleno un verdadero viaje a través de la memoria.
«España es el país de la desmemoria o la memoria robada»
Imaginamos que también te has encontrado con quienes ven lo que haces como una «profanación» de algo sagrado, quizás porque a veces pensamos en las películas coloreadas que veíamos siendo niños. Sin embargo, estas ahora nos parecen extrañamente interesantes…
Hay gente que no le gusta que se coloreen las imágenes, pero aun así me felicitan por mi propuesta. El asunto es complejo y sin duda polémico. Por un lado hay quien colorea como quien repinta de colorete vírgenes y santos. Otros como quien participa en la reproducción de batallas históricas, donde al final se está más obsesionado por la veracidad histórica de los detalles o el color preciso. En mi caso, huyo de la obsesión por reconstruir los detalles y con ellos la veracidad histórica para centrarme más en atrapar la atmósfera del momento. Sobre todo me pregunto cómo sería la película a color que hubiesen utilizado en ese momento y ese lugar concretos si la hubiesen tenido. Se dan casos que lo fotógrafos llegaron a usar algunos carretes en color, lo cual sirve de referencia.
Toda memoria tiene una dimensión política. ¿Existe un objetivo en tus inmersiones en esa nuestra memoria, tan maltratada y, con frecuencia, olvidada?
Mi aproximación es más política o propagandística que artística. Quizá porque me interesa mucho menos la historia que nos han contado, como la que podemos llegar a revelar desde la propia investigación y reflexión. España es el país de la desmemoria o la memoria robada. En el presente poder atisbar, por ejemplo, los paralelismos entre la vida en Madrid en tiempos de la II República y los actuales, nos abren los ojos sobre el hondísimo pozo negro que fue el franquismo. Poder viajar como los primeros turistas llegados a España en los a los 20 o 30 nos hace reflexionar sobre la magnitud de aquel país perdido o añorado o ver a los españoles refugiados de guerra en los campos de concentración del sur de Francia encoge el alma.
«Mis hilos aspiran a ser una sencilla propuesta de viaje en el tiempo»
¿Qué parte del proceso te lleva más tiempo y esfuerzo?
Como curiosidad, más que el coloreado, lo que me lleva más tiempo es encontrar los metadatos de muchas de las imágenes: autor, fecha, lugar. Hay por tanto un objetivo de poner en valor ese trabajo "escondido" dentro de las colecciones. Reivindicar que la red sirve para poder compartir y conocer esos fondos históricos y documentales aún en gran parte inéditos.
Mis hilos aspiran a ser una sencilla propuesta de viaje en el tiempo. No sé si se consigue. Como Alex, el sonderkommando de origen sefardí que tiró las fotos desde el crematorio de Auschwitz arriesgando su vida, creo que la imagen es una obligación. Un arma para la búsqueda de la identidad.