Hola, soy Johnny Cash: el cómic cristiano del Hombre de Negro


Spire Comics, en su cruzada fundamentalista, publicó un célebre y hermoso cómic dedicado al cantante, que escribió él mismo, convertido ya en un soldado de Cristo

Los cómics y la cultura popular eran la punta de lanza del adoctrinamiento juvenil. Durante los primeros setenta, tras el movimiento hippie, que despertó la fascinación por todo tipo de cultos y orientaciones religiosas no católicas (orientalismo, paganismo, demonismo…), sectores cristianos comprendieron que debían usar medios más cercanos y asequibles a los jóvenes para hacerles ver las «bondades» del cristianismo. El cielo los estaba esperando.

Spire Comics, una compañía editorial fundamentalista, publicó decenas de títulos de propaganda cristiana. Su editor, Fleming H. Revell, había comenzado con el negocio en 1972, hasta que en 1981 Hugh Revell Barbour compró su catálogo, que comercializaría como Barbour & Company hasta 1988. No solamente publicaban cómics, sino también adaptaciones bíblicas o películas, todas ellas dirigidas a un público más o menos juvenil. Los argumentos no podían ser más bizarros: «héroes» cristianos oponiéndose al rampante comunismo, combatiendo cultos, escapando de escenarios distópicos al estilo de The Prisioner, desenmascarando sectas neohippies o combatiendo el rock and roll y la contracultura.

Hello, I’m Johnny Cash, las palabras de introducción al legendario concierto en la prisión de Folsom (inmortalizado en el disco en directo Folsom Prison Blues), con ilustraciones de Al Hartley, fue uno de sus títulos más exitosos. Fue publicado en 1976, con un Cash convertido en soldado del cristianismo, algo que no le abandonaría hasta su muerte. Fue escrito, al parecer, por el mismo Cash —aunque es posible que simplemente diera su autorización, ya que recoge extractos y declaraciones suyas pertenecientes a sus memorias, junto a Billy Zeoli y el propio Al Hartley, que solía también coescribirlos. Hartley, mientras se entregaba en cuerpo y alma a la cruzada cristiana, compartía dedicación con Archie Comics. El mismo Hartley era un «ejemplo» de lo que pretendía Spire: la conversión y aceptación de Dios, que en su caso llegó en 1967 tras acudir a un sermón que lo cambiaría por completo. Archie, la editorial para la que trabajaba, no aceptó que desde entonces todos sus trabajos fueran moralinas cristianas sobre el pecado y el arrepentimiento, por lo que Spire se convirtió en su casa editorial favorita.

Hello, I’m Johnny Cash es una autobiografía personal del cantante en las que pasa, como relató en sus propias memorias, de un descenso por la adicción y los excesos, hasta una especie de «iluminación» (con episodios de alucinaciones, visiones y vivencias tan simbólicas como un intento de suicidio en una cueva). El final es, por supuesto, feliz. Un Cash rodeado de su familia sonriente y entregado a La Palabra.