Jon Idígoras, el «chikito de Amorebieta»

Nunca llegó a «tomar la alternativa», pero siempre que pudo narró orgulloso esa parte de su pasado, la de matador de toros, novillero de vocación, pequeño empresario taurino y amante de los toros. Todo eso pasó durante los sesenta, pero ya convertido en militante independentista. Incluso tuvo un apodo: «Chikito de Amorebieta», por ser el lugar donde había nacido en mayo de 1936. Aunque no fue el único: «Morenito del Alto» o «Chikito de Éibar».

Jon Idígoras, a la izquierda de la imagen, vestido de faena y con una oreja en la mano derecha

Jon Idígoras, a la izquierda de la imagen, vestido de faena y con una oreja en la mano derecha

El «chikito de Amorebieta» conoció las plazas de Vergara, Éibar, Tolosa o Zarautz, entre muchas otras, junto a un mozo de espadas de su pueblo, al que definió como un tipo «alegre y pinturero, que brillaba con luz propia en los estudios», refiriéndose al famoso ingeniero José Ignacio López de Arriortua, conocido como «Super López», quien más tarde sería conocido por ser  vicepresidente de Volkswagen, al tiempo que General Motors, para quien había trabajado durante los ochenta, lo acusaba de fraude, espionaje industrial y robo de documentos confidenciales.

Retrato de Idígoras torero

Retrato de Idígoras torero

Su pasado y afición taurina aparece incluso en su autobiografía, El hijo de Juanita Gerrikabeitia, publicada en 1999 por Txalaparta, donde, en uno de sus pasajes, resume su filosofía vital: «militante obrero con aficiones taurinas». Además, afirma que junto a sus colegas fundó un club taurino que tenía la sede en el bar Txilibitu, un local taurino que también hacía las veces de tienda de ultramarinos, repleto de fotos de toreros importantes y presidido por la cabeza de un novillo desorejado por el torero Matías Lecumberri. Idígoras recorría el pueblo recaudando fondos para las corridas de toros, haciendo las veces de promotor y pequeño empresario taurino. Se dedicaba, junto a sus amigos, a «organizar las novilladas del pueblo, vender las entradas, trabajar como bestias montando y desmontando una plaza portátil y, por supuesto, torear», afirma en sus memorias. Describió una de sus presentaciones ante el público de una plaza de toros, de esta manera: «Nos tocó lidiar el primer novillo que, por cierto, salió a la plaza con muy mala leche, corneando todos los burladeros. Salí a la plaza y le dí dos o tres lances de capa para fijarlo, y luego salió la nueva figura local, El Sevillano». Incluso llegó a organizar alguna corrida a beneficio de los huérfanos de la Guardia Civil. En agosto de 1991, según El País, en una mesa redonda celebrada dentro de los Cursos de Verano de San Sebastián, declaró que la fiesta de los toros «procedía del País Vasco».

Antonio Barrera con la ikurriña en el capote en la feria de 2012 en Illumbe. Fotografía de Jesús Uriarte

Antonio Barrera con la ikurriña en el capote en la feria de 2012 en Illumbe. Fotografía de Jesús Uriarte

Su carrera como torero no continuó. Fue tajante cuando decidió dejar el mundo taurino para implicarse completamente en la lucha independentista y antifranquista: «Me corté la coleta», confesó.  

Jon Idígoras durante un mítin

Jon Idígoras durante un mítin