¡No retroceder jamás! Los chicos salvajes de Charlie contra el Klan
/La convulsa historia de la prohibición de alcohol en Estados Unidos tiene en la banda de Charlie un episodio poco conocido, pero que fue más frecuente de lo que se supone: las bandas armadas que se enfrentaron a los pistoleros y el terror racista del Ku Klux Klan (KKK).
Charles «Charlie» Birger, un judío ruso que había sido soldado y cowboy, tras regresar a Illinois y ser desmovilizado, decidió convertirse en traficante de alcohol a pesar de la prohibición decretada al poco de terminar la Primera Guerra Mundial, en 1919. Al año siguiente se unió a los hermanos Shelton, otros traficantes de la zona. Charlie, desde Harrisburg (sur de Illinois) como base de operaciones, poco después entró en conflicto con estos y fundó su propio grupo, conocido como «la banda de Charlie».
Ambos (Sheltons y Charlies) rivalizaban y se disputaban el control en el tráfico de alcohol, pero pronto tuvieron un enemigo común: el KKK, que decidió apoyar la prohibición. Para ellos, el alcohol era contrario al patriotismo, un fenómeno anticatólico, culpando a los inmigrantes de introducirlo en el país. El KKK inició una campaña terrorista contra los traficantes y los bares clandestinos, que incluyó agresiones, incendios y asesinatos. Ni la policía ni las autoridades, interesados en amedrentar a los empresarios y clientes, hicieron nada para detener aquella violencia.
Cuando se toparon con Charlie y los suyos, encontraron un gran rival. La banda de Charlie se unió a sus hasta entonces rivales hermanos Shelton. No esperaron a ser atacados por el Klan. Apoyados por un arsenal de escopetas y «Tommy guns», atacaron una y otra vez.
El Klan fue duramente castigado, distribuyéndose estas fotografías en las que los vemos posando con sus armas mientras vigilan sus almacenes, subfusiles Thompson incluidos.
Sin embargo, tras esta tregua, los enfrentamientos con los Shelton continuaron. Charlie, el azote del Klan, fue acusado de asesinato y ahorcado en abril de 1928 en la prisión del condado de Franklin. Según los testigos, habló y rió hasta el último momento.