La otra muerte de Durruti
/El legendario anarquista «murió» dos veces: una en noviembre de 1936 y otra años antes, en septiembre de 1923. O eso es lo que aseguró un periódico, que publicó la foto de su muerte a manos de la guardia civil de Oviedo
Su muerte (las circunstancias, la procedencia de la bala que lo mató) siguen siendo un misterio. Pero parece que el misterio siempre acompañó a Buenaventura Durruti, que «murió» dos veces. Una, en septiembre de 1923, un días antes de instaurarse la dictadura del general Miguel Primo de Rivera y ya convertido en enemigo público número 1. Y otra, más de una década después, el 20 de noviembre de 1936, con la Guerra Civil ya declarada. En ambos casos, su doble muerte se produjo como hombre de acción que fue: persecuciones, disparos, grupos anarquistas.
Eso es lo que puede deducirse de la noticia que el periódico La Opinión publicó el 11 de septiembre de 1923. La noticia iba acompañada de una imagen en la que podía verse el cuerpo sin vida de un hombre joven, boca abajo, junto a un pie de foto que aseguraba que Buenaventura Durruti, «atracador y pistolero», había fallecido a causa del fuego de la guardia civil. El periódico llevaba en portada varias noticias de las actividades de los pistoleros de Oviedo. La zona vivía en permanente alerta desde que él, junto a otros compañeros anarquistas, que respondían al nombre de Los Solidarios (antes Los Justicieros), habían dado un golpe audaz contra la sede del Banco de España de Gijón el 1 de septiembre, llevándose nada más y nada menos que medio millón de pesetas, con los que pretendían pagar la fianza de su compañero, y también miembro del grupo, Francisco Ascaso, entre otros, todos ellos encarcelados por la muerte del cardenal Soldevilla.
Su primera muerte, la que publica el diario de Oviedo, vino motivada por un error en la identificación. El comisario Fernández Luna, apodado el «Sherlock Holmes español», se hallaba entregado en cuerpo y alma a la persecución de pistoleros y atracadores. Los miembros del puesto de la guardia civil que dispararon sobre un joven, que desconocemos quién era realmente, pidieron colaboración a Madrid.
Desde allí, la sede de la Brigada de Investigación Criminal que dirigía, enviaron un retrato de Durruti, que la benemérita dio por bueno y que correspondía con Durruti, ya convertido en azote ácrata. En el artículo se dice que Durruti se hallaba «fichado por atracador y sindicalista». Ese mismo día, al extenderse la noticia, esta fue desmentida por La Época y otros medios, posiblemente tras hablar con el mismísimo Durruti.
Con el desmentido de su fallecimiento, pareció adelantarse más de una década la famosa afirmación que Emma Goldman dijo sobre él tras su muerte (real): «¡No y no! ¡Durruti no ha muerto! Vive en nosotros para siempre».