Las explosiones psicodélicas y los yeyés de Barcelona

El Lord Black, cuyo logo era un misterioso aristócrata con sombrero y monóculo, fue uno de los epicentros de la cultura pop en una Barcelona en plena dictadura

Su imagen y logo eran inquietantes y tenía todo el aire de una película de misterio o de un supervillano: una especie de aristócrata con monóculo y sombrero. El Lord Black, inaugurado en plena época del boom de la psicodelia y el pop (15 de junio de 1968), funcionó hasta 1980 cuando cambió de nombre y estética.

Anuncio de la inauguración del Lord Black (15 de junio de 1968)

Anuncio de la inauguración del Lord Black (15 de junio de 1968)

Parque de atracciones de Montjuic. Fotografía: AFB. Pérez de Rozas

Parque de atracciones de Montjuic. Fotografía: AFB. Pérez de Rozas

Estaba situado en una de las entradas del Parque de Atracciones de Montjuic de Barcelona y, de hecho, era un reclamo más para acudir al lugar. Tenía dos plantas. En lo alto se hallaba un restaurante, pero abajo era donde estaba la discoteca que se haría famosa por lo vanguardista de su decoración y el tipo de música y shows que tuvieron lugar desde las siete de la tarde hasta bien entrada la madrugada.

«Boite Explosión Sicodélica. Complejo ambiental abierto todo el año desde las 7 de la tarde hasta la madrugada»

El público acudía para bailar música pop, pero también para asistir a alguno de sus espectáculos muy acordes con el ambiente, como una teatralización de Drácula con el título de «Draculín-Show», algo que se combinó con algún espectáculo «subido de tono» a pesar de la cultura ultramoralizante de aquellos tiempos. Se presentaba como «teatro-cabaret» conde eran frecuentes los espectáculos eróticos ya en los años anteriores a la transición. La decoración era sorprendente en aquel lugar que se publicitaba como «Boite Explosión Sicodélica. Complejo ambiental abierto todo el año desde las 7 de la tarde hasta la madrugada». Del techo colgaban estalactitas y en una parte del local había una cascada de agua. El equipo de sonido y de luces eran imponentes, aunque el suelo se fue abollando poco a poco debido al baile continuo. En 1980 cambió su nombre por el de El Resopón, también como restaurante y discoteca, pero para entonces el monóculo y el sombrero misteriosos habían desaparecido.