Quemar, detener e incendiar: las imágenes del odio
/Una periodista alemana difunde una serie de sobrecogedoras y desconocidas imágenes de la «Noche de los cristales rotos», del 9 al 10 de noviembre de 1938, de la que estos días se cumple su 80 aniversario
El pretexto para la cacería fue el asesinato, ocurrido unos días antes, de Ernst vom Rath, secretario de la embajada alemana en París. Su autor fue un judío polaco de origen alemán. Durante meses, los nazis llevaban alimentando un odio que alcanzó su punto álgido, el momento en que la manipulación política se sumaba a la conveniencia temporal, durante la noche del 9 al 10 de noviembre en lo que se conoció posteriormente como la «Noche de los cristales rotos». Fue una noche especialmente sanguinaria, a la que habían precedido otras noches de violencia nazi, como la llamada «Noche de los cuchillos largos» (del 20 de junio al 1 de julio de 1934). Por toda Alemania, y también Austria (donde ardieron 95 sinagogas), bandas de nazis formadas sobre todo por tropas de asalto de las SA y simpatizantes atacaron y asesinaron a judíos, o a quienes eran sospechosos de serlo, y destruyeron, saquearon o quemaron cientos de casas, periódicos, sinagogas o cines judíos. El robo y los incendios se produjeron con la complicidad de las autoridades, que se negaron a intervenir. Los pogromos fueron ordenados en realidad por Adolf Hitler, organizados por Joseph Goebbels y cometidos por miembros de la Sturmabteilung (SA), la Schutzstaffel (SS) y las Juventudes Hitlerianas, apoyados por el Sicherheitsdienst (SD), la Gestapo y otras fuerzas de la policía. El resultado fue casi un centenar de muertes, así como la detención en masa y deportación a campos de concentración de cerca de treinta mil.
Sin embargo, lo peor estaba por llegar: la Solución Final y el Holocausto.
La periodista Elisheva Avital, de Núremberg, ha compartido una serie de sobrecogedoras imágenes tomadas por fotógrafos habituales de las incursiones protagonizadas por gerifaltes y matones nazis. Las imágenes aparecieron en un sobre cerrado y con los nombres de los fotógrafos y el estudio en que se revelaron. Las secuencia, pertenecientes a esa misma noche, son de una crudeza impresionante y recogen el momento de la entrada en las casas de los judíos o la planificación y ejecución de los incendios y ataques.