Las portadas desviadas de Olaf


El artista y bruitista Olaf Ladousee lleva décadas asombrándonos con objetos bellos y dañinos, fanzines cósmicos e ideas que nacen de una mente que vive en un planeta mucho mejor que el nuestro. Quisimos charlar con él por la salida del segundo volumen de Portadas inventadas y surgidas del «encuentro fortuito de la oportunidad»

Seguir la pista de Olaf Ladousee es adentrarse en un mundo lleno de puertas, un universo propio que ha convertido su trabajo y su comunidad de aliados en algo muy único en nuestro país. Olaf lleva varias décadas instalado en una manera de hacer las cosas y de ver el mundo absolutamente singular, despreocupada de tendencias y modas, disfrutando la libertad de no tener muros delante, ni normas, ni mucho menos escuelas y movimientos que seguir. Es punk sin necesidad de ser nombrado como tal, por supuesto; es bricolaje cósmico, bendita locura que se alimenta de objetos rotos encontrados en el Rastro, por el mismísimo azar, ese que es el motor de tantas cosas, como su trabajo, ya sea en el histórico fanzine «mudo» ¡Que Suerte!, como con su música ruidista en LCDD o fabricando doorags.

En esta ocasión Agente Provocador quiso hablar con él —mientras preparaba una deliciosa comida y flotaba en el universo sideral— con motivo de la publicación del segundo volumen de Portadas inventadas para discos huérfanos, editado hermosamente, y donde da rienda suelta a la desacralización y el mestizaje de bandas que han inspirado su vida. Así hasta un centenar.

Cuéntanos cómo surgió esta idea de desviar portadas. ¿Te inspiraste en el trabajo de algún artista?

Soy un rastrero desde que encontré el relevo espiritual, en los mercados de segunda mano, a mi desilusión dominical. Cuando entendí que Dios no existía; los desechos materiales resucitados llenaron mi ansia. Todos los domingos ando por el Rastro. También soy melómano y mi espléndido manejo del regateo me permite asegurar que los discos de segunda mano sin portadas son más baratos. Con los años acumule una buena pila de surcos huérfanos de carátulas. Imaginé un proceso para arrancar otro voltio a estos vinilos. Todos los adultos del siglo pasado tuvimos la oportunidad de diseñar fundas para cintas o CD’s caseros. Tiré de recuerdos recuperando el viejo hábito, cortando trajes a medidas para mi colección. Una labor poco original, pero entretenida. Mucha gente practica este hobby como: Moolinex, Mingering Mike y tu colega del instituto.

¿Cuál ha sido el criterio para elegir qué artistas y qué portadas?

El encuentro fortuito de la oportunidad. Procuro no gastarme una fortuna en discos. El embudo presupuestario desemboca en los surcos de artistas despreciados e ignorados. Las galletas también abren el apetito.

Imaginamos que muchas portadas serán de discos un tanto raros de tu colección o por mero capricho o gusto personal…

Cuento con un gran archivo de grabados, caseros, tallados en linóleo, idóneo para ilustrar las portadas, cuando no encuentro en la red una foto seductora. 

A veces cuesta seguir tu actividad. ¿Cómo organizas tu trabajo? Lo que haces y como lo haces comparte territorios entre el collage, la cultura trash, el outsider art, el surrealismo…

Soy ama de casa. Por la mañana, mientras marujeo por el mercado, me invento un trabajo para el día. La percepción trash de la cultura como el outsider art son un punto de vista externo, manejado por una mirada marginal. Mi producción tendrá este aspecto cuando el público se encuentra fuera de mi cosmos, al margen de mi realidad. En efecto, me gusta el Arte Bruto, el Hazlo Tu Mismo, pero ni André Breton ni Salvador Dalí son santos de mi devoción. Son iconos mercantiles de un mercado del arte que me resulta ajeno.

¿Para ti la música es una extensión del papel, de los fanzines, o al revés?

La música tiene su extensión de papel, pero soy incapaz de leer una partitura. En cuanto a los fanzines, forman parte de mi cotidianidad. Tengo una prolífica grapadora y procuro cuidarla.

Cuéntanos en qué proyectos andas trabajando ahora mismo o los planes de futuro.

Mientras tecleo esta respuesta hierve la pasta que acompañará un salteado de brócoli con albahaca. Después del café, retomaré el prototipo del premio MIN 2020, esperando la confirmación del taller de circuit bending preparado para veintidós estudiantes australianos. Si de paso surge un bolo para Los Caballos De Düsseldorf en Andalucía habrá cundido el día antes del concierto de Tzétzé + Conmfort en la Wurli.

[Puedes contactar con Olaf, ver su trabajo o pedir un ejemplar de Portadas Inventadas aquí]