Los helados del «profeta» Hitler
/Para una facción de los hindúes, Adolf Hitler fue un profeta con una misión. Su imagen aparece reproducida en una marca de cucuruchos y helados comercializada bajo su nombre
Muchos ya conocéis las famosas e impactantes imágenes de expediciones nazis al Tibet, o de los mil y un intentos del nazismo a la hora de «hacer historia» con un supuesto pasado mítico ario o la obsesiva y enfermiza fijación por dar con reinos y civilizaciones perdidas. Lo mismo que la conexión nazi e hindú, cuyos principales responsables fueron el ideólogo nazi y esotérico Miguel Serrano, sobrino del poeta chileno Vicente Huidobro, y la teórica y declarada nacionalsocialista Savitri Devi. Serrano, en 1947, fue embajador chileno en la India, llegando a mantener correspondencia con Jung o Herman Hesse. También conoció a Ghandi y Ezra Pound, entre muchos otros, con quienes se carteó, y creó una cosmogonía que unía a Hitler con la India. Cuando el Dalai Lama se exilió a la India, recibió el apoyo de Serrano, de ahí las famosas fotos realizadas en 1992 cuando, en un viaje oficial a Chile, el Dalai Lama se fundió en un caluroso abrazo con Serrano, ya un reconocido nazi, para sorpresa de los chilenos. Según él, Hitler fue un profeta que intentó fundar una nueva era. Por supuesto, en las ideas de Serrano hay lugar para las teorías sobre la «tierra hueca» y los intraterrestres, ordenes de caballería, conspiraciones y todo tipo de signos que anunciarían la «Manvantara» o nuevo ciclo histórico. Junto a Serrano y sus delirios, estaría Savitri Devi, una francesa de familia adinerada que desde los años treinta, en pleno ascenso de los nazis al poder, recorrió la India, donde experimentó una «revelación» mística que tenía que ver con la civilización Thule y que la convirtió en una misionera del paganismo ario.
Devi representa, aunque parezca increíble, un sector del pensamiento hindú que considera a Hitler como una encarnación de Visnú, la divinidad suprema del hinduismo. Junto con Brahma y Shiva formaría la trinidad del hinduísmo. Al igual que su colega Serrano, para Devi era una gran figura, no tanto un profeta sino un enviado o precursor de un profeta que llegaría en un futuro próximo.
«Esa “banalización” del nazismo hunde sus raíces en una corriente ideológica de largo recorrido. Es algo mítico y ancestral, o el estrambótico y delirante panteón del nazismo esotérico»
Hoy su imagen aparece reproducida en carritos de helados de una conocida marca. La comercialización de los polémicos helados marca Hitler, que incluso muestran como reclamo un retrato suyo, contaron con el rechazo de la comunidad judía en la India. La embajada de Israel y varias asociaciones contra el racismo, incluidos los medios alemanes, protestaron contra la comercialización de los helados, que sin embargo entre los indios no ha provocado airadas reacciones. En la India, un libro como el Mein Kampf es un absoluto éxito de ventas y el partido nacionalista hindú de extrema derecha Shiv Sena, fundado por Bal Thackeray, reivindica abiertamente su figura. Al que igual que Devi, Thackeray lo considera una especie de «elegido». En este país, la moda Hitler va más allá del mero exhibicionismo. No hay apego al pasado británico, algo comprensible. Los indios no se identificaron con las ideas de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Asumían lo que eran como país colonizado. La Alemania de Hitler sería la facción opuesta. Los helados Hitler no son un caso exactamente de «nazi chic», como sucede con la proliferación en varios lugares de Europa o de China de parafernalia, ropa y objetos de todo tipo inspirados en el nazismo. Esa «banalización» del nazismo hunde sus raíces en una corriente ideológica de largo recorrido. Es algo mítico y ancestral, o el estrambótico y delirante panteón del nazismo esotérico.