Los mundos de cuero negro, velocidad y pop de Hopkins

[Fotografías: John “Hoppy” Hopkins]

John «Hoppy» Hopkins fue el fotógrafo de la contracultura inglesa. Retrató a pandillas en moto, teddy boys, enamorados del tatuaje o el sado, y fundó los principales periódicos de agitación ingleses

John «Hoppy» Hopkins (1937–2015), junto a su cámara fotográfica y su puñado de brillantes y radicales ideas, estaban en el momento y el lugar adecuados, finales de los cincuenta y primerísimos sesenta, cuando Inglaterra se sacudía de encima el pasado más inmediato, una mezcla de orgullo parental por la derrota de los nazis y el conservadurismo a ultranza. La nueva juventud leía a los beatniks y militaba en grupos pacifistas que protestaban contra la guerra nuclear al frente de la organización CND, que solía convocar manifestaciones encabezadas por Bertrand Russell. Esa «iluminación» le llegó a Hopkins durante un viaje a una Moscú con mano de hierro, donde vio a miles de jóvenes comunistas en pleno delirio y fe en la revolución. Podía haber seguido el camino de la juventud activista más ortodoxa, pero a comienzos de los sesenta, cuando The Beatles y The Rolling Stones se convirtieron en un fenómeno global, el rock and roll, el antiguo blues que ahora era rescatado por el folk, Hopkins vio claro cuál era su camino: retratar la desviación, lo torcido, lo marginal y oscuro, todo ese mundo vibrante y, en ocasiones, prohibido que se multiplicaba en clubes nocturnos, locales sado, salas llenas de humedad donde tocaban bandas de pop y cafeterías y bares de carretera a los que acudían cada noche hordas de ton ups, la subcultura motera que, a imitación de los rockers, desataba el pánico moral con su imagen de cuero negro, sus malos modos y velocidad sin límites. «El psicóptada, el teddy boy, el mod se habían convertido en política. Eran los males post Hiroshima desnudos y claramente reconocidos. Era el mundo chamuscado por el napalm», afirmó Jeff Nuttall en el clásico Bomb Culture (1968).

Su biografía lo sitúa en el primer carnaval multirracial de Notting Hill y los disturbios racistas protagonizados por teddy boys, en las performance de poesía y anarquía que tenían lugar en la London Free School, en su amistad con personajes de la escena contracultural como Alexander Trocchi, que había formado parte de la Internacional Situacionista y fundado el Proyecto Sigma, Michael X (la versión inglesa del black power y Malcolm X) y, sobre todo, periódicos como International Times, auténtico órgano del underground, que fundó junto al incansable Barry Miles y que casi tenía su sede en el importantísico UFO Club, el local psicodélico por excelencia, donde cada noche actuaban unos por entonces no tan célebres Pink Floyd. Sus visitantes era gente como los músicos Mick Jagger o Mick Farren, y el escritor Nik Cohn, entre tantos otros.

International Times tenía su oficina bajo la nueva tienda de Miles, que dirigía otra revista llamada Long Hair, que recopilaba las intervenciones y trabajos de los poetas más rompedores que habían actuado en el Albert Hall. El underground que amaba Hopkins crecía entre protofanzines, revistas de corta tirada y ciclostiladas, en ese universo marginal de fetichistas del cuero y estudios de tatuaje, entonces nada populares, cuya clientela eran gamberros, matones o antiguos presos.