Los primeros encapuchados de Nueva York

Fueron la facción más radical y también temida de la izquierda revolucionaria de Nueva York, una mezcla explosiva de hippies alucinados, activistas armados, delincuentes callejeros y artistas outsiders. Habían rechazado el pacifismo de la nueva izquierda y también a los yippies. Se enfrentaban a la izquierda y también a la derecha. Los recuerdos de los protagonistas de aquella época los sitúan haciendo tratos con pandillas, sucios y barbudos. Y armados (navajas y pistolas, sobre todo cuando cruzaron el país y su rastro se perdió en las montañas de Nuevo México, como fugitivos y forajidos a mil años luz de la mayoría de los otros grupos radicales).

Hablamos de los Motherfuckers, conocidos como Up Against the Wall, Motherfuckers! o The Family, que aún estaban organizados alrededor de una brillante revista llamada Black Mask, que ya aglutinaba a los futuros Motherfuckers. Uno de sus actos más vistosos sucedió el 10 de febrero de 1967, hace exactamente medio siglo, cuando anunciaron que la famosa calle refugio del dinero en movimiento, Wall Street, sería transformada en «War Street». Varias decenas de encapuchados caminarían calle abajo hasta llegar a Wall Street, cubriendo sus rostros con pasamontañas y portando una calavera que simbolizaba la muerte en Vietnam. Por vez primera, grupos izquierdistas se manifestaban encapuchados por las calles de Nueva York. Fueron fotografiados por Larry Fint

La acción apareció anunciada en Black Mask:

«Wall Street es «War» Street»

La primera acción de Black Mask, en octubre del 66, fue el cierre del Museo de Arte Moderno. Para nosotros, el museo era un símbolo de la opresión total del hombre (porque secuestra la creación que hay en la propia vida), pero era solo una parte de nuestros planes de ofensiva social, económica y cultural. El siguiente objetivo es Wall Street. En concreto, la guerra de Wall Street a Vietnam y la consecuente guerra a la clase trabajadora y a los pobres de nuestro país recortándoles las ayudas, fijando en un 3,2 por ciento el máximo de las demandas de los trabajadores, mientras no cesa de exigirles la sangre de sus hijos para convertir el campo de batalla en una carnicería. No abandonamos el frente de la cultura, sino que mostramos las interrelaciones de la lucha.

Por supuesto que los defensores de la paz —la mayoría— tienen buenas intenciones, pero si ignoran los beneficios de la guerra y las necesidades económicas que satisface no pueden esperar ver la paz. Un sistema basado en la explotación interna y externa es el enemigo.

Durante la primera semana de febrero, veinticinco hombres enmascarados se manifestarán en Wall Street y le cambiarán el nombre por el de «War Street». La declaración conjunta, escrita con la ayuda de Dan Georgakas, hermano y poeta, será distribuida durante toda la marcha para dar a conocer estas conexiones.

Este fue el panfleto que repartieron:

WALL STREET ES WAR STREET

Los agentes de cambio y bolsa reclaman Nuevas Fronteras. Sin embargo, los ataúdes vuelven al Bronx y a Harlem. Los mercados alcistas del asesinato cotizan en la bolsa de la muerte. Los beneficios aumentan en la cinta de cotizaciones de vuestros hijos muertos. Gas venenoso LLUEVE sobre Vietnam. No podéis alegar «NO LO SABÍAMOS». La televisión os trae pueblos en llamas a la seguridad de vuestro hogar. Cometéis genocidio en nombre de la libertad.

¡PERO VOSOTROS TAMBIÉN SOIS LAS VÍCTIMAS!

Si aumenta el desempleo, te dan trabajo, trabajo asesino. Si la educación es inferior, te enseñan a matar. Si los negros están inquietos, los envían a morir. ¡Esta es la fórmula de Wall Street para la gran sociedad!

Y seguidamente, también en Black Mask, narraron la marcha de esta manera:

Revolución: ahora y por siempre

Nos hemos manifestado en Wall Street (10 de febrero) y le hemos cambiado el nombre por el de «War Street». Wall Street sigue ahí y la guerra continúa. Podemos, tenemos fuerza, somos capaces de detener a este monstruo. Primero tenemos que descubrir al enemigo, decirle su nombre al mundo: War Street. Sin embargo, no nos podemos detener ahí, porque aparte del capitalismo hay una civilización podrida conocida como mundo occidental. Una civilización podrida hasta la médula.