«¡Matar a los polis!»: Cuando los punks destruyeron un ferry
/¿Qué puede salir mal cuando 150 punks bastante borrachos, junto con dos policías fuera de servicio, se suben a un ferry a la una y media de la madrugada con destino a Seattle después de un concierto de GBH y The Accüsed?
[Vía Dangerous Minds]
La revuelta que se produjo en el Washington State Ferry M / V Kitsap el sábado 3 de octubre de 1987 llegó a las páginas de The New York Times. El periódico publicó un breve informe sobre el incidente (a través de Associated Press), que detallaba cómo los fans de la banda local de Seattle The Accüsed y los punks británicos GBH se volvieron locos con hachas y monopatines, destruyendo mesas y sillas durante un viaje en ferry de regreso a Seattle. Según el artículo, cuando se le preguntó a GBH qué pensaba sobre la destrucción protagonizada por sus fans en el M / V Kitsap, sus miembros afirmaron sentirse «silenciosamente orgullosos» de lo sucedido.
Antes de que contemos lo que pasó, es necesario estar al tanto de cómo la Ordenanza de Baile Adolescente (o TDO), aprobada en 1985 en Seattle, contribuyó a la angustia de los jóvenes fans, muchos de ellos menores. La aprobación de la TDO supuso que los propietarios de clubs suscribieran una póliza de seguro de responsabilidad de un millón de dólares para cualquier evento dirigido a todas las edades. Otro requisito era que todos los espectáculos con menores debían ser vigilados por dos oficiales de SPD (la policía) fuera de servicio. Casi todos los clubes no pudieron asumir la póliza de seguro, por lo que los espectáculos con chavales menores de edad en Seattle se convirtieron en una rareza. También es importante tener en cuenta el hecho de que la TDO fue una respuesta a algunas cosas muy, muy malas, que les sucedían a los chavales que se juntaban en clubs de menores, sobre todo The Monastery, un club / iglesia dirigido por George Freeman, un depredador sexual acusado de abusos sobre los jóvenes sin hogar de Seattle. Cuando el TDO se convirtió en ley, Freeman se refirió a él como la «Ley George Freeman».
«Un tipo con un hacha gritaba desde fuera: «¡Aquí está Johnny!, mientras que otros gritaban: “¡MATAR A LOS POLICÍAS!” y “¡MATAR! ¡MATAR! ¡MATAR!”»
Cuatro meses después de que la TDO entrase en vigor, el SPD se presentó en un concierto para todas las edades en Gorilla Gardens después de recibir informes de violaciones de las normas contra incendios. El club estaba lleno y, en esos momentos, el público esperaba que Circle Jerks subieran al escenario. Suspendieron el show y la multitud se amotinó. Ya en la calle, comenzaron a lanzar ladrillos y cócteles molotov contra la policía. Por lo tanto, es evidente que los fans de la música para menores de edad, especialmente los punks, no sentían cariño por las autoridades de Seattle durante los días de la TDO. Cuando GBH y los héroes de su ciudad natal, The Accüsed, llegaron a Washington durante el Panic in the Casket Tour, optaron por tocar en Bremerton, donde los clubs no estaban sujetos a las reglas de la TDO. ¿Y qué puede salir mal cuando 150 o más punks bastante borrachos, junto con dos policías fuera de servicio, se suben a un ferry a la una y media de la madrugada con destino a Seattle después de un concierto de GBH y The Accüsed? Lo destruyen todo. Según varios testimonios, todo comenzó cuando una pasajera comenzó a quitarse la ropa encima de una mesa. Uno de los punks decidió orinar en una maceta o en un sillón. Un trabajador del ferry reaccionó agarrando por la chaqueta al chico que había meado y llevándolo por la fuerza al baño; luego, tras meterlo dentro, cerró la puerta y se colocó frente a esta vigilando. El estado de ánimo de la multitud cambió al instante, y la gente comenzó a gritarle al trabajador del ferry que liberase a su amigo. Un punk se acercó lo suficiente a la puerta para que el trabajador del ferry le rociase con gas pimienta. Por entonces, algunos de los pasajeros más sensatos estaban pidiendo ayuda para liberar a su amigo. Cuando llegaron los policías fuera de servicio, todo se fue a la mierda. Algunos punks comenzaron a escupirles. La situación se descontroló rápidamente. Cuando alguien tuvo la idea de romper el cristal que protegía el hacha antiincendios de la pared con su monopatín, los policías corrieron hasta los servicios, donde su amigo estaba encerrado con el trabajador del ferry, y allí se pertrecharon son sus armas desenfundadas. Un tipo con un hacha gritaba desde fuera: «¡Aquí está Johnny!, mientras que otros gritaban: «¡MATAR A LOS POLICÍAS!» y «¡MATAR! ¡MATAR! ¡MATAR!».
Cuarenta y cinco minutos después, cuando el M / V Kitsap llegó a Seattle, los alborotadores habían causado daños por valor de unos cuarenta mil dólares en el interior del ferry, destruyendo mesas, sillas y partes del techo. Se corrió la voz a través del ferry de que hasta una docena de coches de policía esperaban que el barco atracase en Seattle. Algunos punks intentaron esconderse en los maleteros de los coches para evitar ser detenidos. La policía inspeccionó cada coche y detuvo a cinco personas vinculadas a lo que se conoció como «La infame revuelta del ferry de Kitsap». En 2018, Chris R. Looney inmortalizó el motín en un corto animado titulado precisamente así.