Somos vándalos y mucho más: los nozems y las fuerzas del «provotariado»

Vaqueros o pantalones de vestir oscuros y chaquetas negras de cuero. Gene Vincent. Vince Taylor. Presley. Motos. Drogas. Los nozems fueron los greasers holandeses y el antecedente de los explosivos provos

La irrupción del rock and roll fue un cataclismo. No solo se trataba de una música sino de un estilo de vida, la primera ocasión en que el joven y la juventud adquirían un sentido propio, un universo singular posibilitado por su acceso al mundo del ocio y el espectáculo: de los dos trajes (uno para el trabajo y otro para la misa) se pasó a la creación, mediante bricolaje, a una imagen propia. Los greasers americanos pronto tuvieron sus réplicas en casi todo el mundo, cada uno con sus propios matices.

«La mayoría fue desapareciendo, pero otros se transformaron en provos, integrándose en el llamado “provotariado”»

En Holanda, al igual que en Inglaterra, los teddy boys, el raggare sueco o el halbstarken alemán, suizo o austriaco, fue asociado a la delincuencia a finales de los cincuenta, cuando tan solo existían un puñado de ellos. Para la prensa holandesa eran «bargoens», algo así como «pandilleros», un término que se había comenzado a usar en el siglo XVII para designar a los fuera de la ley, gente de mala vida, una germanía propia. Para los primeros nozems, los seguidores del rock and roll y la cultura americana e inglesa en Holanda, recibir aquel insulto era un halago: desataron un pánico social y se les atribuyeron crímenes y revueltas que eran exageradas. Se hablaba en toda Europa de la llegada de una juventud rabiosa, convertida ya en la clase peligrosa, con el rock and roll como banda sonora y una imagen que rompía con lo establecido. Vaqueros y chaquetas negras de cuero. Gene Vincent. Vince Taylor. Presley. Motos. Drogas. Sin embargo, la sociedad holandesa no podía sospechar que con la llegada de los provos, la primera gran contracultura europea, a mediados de los sesenta, antes de que la protesta juvenil se irradiase en Francia, Alemania o Inglaterra, sí que declararía la guerra al mundo que habían heredado. Los nozems, en algunos casos, debido a su mentalidad en gran parte conservadora, no se sumaron al movimiento. La mayoría fue desapareciendo, pero otros se transformaron en provos, integrándose en el llamado «provotariado». Uno de sus manifiestos fundacionales reivindicaba al pionero nozem: «¿Qué es el provotariado? Provos, beatniks, pleiners, nozems, teddy boys, rockers, blousons noirs, hooligans, mangupi, estudiantes, artistas, inadaptados, anarquistas, los ban-the-bombers... Aquellos que no quieren una carrera y que llevan vidas poco corrientes; los que vienen de las junglas de asfalto de Londres, París, Ámsterdam, Nueva York, Moscú, Tokio, Berlín, Milán, Varsovia y que no se sienten a gusto en esta sociedad... El PROVOtariado es el último elemento de la rebelión en nuestros países “desarrollados”. El Proletariado es esclavo de los políticos. Mira la tele. Se ha unido a su viejo enemigo, la burguesía; ahora, junto a ella, conforma una enorme masa gris. En nuestro país, la nueva clase que se opone a esta masa es el provotariado. Pero el PROVOtariado no es una clase, su composición es demasiado heterogénea como para eso».

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Provos holandeses durante una manifestación

Provos holandeses durante una manifestación