William S. Burroughs y su película porno que no pudo ser
/Hubo una época en que las revistas porno dieron salida a escritores como Bukowski o Kerouac, y a feministas como Germaine Greer. Lo mismo sucedió con Burroughs, que planeó una adaptación de Los Chicos Salvajes como película porno, algo que no sucedió por falta de presupuesto
No fue el único escritor de la época acusado de obscenidad y pornografía. Otros escritores como Henry Miller, Bukowski o Kerouac, entre una larga lista, fueron acusados popularmente de obscenidad en sus distintas obras. Sin embargo, en el caso de William S. Burroughs se llegó incluso a celebrar un juicio contra una de sus obras cuando, a comienzos de 1963 un librero de Boston fue detenido y conducido a comisaría. Su delito: vender una obra considerada como obscena y, por tanto, contraria a la ley. Se trataba de El almuerzo desnudo, su obra más famosa. Ante esta situación, su editorial Grove Press, de forma hábil, decidió personarse en el proceso legal como perjudicada. El juicio, entonces, ya no sería contra un librero aislado, sino contra el libro mismo y su autor. El almuerzo desnudo fue prohibido y secuestrado en Boston, iniciándose en 1965 un proceso judicial de gran repercusión. Se trató de uno de los últimos ejemplos de censura y secuestro editorial en el mundo anglosajón bajo la acusación de tratarse de una obra contraria a la moral y, específicamente, pornográfica. Varios de sus amigos, como Norman Mailer y Allen Ginsberg, auténticos iconos de la contracultura, declararon a su favor durante el juicio de Boston, que acabó absolviéndolo, lo mismo que décadas antes sucediera con Ulises de James Joyce.
«“Como si los Días de Rabia se encontrasen con las Boggie Nights”».
Burroughs fue un asiduo de las revistas pornográficas. En una de estas publicaciones, Sucks (anunciada como «The First European Sex Paper»), se habla del trabajo de Burroughs de una manera bastante gráfica y hasta brillante: «Como si los Días de Rabia se encontrasen con las Boggie Nights».
«Incluso muchas escritoras feministas, como Germaine Greer, publicaron inicialmente artículos en algunas de estas revistas (en Sucks, por ejemplo), o simultanearon estas revistas con otras más estrictamente “políticas”»
Lo cierto es que durante los sesenta y primeros setenta numerosas publicaciones para adultos eran casi los únicos espacios en que ciertos autores podían ver publicados sus trabajos. Los nombres de los citados Henry Miller, Bukowski o Kerouac, entre muchos otros, frecuentaron las revistas pornográficas. Incluso muchas escritoras feministas, como Germaine Greer, publicaron inicialmente artículos en algunas de estas revistas (en Sucks, por ejemplo), o simultanearon estas revistas con otras más estrictamente «políticas». Tanto feministas como algunos otros revolucionarios, hicieron uso de las publicaciones sexualmente explícitas para plantear cuestiones que tenían que ver con el género, el tabú o el heteropatriarcado.
En el caso de Burroughs, situado en el contexto de la época y decidido a socavar la moralidad de su tiempo, este utilizó la pornografía como una herramienta discursiva de ataque y oposición a esa misma moral conservadora y sexualmente restrictiva que tanto detestaba. En sus libros se suceden las escenas explícitamente sexuales, mayoritariamente entre gays. Algunos de sus artículos y varios fragmentos de sus libros, fueron apareciendo en revistas de gran tirada como Mayfair, el equivalente británico a la americana Playboy y otras como Swank, una publicación para adultos donde Burroughs dio salida a alguno de sus mejores textos.
«Burroughs no veía posible dirigir una película que reflejase lo que deseaba sin un cierto presupuesto, pues no quería hacer una película porno underground al uso, sino otra cosa distinta, un artefacto que usase el sexo como lo que siempre fue para él: un arma»
Hoy sabemos que, gracias a la correspondencia del escritor con varios de sus amigos y colaboradores, tras la publicación de The Wild Boys (en castellano Los chicos salvajes, publicada por Grove Press en 1971), donde se suceden los encuentros sexuales entre los protagonistas, planeó convertir el libro en una película pornográfica gay. El escritor llegó a tener acabado un borrador de guión, concretamente 16 páginas en las que detallaba las escenas y el argumento. No llegó a tener otro título que el de The Wild Boys Film Project, tal y como figura en la documentación existente en varios archivos privados. Terry Southern, escritor y amigo personal suyo, le asesoró sobre el proyecto, que surgió alrededor del otoño de 1972 después de que, como confesase en varias cartas, Burroughs, mientras visitaba en Nueva York, acudiera en varias ocasiones a cines en los que se proyectaban películas porno, como L. A. Plays Itself o Sex Garage, dirigidas por Fred Halsted, el célebre director gay de culto.
Incluso se citó con Halsted para comentarle la idea, entregándole una copia de su novela. El proyecto no terminó ahí. Al poco, Halsted visitó Londres, donde residía Burroughs, y volvieron a reunirse para tratar el proyecto. La razón de que la idea de una película pornográfica o, al menos, sexualmente explícita, que adaptaría Los chicos salvajes al cine, no se llevase a cabo, no fue otra que la falta de financiación. Burroughs no veía posible dirigir una película que reflejase lo que deseaba sin un cierto presupuesto, pues no quería hacer una película porno underground al uso, sino otra cosa distinta, un artefacto que usase el sexo como lo que siempre fue para él: un arma.