La «sacerdotisa de Lucifer»
/En el París de entreguerras, entre el sinfín de grupos, movimiento y asociaciones bohemias y radicales, destacó la Hermandad de la Flecha de Oro, liderada por la carismática María de Naglowska, una ocultista empeñada en extender por Francia las virtudes de la magia sexual. No era francesa, sino rusa. Había nacido el 15 de agosto de 1883 en San Petersburgo. Su vida está llena de aventuras y desventuras, siempre interesada en doctrinas esotéricas. Al parecer, su primer contacto con todo este mundo fue a través de la secta de los Khlistis a la que pertenecía Rasputín y cuyos ritos incluían técnicas de magia sexual.
Más tarde, se trasladó a Italia. En Roma frecuentó un grupo de escritores ocultistas liderados por el famoso Julius Evola y a otros amigos suyos que formarán poco después el Grupo de Ur. Más tarde, entró en la Sociedad Teosófica, entonces muy popular, viajando hasta Egipto.
Sin embargo, su etapa de mayor celebridad y repercusión fue tras su llegada a París, donde existía un gran interés por todo lo oculto y esotérico. Se instaló en Montparnasse y comenzó a frecuentar los cafés bohemios, como el de la Coupole, lugar habitual de los surrealistas. Pronto inició la edición de un semanario mágico, La Flèche, en la que colaboraron Julius Evola y otros. Aparecieron 18 números, actualmente convertidos en piezas de coleccionismo. La revista se subtitulaba «Órgano de difusión del Tercer Término».
El grupo se fundó en 1931 y tenía una clara vocación feminista. En última instancia, sus adeptas perseguían la llegada de una nueva era, una época dominada por la Reina Madre, que sustituiría al Reino del Padre y del Hijo, es decir, la ortodoxia católica y su sistema de creencias. Se trataba de una especie de matriarcado divino y para lograrlo Naglowska reclutó a mujeres que llamó «sacerdotisas del amor», aptas para la fecundación moral de los hombres. Un año más tarde, en 1933, resumió estas ideas en su libro La lumière du sexe, donde describe rituales de magia sexual, inspirados en el paganismo, dirigidos por prostitutas sagradas.
En su utopía feminista, Naglowska era la «Sophia», es decir, la gran sacerdotisa del Templo del Tercer Término y cada cierto tiempo practicaba y actualizaba sus rituales sexuales, que fueron conocidos como las Misas de Oro. En uno de los rituales más importantes el adepto era colgado por el cuello, algo que aparece descrito en una de sus obras más perturbadoras Le mystère de la pendaison (literalmente El misterio del ahorcamiento) inspirado en la carta del Tarot. Su biógrafo y discípulo más directo, Marc Pluquet, cuenta que a las conferencias solían acudir en torno a cuarenta personas, y que luego, al concluir, un pequeño grupo pasaba a la sala contigua y realizaba ritos más discretos. Allí practicaba iniciaciones que ella misma calificada de satánicas. La prensa se ocupó frecuentemente de ella y un artículo en la revista Voilà la denominó «Sacerdotisa de Lucifer». Falleció en abril de 1936 en Zúrich.