Oblivon: la droga que pudo reinar

Fue comercializada durante más de una década, pero acabo siendo un fraude. En 1953 se puso a la venta un producto que se presentó como la solución definitiva para la ansiedad: «Eliminarás el terror en tus visitas al dentista», aseguraba su publicidad. La compañía British Schering Ltd. Time, que pertenecía a Aspro-Nicholas, Ltd., U.K., la vendió con mucho éxito desde aquel año hasta 1967, en plena era psicodélica y con Londres invadida por nuevos sonidos y modas lisérgicas.

Lógicamente, el nombre del medicamento provenía y jugaba con la palabra «oblivion» («olvido») y, cuando salió, fue celebrada por muchos como el remedio último y, supuestamente, no dañino para los males de la cabeza y el corazón, el final de los terrores nocturnos, un arma para la ansiedad urbanita. Se comercializó tanto como elixir o en cápsulas. La publicidad recomendaba tomarla quince minutos antes de visitar al dentista, aunque podía aplicarse a cualquier otra situación estresante.

Todo marchó estupendamente para la compañía, que se enriqueció con el producto, hasta que surgieron algunas voces que dudaban de su eficacia. En realidad, los terrores, lejos de haberse esfumado, seguían presentes. Años más tarde se descubrió que era un completo fraude, un placebo sin ningún beneficio para la salud y el sistema nervioso. En 1967 se retiró del mercado, pero los herederos del pop inglés y el swinging London tenían todo tipo de sustancias y drogas que «liberaban» y eran más «eficaces». Nosotros queremos recordar a Oblivon, ese producto fallido con un nombre tan maravilloso, como el «dulce olvido» que cantaron en 1992 los Screaming Trees.