El doloroso portazo a Trotski
/El timbre sonó hasta en dos ocasiones. Ortega y Gasset, que llevaba toda la tarde concentrado escribiendo en su estudio, desoyó la primera llamada, pero a la segunda se levantó molesto y fue hasta la puerta, deseando volver y proseguir cuanto antes con sus anotaciones. Cuando abrió la mirilla, vio a un tipo con rostro desaliñado al que no conocía en absoluto. Se hacía llamar «profesor». «¿Quién es?», pregunto. «¿Qué desea?». «Soy el profesor Tal [no recuerda el nombre que dio] y quisiera ver al profesor Ortega», dijo con lo que parecía acento germánico. «No está», contestó tajante y cerró la mirilla bruscamente. El visitante pareció titubear y luego se marchó. Ortega regresó al escritorio y, tras unos minutos, dejó su pluma y pensó que aquel hombre tenía «la cara de sierpe de Trotski» (sierpe: serpiente o culebra de gran tamaño). Al día siguiente fue cuando supo que Trotski estaba en España. Esa increíble confesión se la hizo el propio Ortega a su hijo, que fue quien la dio a conocer en José Ortega y Gasset 1885-1955. Imágenes de una vida, aunque parece ser que el profesor solía contar la anécdota a sus alumnos.
Trotski había llegado de Francia, de donde había sido expulsado el 30 de octubre de 1916. Cruzó la frontera por Irún. No fue bien recibido. Mientras buscaba la manera de dejar España, el mítico líder soviético permaneció en nuestro país cuatro meses, concretamente hasta el 14 de enero de 1917, cuando viajó en barco desde Barcelona hasta Nueva York.
Pasaron cinco años hasta que escribió sus recuerdos de su paso por España en una revista literaria, por entregas. En 1929, expulsado ya del PCUS y convertido en revolucionario «maldito», los recuerdos aparecieron en un libro, publicado por una editorial de dudosa historia y que coqueteaba con el fascismo (Editorial España). Sus recuerdos, no obstante, no fueron excesivamente halagüeños. En noviembre, con muy malos modos, la policía madrileña lo detuvo y llevó a comisaría. El periódico El Socialista dio cuenta de esta noticia y puso el grito en el cielo:
«Un socialista ruso detenido. Ayer tuvimos noticia de que un compañero ruso, recién llegado de Francia a Madrid, había sido detenido por la policía. Hemos inquirido detalles que explicasen la detención de León Trotzky, que así se llama nuestro compañero, y nos ha sucedido lo mismo que en otros casos semejantes: que nos hemos tenido que asombrar por la facilidad con que nuestra policía detiene a personas que no son delincuentes ni tienen propósitos de delinquir, fundándose únicamente en el socorrido sistema de calificar de peligroso a un individuo. [...] la policía madrileña, sin más antecedentes que los referidos, porque no puede tener otros, le ha detenido. Esto es un atropello; pero es uno de tantos atropellos que constantemente nos vemos obligados a registrar. Por nuestra parte, hemos comenzado a hacer gestiones para que el compañero León Trotzky sea puesto en libertad inmediatamente».
Una noticia que el católico periódico La Acción convirtió en un escándalo, pero no por su detención sino por la presencia de «agitadores» en Madrid en plena Primera Guerra Mundial: «¿Qué pasa? Hace días se tuvo noticia en la Dirección General de Seguridad de que un individuo ruso, llamado Bronstein Trotzky, conocido agitador en aquel imperio y evadido de Siberia, había penetrado en España hace unos días, a primeros del mes actual, suponiéndose que se encontraba en Madrid. Como el sujeto en cuestión es de los que no deben andar libremente, pues sus antecedentes no hacen esperar de él nada bueno, la Dirección de Seguridad encomendó inmediatamente el servicio de la captura del terrorista ruso a la brigada especial de anarquismo. Púsose esta enseguida en movimiento y anteayer dos agentes de dicha brigada cazaron al individuo peligroso en la calle de Preciados, en una casa de huéspedes en que habitaba desde que llegó a Madrid. Como estas confidencias las tenemos por conducto extraoficial —pero absolutamente, totalmente exacto—, toda vez que el servicio se ha llevado a cabo con la mayor reserva, hemos interrogado al comisario de la brigada de anarquismo, señor Ortiz, el cual no ha accedido, por razones que comprendemos y respetamos, a contestar nuestras preguntas. Parece ser que algunos conocidos agitadores madrileños han visitado al presidente del Consejo con objeto de recabar de él la libertad del detenido. Este continúa en la cárcel. En la casa en que fue hallado se hacía llamar León Trotzky. Tiene treinta y ocho años de edad. No necesitamos encarecer la importancia de esta detención, y esperamos que los “buenos oficios” interpuestos por los agitadores profesionales cerca del jefe del Gobierno, encuentren la más rotunda de las negativas».
Cuando lo pusieron en libertad, gracias a la presión de personajes influyentes de la capital, marchó a Cádiz:
«Las “planchas” de la Policía. Cádiz. (Miércoles, noche.) Ayer llegó, procedente de Madrid, el seudoanarquista ruso León Trotzky. Ha sido puesto en libertad por no resultar cargos contra él. Se hospeda en la fonda de La Perla Cubana.» (La Correspondencia de España, Madrid, jueves 16 noviembre 1916).
«Por toda España. León Trotzky. Cádiz. Ha llegado el agitador ruso León Trotzky, que se hospeda en la fonda La Perla Cubana.» (La Acción, Madrid, jueves 16 noviembre 1916, pág. 5.)
Posiblemente, Trotski vivió aquella etapa de su vida como fugitivo con mucho desasosiego, por lo que debió ser un alivio cuando, junto a su familia, se subió al vapor Montserrat, de la Compañía Trasatlántica, que partía de Barcelona el 28 de diciembre de 1916 y que, tras hacer escala en Valencia, Málaga y Cádiz, llegó al puerto de Nueva York el 14 de enero de 1917. Igual que el resto de inmigrantes, desembarcó en la Isla Ellis y se sometió a una rigurosa inspección médica y a los controles de inmigración. El Museo Nacional de la Inmigración de la Isla Ellis cuenta con las listas de quienes llegaban en cada barco, con los datos de identificación de los pasajeros requeridos entonces por la Oficina de Inmigración de los Estados Unidos. En la página 2 de pasajeros llegados en el Montserrat el 14 de enero de 1917, la familia Trotski figura con los números 25 a 28, y manifestó no ser ni anarquista ni polígamo:
25: Leon Trotzky, de 37 años, autor, de Rusia, procedente de Francia, París, se alojará en Nueva York en 42nd St. Astor Hotel, declara que no es anarquista, ni polígamo, que lleva más de 500 dólares.
26: Natalia Sedova, de 35 años, sus labores, con su marido.
27: Leon Trotzky, de 11 años, estudiante, con sus padres.
28: Sergio Trotzky, de 9 años, estudiante, con sus padres.